lunes 20 de enero de 2025

Alcanzaste el límite de 40 notas leídas

Para continuar, suscribite a Motivar. Si ya sos un usuario suscripto, iniciá sesión.

SUSCRIBITE
Historias

Omar Alonso, un pionero en reproducción animal anclado a la cordillera

Su labor en reproducción animal impulsó la ganadería patagónica. No es profeta en su tierra, pero el veterinario neuquino recibe el mayor de los reconocimientos: el de Esteban, su hijo y colega.

8 de diciembre de 2024 - 08:00

En Loncopué, un pueblo situado en la precordillera a unos 315 kilómetros de Neuquén capital, Esteban Alonso (36) creció viendo a su padre Omar ejercer su profesión de veterinario, yendo y viniendo con ovejas, cabras, vacas, haciendo maniobras de reproducción animal y viajando por trabajo.

Acaso la pasión con la que este hombre ejercía motivó al joven a estudiar Ciencias Veterinarias en la Universidad de La Pampa. Y no fue hasta que pisó esas aulas que dimensionó quién era su padre: un pionero en los 70’ y los 80’ en no sólo en la Patagonia, sino a nivel nacional.

“Antes de empezar la Facultad yo creía que lo que hacía mi padre era algo común, que era natural. Pero cuando allá en La Pampa le contaba a mis compañeros que mi papá hacía embriones, no me creían. Algunos profesores se acercaban para preguntarme si era el hijo de Omar Alonso, y todos tenían algo para contar de él, algo que les había enseñado, el respeto por su trabajo”.

Alonso 2 - Esteban y Omar Alonso 2.png
Padre e hijo, veterinarios especializados en reproducción, en la zona rural de la Patagonia.

Padre e hijo, veterinarios especializados en reproducción, en la zona rural de la Patagonia.

Así fue que Esteban se enteró de que su padre tuvo una destacada labor en reproducción animal en épocas en las que no había recursos ni saberes aplicados, un investigador nato, inventor, formador de especialistas, un profesional valorado fuera de Argentina por su labor, pero que, lejos de aceptar emigrar, eligió quedarse anclado a la cordillera, con el objetivo de desarrollar la producción en la región.

Con semejante trayectoria, Esteban no se explica por qué su padre de 72 años, “su orgullo”, como lo define, no ha recibido reconocimientos a su trayectoria. Es que nadie es profeta en su tierra, confirma el dicho.

Entre anécdotas graciosas y también de las otras, padre e hijo hablaron con MOTIVAR.

Gente de campo

Omar Alonso es descendiente de “gente de campo” y de ahí atribuye su pasión por los animales. Se graduó en 1977 en la FCV de la Universidad Nacional de La Plata, y sus primero pasos los dio en el sector público, como parte de un proyecto de creación de un Centro de Inseminación en Neuquén que quedó trunco, y también realizando tareas de extensión, recorriendo a caballo todo el norte provincial y asistiendo a productores ganaderos en cuestiones de sanidad y manejo.

“Pero de reproducción no se hacía nada. Y a mí siempre me preocupó la problemática que había en la Patagonia, sin desarrollo en ese sentido, muy pobre”, comentó Omar.

Decepcionado por el fracaso de aquel proyecto provincial, el profesional renunció y pasó a administrar una estancia, donde encontró el apoyo y la confianza para arrancar, en principio, con inseminación de vacas, lo que marcó el inicio de su trayectoria.

Inseminación y embriología

“Con el gustito de lo que había estudiado, las ganas de hacer y con los animales a mi disposición, empecé con la ayuda de los libros a 'meter mano' y a encontrar la fisiología reproductiva de los animales, a aprender de ellos”, recordó el MV. Así fue cómo en el ‘78 arrancó probando "ideas" con la inseminación en vaquillonas y vacas vacías.

En 1983, Omar Alonso leyó un artículo de la Universidad Austral de Chile sobre embriología y allá fue para ver qué estaban haciendo. "Me abrieron las puertas, y ahí conocí a los embriones, porque de eso no sabía nada. Incluso me invitaron y me becaron para hacer una pasantía en la universidad”, recordó.

Pero no se quedó con conocer los embriones. Omar quería hacer los propios, por lo que pidió a la universidad que le facilitara instrumental. “Me trataron de loco, pero tuve la suerte de que me vendieran medios de cultivo y sondas”, rememoró.

Más suerte lo acompañó luego al volver a su pago, cuando pasó por la aduana argentina, que no permitía ingresar al país ese instrumental. Pero gracias a que un empleado lo conocía por haber ayudado a los productores del norte neuquino, lo dejaron pasar con los insumos.

En el ‘84 arrancó con las primeras pruebas de transplante de embriones “en unos animales tan ariscos, que se me daban vuelta en la manga. A algunos tuve que hacerles cirugía. Pero afortunadamente de esa experiencia nacieron los primeros terneros al año siguiente”, señaló.

“La pobreza y el ingenio”

En 1985 Omar decidió probar el transplante de embriones en cabras, pero el método que había visto en la Universidad Austral (lavado de oviducto) “no me gustó porque era muy cruento. Entonces se me ocurrió tratar de hacerlo tal como se hacía en bovinos: por aspiración interrumpida, con una sonda”.

