Hace unos años, científicos argentinos lograron aumentar la capacidad biorremediadora de plantas para captar elementos químicos y tratar suelos y/o aguas contaminadas. Sin embargo, esta técnica hoy se está utilizando en las granjas avícolas con resultados positivos en la sanidad animal y la avicultura.
¿De qué se trata? ¿Cuáles son los resultados reales tanto en las gallinas como en la producción avícola?
En primer lugar, hay que decir que la biorremediación es una técnica que utiliza organismos vivos –ya sean microbios u hongos– para eliminar o neutralizar contaminantes del medio ambiente. Estos microorganismos utilizan los contaminantes como fuente de alimento y energía.
Para tener como referencia respecto a las granjas avícolas, se calcula que una gallina o un pollo produce aproximadamente 50 g de heces al día. Esto significa enormes volúmenes en las grandes explotaciones avícolas.
Según lo que dicen los especialistas, el biorremediador sirve para reducir la concentración de amoníaco, un gas nocivo para el sistema respiratorio; por lo tanto, disminuye la propagación de patógenos en el ambiente donde crecen y lo más interesante es que agrega valor a la gallinaza en un producto que es fertilizante, por el proceso de mineralización que generan los probióticos en los biorremediadores.
Beneficios en la avicultura
Juan Martín Gange, investigador del INTA Concepción del Uruguay, destacó que “la avicultura es una actividad intensiva que genera residuos, las aves están concentradas y tiene una carga biológica importante, tratar esos residuos tiene un costo, y el mismo se debe incorporar a la ecuación productiva, que a final de cuentas es una inversión que va a repercutir en un mejor desempeño productivo de la crianza”.
En ese sentido, la producción de excremento del ave genera contaminación, no solo en el aire por el amoníaco, sino también porque es el cultivo para otras bacterias nocivas. En esta instancia es el la que el biorremediador actúa justamente sobre esos dos procesos.
El primero elimina el amoníaco y su concentración; en consecuencia, el ave respira mejor. En el segundo, el proceso de digestión de los biorremediadores convierte el material orgánico en minerales y otros elementos positivos para el ambiente. De esta forma, se elimina la posibilidad de que crezcan otras bacterias por el crecimiento de las bacterias de los probióticos que conforman los biorremediadores.
Esto también impacta el desarrollo de microorganismos causantes de enfermedades avícolas, pues disminuye la posibilidad de que esto ocurra.
¿Cómo están hechos los biorremediadores?
Según un informe presentado en el portal Cátedra avícola Latam, los biorremediadores son formulaciones complejas que contienen una combinación de ingredientes. Incluyen una alta concentración de microorganismos biorremediadores viables, pero además enzimas puras que ayudan a iniciar la descomposición de la materia orgánica y facilitan la adherencia de las bacterias biorremediadoras en los sustratos. También contienen algunos estimulantes del crecimiento bacteriano que ayudan inicialmente al proceso de crecimiento y multiplicación de las bacterias benéficas.
En general, la gran mayoría de las cepas en los productos biorremediadores son del género Bacillus, que cuenta con miles de cepas y especies; cada una de ellas brinda un efecto diferente.
La otra manera de usarlos es en sustratos, como paja, aserrín o compost.
Mecanismos de acción
Tres son los mecanismos por los cuales actúan los biorremediadores:
- Control de gases tóxicos, como amoníaco o metano, lo cual se realiza por la mineralización de la materia orgánica;
- Competencia por exclusión, que es la lucha o control de los patógenos, pues su rápido crecimiento hace que ocupen los espacios de adherencia en los sustratos velozmente, evitando que las bacterias patógenas crezcan; y
- Acción bactericida, pues hay cepas que generan bacteriocinas que inhiben el crecimiento de otras cepas, generalmente patógenas.
¿Tiene impacto en la productividad?
Tal como se mencionaba al comienzo de la nota, el motivo principal por el cual usar esta técnica tiene que ver con el mejoramiento del ambiente y, en consecuencia, habrá una mejor salud de las aves, lo que redunda en la disminución de la morbilidad y mortalidad, de la conversión alimenticia de entre 5 y 10%, además de una mejor salud intestinal.
Otra cuestión importante es que, al utilizar un biorremediador, se convierte un desecho en un producto de valor, es decir, en fertilizantes y esto se verá afectado directamente en los costos de la siembra.
Con el uso del biorremediador, hay una reducción más o menos del 50% (un rango del 40 al 70%), lo cual impacta de forma positiva al productor, principalmente con el transporte y eliminación, así como con el problema sanitario, por ejemplo, en casos de enfermedades como la influenza aviar.
FUENTE: Cátedra Avícola Latam