Para continuar, suscribite a Motivar. Si ya sos un usuario suscripto, iniciá sesión.
SUSCRIBITEUna de las parasitosis que corrió sus fronteras es la fasciola hepática, cuya incidencia es muy alta en la zona de pre-cordillera, Entre Ríos, San Luis, Córdoba y Corrientes. En Buenos Aires se manifiesta en Sierra de la Ventana y partidos aledaños, Cuenca del Salado, San Pedro, Zárate y Capitán Sarmiento. Pero durante 2001-2003 se detectaron casos en Azul, Tapalqué, Olavarría, Las Flores, Chivilcoy y Tandil. Hoy, 2013, se les suma Benito Juárez.
«La importancia de esta parasitosis radica en las pérdidas en producción, que pasan generalmente inadvertidas. El curso de la enfermedad es lento y los síntomas que pueden estar presentes son: reducción en la ganancia diaria de peso en animales en desarrollo (8-28%), menor conversión alimenticia y producción láctea, pérdidas reproductivas por abortos o menor eficiencia en la inseminación artificial, aparición de enfermedades relacionadas y muerte. En bovinos adultos, la lesión hepática ocasionada por esta parasitosis predispone a la presentación de la hemoglobinuria bacilar bovina», sostuvo el Dr. José Manuel Dimattia, del INTA Balcarce.
Dimattia explicó que el control de esta enfermedad difiere según la categoría del animal. «Con los adultos hay que combinar varios aspectos, como época del año, manejo del rodeo, desparasitación estratégica y vacunación contra hemoglobinuria bacilar. Los animales en crecimiento, no deberían nunca entrar en zona sucias», sostuvo.
Y agregó: «En época favorable al caracol y con casos clínicos en potreros infestados, desparasitar a los animales con triclabendazol, repetir a las 8 semanas y luego de 8 semanas usar ivermectina combinada con clorsuron o albendazole o nitroximin. Si no hay casos clínicos pero los diagnósticos son positivos, se repiten los tratamientos en octubre, enero y mayo no siendo, generalmente, necesario el triclabendazole. Siempre bajo supervisión veterinaria», enfatizó.