“Yo tenía por ahí una sondita nasoesofágica para alimentar bebés y otras que había comprado no sé ni para qué. Con eso hice un injerto que me dio un resultado extraordinario. Hoy la gente que hace cirugía en ovinos y en caprinos usa esa sonda”, contó el profesional, y entre risas, reflexionó sobre “lo que puede hacer la pobreza y el ingenio”.

Alonso 3 - sonda de transferencia de embriones.png
Una de las primeras técnicas

Una de las primeras técnicas "inventadas": la sonda de transferencia de embriones en cabras.

Y a propósito, ese mismo año “se me ocurrió hacer una máquina muy mecánica para congelar embriones, siempre pensando en la pobreza de nuestra zona, y porque no teníamos electricidad ni en los tambos”.

Lo logró, “derritiendo aluminio de cables de alta tensión en una herrería que hacía herraduras. Esa experiencia me hizo aprender mucho sobre los metales, pero lo más importante es que logré hacerla funcionar y que hayan nacido corderos, ovinos y bovinos. Creo que fue el primer congelador en su tipo (mecánico) que se hizo en la Argentina, antes de que avanzara la tecnología”, recordó el profesional.

Alonso 5 - Omar Alonso y congelador de embriones.png
Omar Alonso y el congelador de embriones mecánico que inventó en los '80.

Omar Alonso y el congelador de embriones mecánico que inventó en los '80.

Haciendo huella sobre las piedras

En 1987, Omar se capacitó en Chile con un especialista francés en el manejo de semen congelado y transferencia de embriones por laparoscopía en ovinos. Cuando el profesional extranjero supo de los inventos y la labor de Alonso, le propuso emigrar a Europa.

“Me mandó los pasajes y todo, pero yo ya le había dicho que quería hacer cosas acá. Me quedé, porque mi motivación siempre fue el desarrollo de la Patagonia y poner al país a la altura de otros países que crecían, y nosotros aquí éramos muy pobres”.

La labor de este pionero en reproducción animal en el sur del país “transformó la producción ganadera en la zona, volviéndola muy eficiente en los campos ‘pobres’ que tenemos en la zona, comparativamente con otras áreas del país”, destacó Esteban.

Es que, gracias a todo el trabajo mencionado y muchas actividades más que promovió Omar Alonso en la zona, como la importación de semen y el recorrido por los establecimientos con su laboratorio móvil de cultivo de embriones, se logró un mejoramiento y avances muy importantes en cuanto a porcentajes de preñez, calidad de lana y de carne, entre otros beneficios.

Todo ello “les ha permitido a los ganaderos salir de las deudas con los bancos y hoy ser solventes. Estoy muy contento con ello. Es una gran satisfacción”, expresó Omar.

A sus 72 años, el MV continúa su labor en los campos, siempre dedicado a la rama de la reproducción animal. Y acompaña a Esteban en su especialización en el rubro.

Alonso 4 - Esteban, Bo y Omar en el ultimo SIRAC.png
Esteban Alonso, Gabirle Bó y Omar, en la última edición del SIRAC, en agosto pasado, en Córdoba.

Esteban Alonso, Gabirle Bó y Omar, en la última edición del SIRAC, en agosto pasado, en Córdoba.

Recuerda sus décadas doradas de trabajo duro, de prueba y error, las noches de vigilia, los éxitos y los fracasos. Y lamenta que más de una vez intentó desarrollar ambiciosos proyectos con el sector público, pero no tuvo eco. “Decepciones”, dice, porque “la política no ayudó”, por ejemplo, a desarrollar aquel Centro de Inseminación a fines de los ‘70, ni a crear más adelante un Centro de Reproducción en terrenos fiscales que le otorgaron, y luego se los quitaron.

Ello no quita en absoluto “el agradecimiento al sector privado” que siempre lo apoyó y valoró.

Pasión por la medicina veterinaria

“Aquí en la Patagonia hoy la profesión veterinaria está muy parada y eso es una lástima y una picardía, porque en su momento, cuando trabajábamos en embriología en ovinos, venían de las universidades de Australia a ver lo que hacíamos”, lamentó el profesional, que asegura que pese a las adversidades, no se arrepiente de su carrera, a la que define como “la pasión de mi vida”.

Mientras que Esteban siguió sus pasos por convicción, Omar desea que sus nietos “sean lo que quieran ser, basta que sean felices. Esto de la profesión es algo que se tiene que traer desde adentro, porque después vienen las frustraciones y trabajar en algo que a uno no le gusta es feo”, opinó Omar.

Y concluyó: “A la profesión la llevo en la sangre. No hubiera podido vivir jamás en una oficina, encerrado. Tampoco me hubiera ido de este lugar. La cordillera atrapa. He sido medio paisano, siempre anclado a las piedras”.

Seguí leyendo

Dejá tu comentario

Las Más Leídas

Estas garrapatas pueden causar la fiebre manchada en humanos.
El brote de Carbunclo se detectó en el noreste de La Pampa, el cuarto en la zona.
La medida surge del alerta por fiebre aftosa en 3 búfalos de agua en Alemania.
A través de FeVA, los veterinarios dicen basta a las agresiones y falsas acusaciones. video
Hablamos con el MV Gabriel Jorge Ise, supervisor de Sanidad Animal del Senasa en la zona noreste de la Pampa.

Te puede interesar