El año 2024 arrancó con todo. Muchas dudas, algunas certezas, previsiones fallidas, planificaciones que se repiten, frases hechas, aumentos, impuestos, números que cierran y otros que no tanto... ¿Y en el medio? La industria veterinaria, una vez más.
Este conglomerado conformado por laboratorios veterinarios, distribuidoras, proveedores y profesionales oficiales y privados sigue adelante, tal como lo ha hecho incluso durante un mes de diciembre en el cual no solo se produjo la llegada del nuevo Gobierno, sino también una mega devaluación, recambio de autoridades en el Senasa, feriados cambiados y brotes al por mayor si hablamos de lo que ocurrió con la encefalomielitis equina en nuestro país por esos tiempos.
Si bien en las páginas de esta primera edición del año de MOTIVAR podrán tomar contacto con entrevistas, análisis e información de altísimo valor para estar al tanto de lo que realmente ocurre en el rubro, utilizaremos las próximas líneas para transmitir el pensamiento de muchos de los empresarios, emprendedores y referentes que día a día van marcando el ritmo de lo que viene.
De la micro a la macro, ¿quién vende hoy?
Como verán en nuestro artículo de tapa, el mercado veterinario sin dudas deberá rearmarse (en pesos) luego de los últimos movimientos del dólar, el impuesto país y otros tantos ajustes y reajustes que sus distintos eslabones deberán esbozar para seguirle el ritmo a una economía sobre la cual mucho se opina y vaticina, pero poco ha podido verse en este más de un mes del nuevo Gobierno.
En ese marco, la industria parece sostener sus cimientos bien sólidos.
“Los aumentos de precio y las formas de pago van a terminar siendo validadas o no por el mercado en los meses de marzo / abril; mientras tanto serán las fuerzas del cielo las que sigan empujando las ventas de productos veterinarios”.
¿Pero a qué apunta este concepto sobre el cual diversas fuentes consultadas por MOTIVAR ponen sus fichas para los primeros meses del año?
Ni a la macro, ni a la micro, ni al dólar… ¡Al cielo! Y no por alguna cuestión mística sin sentido que más que aclarar oscurece, sino que en este caso (y para todo el sector agropecuario) el clima jugará un rol estratégico.
De hecho, en medio de una mega devaluación como la de mediados de diciembre e incluso en muchos casos sin precios de venta, los productos veterinarios “se siguieron moviendo”.
¿Y por qué? Por el clima, por los mosquitos… por las fuerzas del cielo.
“Le podemos dar vueltas y vueltas, pero cuando los años son fríos y secos se vende menos, mientras que, con calor y humedad, la demanda se incrementa”, nos decían también (incluso horas antes de que culmine el 2023) muchos referentes de la cadena comercial veterinaria.
¿Coinciden con este pensamiento?
Claro que en las empresas siguen de cerca la brecha cambiaria y los índices de inflación. Es lo que corresponde.
De cerca se sigue también el aumento de stock bovino, las exportaciones y las nuevas reglas tanto para el sector porcino, como para la avicultura nacional. Asimismo, no son pocos los que rearmaron indicadores más vinculados al poder adquisitivo de las clases medias para poder tomarle el pulso a lo que será el rendimiento del sector de productos para perros y gatos.
¿Y en el medio? El clima. Una variable capaz de combinarse con la aparición de vectores que disparan las ventas de todo aquel producto cuya repelencia pueda demostrarse.
¿Es poco? Para nada… de hecho, en diciembre fue un punto indispensable para que laboratorios, distribuidoras y veterinarias mantuvieran, e incluso recuperaran, su ritmo de venta.
No alcanza sólo con pedirle al cielo, pero que este año habrá que tenerlo en cuenta, no quedan dudas.