Lo anunciamos en CIVA 2024: los cambios en la macroeconomía nacional iban a impactar fuerte en los modelos de negocios de los distintos integrantes de la cadena. Así sucedió y lo que pasa hoy con las distribuidoras de productos veterinarios tanto para grandes, como para pequeños animales, es solo una muestra de ello.
“Hay preocupación por la caída en las ventas y la baja en la rentabilidad de las empresas”, le comentaban a MOTIVAR distribuidores que operan en distintos rubros y regiones de nuestro país.
Asumiendo parte de la responsabilidad por esta situación en base a lo que muchas veces es el traslado de bonificaciones y descuentos logrados con los proveedores a “la calle”, las distribuidoras visualizan como causante de esta situación a la presión ejercida por parte de algunos laboratorios para el cumplimiento de los estimados y los convenios realizados.
Al momento de analizar los distintos rubros, el relevamiento de MOTIVAR pone sobre el tapete que la caída en las ventas durante este año, mayor en relación incluso a 2024, ha afectado más fuertemente al sector de productos para los animales de compañía que al de los bovinos, por ejemplo.
“Desde lo comercial, el panorama es complicado. No solo por el contexto, sino porque también se han ido extendiendo los plazos de pago”, nos aseguraban los referentes de distintas distribuidoras veterinarias.
En este caso, también el sector de pequeños animales da la nota.
¿Por qué? Es que si bien desde hace años los pagos (incluso desde las clínicas veterinarias) se manejaban “cortos” o incluso de contado, hoy todo se habría modificado, llegando los plazos a extenderse hasta los 30 días.
“Esto no está bien e impacta fuerte en la rentabilidad”, nos decían poniendo el foco en que, si bien la inflación no es lo que era, sigue teniendo un impacto considerable en lo que hace al manejo financiero de las empresas.
¿Y en ganadería? También hoy se ven en el mercado plazos de pago cercano a los 90 días “sin que nadie lo hayan pedido”.
Una situación compleja
Si bien desde el sector aseguran que las empresas buscan “acomodar” la situación sin desprenderse de colaboradores, o modificar los esquemas de atención y servicio a los veterinarios, es claro que el negocio cambió y algo habrá que hacer.
“Hacia mediados / fines de 2024 tuvimos que licuar nuestros stocks... Eso llevó a una sobreoferta de productos, impulsando una fuerte caída de precios”, nos decían. Y agregaban: “El mercado va a la venta de unidades genuinas: lo que vendemos no alcanza para mantener los gastos de estructura. Las distribuidoras tenemos que rentabilizar las empresas y dejar de captar mercado por precio.
Los descuentos que ofrecíamos gracias a la inflación los tenemos que dejar de entregar; debemos vender a precio de lista y solo ofrecer las ofertas que hoy nos traslada el laboratorio”, coincidían.
Lo que viene
Con precios a la baja y sin convalidar los aumentos de precios que muchos laboratorios intentaron trasladar en los últimos meses, las distribuidoras veterinarias buscan reacomodar sus modelos de negocio a la nueva realidad, sosteniendo la calidad del servicio pero sin descuidar los márgenes de sus operaciones, en función de consolidar un nuevo formato de trabajo basado en ventas “reales” y una cada vez mayor vinculación con sus clientes.