La hidatidosis —o equinococosis quística— está reapareciendo con fuerza en Argentina, advierten especialistas y datos oficiales. Esta zoonosis, muchas veces ignorada, afecta tanto a humanos como al ganado y se relaciona directamente con prácticas veterinarias, hábitos sanitarios y políticas de salud pública que deben reforzarse con urgencia.
¿Qué es la hidatidosis y cómo se transmite?
La hidatidosis es causada por el parásito Echinococcus granulosus, cuya forma adulta habita en el intestino de perros (y otros cánidos). A través de sus heces, los perros liberan huevos que contaminan pasturas, frutas, verduras, agua y suelos. Si esos huevos son ingeridos por animales de ganadería como ovejas, vacas, cerdos —u ocasionalmente humanos— se desarrollan quistes en órganos vitales, principalmente el hígado y los pulmones.
En humanos, estos quistes pueden permanecer sin síntomas durante años hasta que crecen lo suficiente para causar dolor, disfunción orgánica o complicaciones graves.
El control de esta enfermedad requiere actitudes coordinadas: desparasitación frecuente de perros, evitar que se alimenten con vísceras crudas, lavar muy bien frutas y verduras, cercar huertas y eliminar vísceras infectadas en condiciones sanitarias.
Lo que dicen los números: entre 2019 y 2023
Según el Boletín Epidemiológico Nacional N° 694 (SE 9, 2024), entre 2019 y 2023 se notificaron 3.792 casos de equinococosis quística (hidatidosis) en el Sistema Nacional de Vigilancia de Salud (SNVS). De ese total, 2.368 (62,45 %) fueron confirmados clínicamente.
Tras una caída durante 2020 (posible efecto de la pandemia sobre los sistemas de vigilancia), la tendencia volvió a subir. En 2023 se registraron 643 casos confirmados, la cifra más alta del período analizado.
Entre los casos confirmados, se reportaron 8 muertes, lo que arroja una tasa de letalidad inferior al 1 %.
Distribución territorial
Todas las provincias notificaron casos durante ese quinquenio, aunque con diferencias marcadas en incidencia. Las jurisdicciones con mayores tasas fueron Chubut, Neuquén y Catamarca, con valores que en muchos casos superan ampliamente la tasa nacional promedio.
En número absoluto, Buenos Aires lidera las notificaciones (368 casos) pese a tener tasas más moderadas.
En el grupo etario de menores de 15 años, se detectaron 217 casos durante el mismo período, lo que señala una transmisión reciente, especialmente en zonas endémicas.
Estos datos revelan que la hidatidosis no es un problema del pasado; existe transmisión activa en muchas regiones del país.
Situación reciente y señales de alarma
En 2025, ya se han confirmado más de 640 contagios en distintos puntos del país, lo que supera el promedio anual de los últimos años.
Especialistas alertan que la enfermedad, históricamente relegada al ámbito rural, comienza a tener un desplazamiento hacia zonas periurbanas, a medida que crece la convivencia con perros infectados sin control veterinario y con escasa educación sanitaria.
En provincias como Salta, se reportaron nuevos diagnósticos en departamentos del norte, reflejando que no es solo un problema del sur o de regiones aisladas.
Desafíos, vacunación y pasos pendientes
- Subregistro y diagnóstico tardío. Muchos casos nunca se notificarán o serán diagnosticados tarde, cuando los quistes ya han generado daño orgánico severo.
- Acciones fragmentadas. Aunque existen planes de control provincial y nacional, la implementación no es homogénea. En zonas remotas, la desparasitación canina, el control de faenas domiciliarias y la educación sanitaria siguen siendo deficientes.
- Vacunación animal aún marginal. Existen vacunas (por ejemplo, la vacuna EG95 para los ovinos) con eficacia comprobada en ciertos contextos, pero su uso no se ha generalizado en Argentina.
- Limitaciones en recursos y capacidad institucional. La vigilancia epidemiológica, laboratorios y recursos humanos no suelen tener prioridad presupuestaria suficiente para atender esta zoonosis que se percibe como “lejana”.
- Necesidad de estrategia integral. La hidatidosis no puede abordarse solo desde la salud humana: exige enfoques de “Una Salud” que integren veterinaria, producción animal, ambiente y educación.
¿Qué manejo es el más adecuado?
- Fortalecer las campañas de desparasitación periódica de perros (cada 45 días).
- No alimentar a los perros con vísceras crudas y disponer de centros de faena con sistemas sanitarios adecuados.
- Ampliar la educación comunitaria, especialmente en zonas rurales, sobre higiene personal, lavado de verduras, cercado de huertas y control del perro.
- Implementar la vacunación en animales intermediarios cuando sea viable como herramienta complementaria.
- Unificar los sistemas de vigilancia y reporte, asegurando recursos y capacitación para diagnóstico temprano y monitoreo.
- Cooperación interjurisdiccional. Las provincias deben colaborar con Nación para definir zonas de riesgo, campañas conjuntas y compartir datos.
Conclusión
El avance de la hidatidosis en Argentina no es un fenómeno aislado ni pasajero. Las cifras recientes muestran un claro resurgimiento, con transmisión activa, casos en niños y expansión geográfica.
Para contenerla, no alcanza con acciones esporádicas: se requiere una estrategia sostenida, articulada y enfocada en prevención integral. La salud humana, la sanidad animal y una producción ganadera más segura dependen directamente de ello.