La gripe aviar, conocida comúnmente como influenza aviar, ha sido un problema de salud mundial persistente. Si bien el modo principal de transmisión es a través del contacto directo entre aves, un estudio reciente realizado por investigadores de la Universidad de Kyushu, Japón, ha revelado un vector inesperado: las moscas azules (Calliphora nigribarbis), que suelen estar asociadas con la carne en descomposición y las heces.
La crisis de la influenza aviar
Desde 2020, los brotes de gripe aviar han causado estragos en las poblaciones de aves de todo el mundo, con un serio impacto en la avicultura. Millones de aves silvestres han sucumbido a la enfermedad y más de 500 millones de aves de granja han sido sacrificadas.
Japón, donde incluso un solo caso de infección en una granja avícola desencadena el sacrificio de todo el ganado, se enfrentó a la asombrosa cifra de 326 brotes durante la temporada de invierno 2022-2023. Esto provocó el sacrificio de 17,7 millones de aves.
Además, algunas cepas de gripe aviar se han transmitido a mamíferos, incluidas vacas, cabras, perros, gatos y, más recientemente, a trabajadores de las granjas avícolas y lecheras. Estos últimos casos se han asociado con tasas de mortalidad alarmantemente altas.
Investigando las moscas azules
El profesor Ryosuke Fujita y su equipo centraron su investigación en una población de grullas salvajes en la ciudad de Izumi, prefectura de Kagoshima, en el sur de Japón. Durante el invierno, miles de grullas migran a esta zona, lo que las hace susceptibles a la infección. En el invierno de 2022-2023, 1.600 grullas de una colonia de 10.000 murieron a causa de la gripe aviar.
Los investigadores colocaron trampas en toda la ciudad de Izumi para capturar moscas azules, en particular Calliphora nigribarbis . A diferencia de otras especies de moscas, éstas permanecen activas durante el invierno, coincidiendo con la temporada alta de influenza aviar. Su atracción por la carne y las heces de los animales las convirtió en las principales sospechosas de transmitir el virus.
Los investigadores recogieron 648 moscas azules y descubrieron que 14 de ellas eran portadoras del virus de la gripe aviar. La mayoría de las moscas azules que dieron positivo al virus se recogieron en el sitio de muestreo más cercano a la colonia de grullas.
Vectores inesperados
Los hallazgos del equipo, publicados en Scientific Reports , destacan una nueva vía potencial para la propagación de la gripe aviar. Las moscas azules, atraídas por la carroña y los desechos, desempeñan un papel inesperado en la transmisión del virus.
En conclusión, las moscas azules, atraídas por la carroña y los desechos, desempeñan un papel inesperado en la transmisión de la gripe aviar. Comprender estos vectores es crucial para proteger tanto a la fauna silvestre como a los seres humanos que trabajan en estrecha colaboración con el ganado.
A medida que continúan combatiendo la gripe aviar, los investigadores explorarán vías adicionales para prevenir nuevos brotes y proteger a las poblaciones de aves de corral mundiales.
FUENTE: David Corredor/AviNews