El precio de los huevos se convirtió en un tema de debate durante las últimas elecciones presidenciales en Estados Unidos. Sin embargo, enfermedades como la influenza aviar y la fiebre aftosa, pueden poner en jaque a la agroindustria de distintas partes del mundo.
La realidad es que el brote de influenza aviar que afectó a millones de aves en el mundo, impactó a 17 millones de ejemplares y en diciembre de 2024 otros 18 millones fueron sacrificados.
A este panorama se sumó el primer brote de fiebre aftosa en Alemania en casi 40 años, que resultó en pérdidas estimadas de 1.000 millones de euros y la prohibición de exportaciones de carne y productos lácteos. Y Ahora se agrega el brote en Hungría, que pone en alerta a la UE.
Estos brotes no son casos aislados. Según Oxford Analytica, en 2018 las enfermedades animales provocaron pérdidas de 80.000 millones de kilos de carne y 180.000 millones de kilos de productos lácteos, lo que equivale a una reducción de ingresos de 358.000 millones de dólares.
Pero el impacto no es solo económico. El sacrificio masivo de animales enfermos aumenta las emisiones de gases de efecto invernadero. Un estudio reciente señala que el control de la influenza aviar en zonas de alta prevalencia reduciría las emisiones en un 16%.
Además, evitar la enfermedad porcina PRRS permitiría ahorrar más de 420.000 toneladas de CO2 equivalente al año, el equivalente a retirar de circulación más de 230.000 autos.
En este marco, los especialistas concuerdan que la solución está en la sanidad animal. Vacunas personalizadas, diagnósticos en el corral y tratamientos innovadores son parte del arsenal tecnológico disponible. Sin embargo, el desafío es su implementación efectiva. Para ello, se necesita una mayor colaboración entre los gobiernos y la industria.
Distintas estrategias
Así es que la Unión Europea ya reconoció la necesidad de actualizar su estrategia de sanidad animal y mejorar la vigilancia de enfermedades. Pero también es crucial que los gobiernos trabajen con la cadena de valor para superar barreras, como las restricciones comerciales a la vacunación contra la influenza aviar.
Convocar periódicamente "diálogos sobre vacunación" entre el sector privado y los responsables políticos podría ser una vía efectiva para eliminar trabas y anticiparse a futuras crisis sanitarias.
Más allá de la coyuntura, el mensaje es claro: un ganado sano no solo garantiza la seguridad alimentaria y la sostenibilidad económica, sino que también es una herramienta clave en la lucha contra el cambio climático. Invertir en salud animal no es un costo, sino una inversión estratégica para el futuro de la agroindustria y del planeta.
FUENTE: Por Carel du Marchie Sarvaas - Reuters