En un país donde el consumo de carnes es parte esencial de la identidad alimentaria, la carne aviar ha sabido consolidar su lugar en la mesa de los argentinos. Sin embargo, los márgenes para crecer dentro del mercado interno parecen estar alcanzando su techo. En este contexto, las reaperturas de mercados internacionales como Japón y China posicionan a la avicultura nacional ante una oportunidad histórica.
Tras una expansión sostenida entre 2000 y 2012, impulsada por el auge del consumo interno y la disponibilidad de insumos estratégicos como maíz y soja, la faena aviar en Argentina se estabilizó en torno a los 740 millones de cabezas anuales desde 2013. Aunque la producción continuó creciendo gracias a avances tecnológicos que permitieron un mayor peso promedio por ave, desde 2019 se observa una meseta. En 2024, la faena fue de 739 millones de cabezas, resultando en 2,3 millones de toneladas de carne.
Este 2025, con datos parciales de SAGyP y SENASA, se proyecta una producción cercana a las 958.000 toneladas en los primeros cinco meses, apenas un 1,9% por encima del año anterior.
Consumo consolidado
Desde los 26,6 kg por persona en el año 2000 hasta los actuales 45,2 kg per cápita, el consumo aviar mostró un notable crecimiento, posicionando a Argentina como el sexto consumidor global. Sin embargo, ese crecimiento se ha estabilizado. En 2024, el consumo aparente fue de 2,1 Mt, sin variaciones interanuales. Este dato es clave: el mercado interno muestra señales de saturación relativa.
Exportaciones o resignarse
El margen de crecimiento está del otro lado de la frontera. Las exportaciones de carne aviar, aunque modestas frente al gigante bovino, crecieron un 15,7% en volumen en 2024, alcanzando 185.000 toneladas por US$ 222,2 millones. Pero ese volumen aún está un 15,9% por debajo del promedio de los últimos cinco años, lo que refleja la tensión entre producción estancada y consumo interno en ascenso.
Vietnam, Brasil y Sudáfrica encabezaron el ranking de destinos, pero la gran novedad llegó en 2025: Japón y China reabrieron sus mercados. La resolución de barreras sanitarias, tras brotes esporádicos de influenza aviar, reafirma la confianza internacional en los estándares argentinos.
Reapertura clave
China, que en 2022 llegó a concentrar casi el 60% del total exportado, había cerrado su mercado en 2023. Su retorno en abril de 2025, con una primera compra por más de un millón de dólares, marca un hito. Japón, en tanto, volvió a comprar tras reconocer el estatus sanitario argentino ante la OMSA.
Estas buenas noticias llegan en un contexto internacional favorable: la FAO estima que las importaciones globales de carne aviar crecerán un 10% entre 2025 y 2033, traccionadas principalmente por África y Asia.
Futuro del mercado externo
Si el consumo doméstico alcanzó su madurez, y la producción encuentra límites estructurales, el crecimiento del sector solo puede venir del comercio exterior. Argentina tiene el conocimiento, la capacidad y el estatus sanitario para hacerlo. Lo que resta es una política industrial que acompañe y no frene ese despegue.
¿Está la industria avícola lista para ese salto? La oportunidad está servida. Y esta vez, el plato principal es global.
FUENTE: Franco Ramseyer y Emilce Terré (BCR)