"Hoy estamos trabajando con un nivel de ocupación del 60-65%. De ese porcentaje, entre un 25 y 30% es hacienda propia, mientras que el resto corresponde a clientes, que incluyen frigoríficos, exportadores y abastecedores del consumo interno", agrega en diálogo con MOTIVAR.
Procedencia de la hacienda y razas
"Generalmente, el 80%-85% de la hacienda que ingresamos proviene del NEA: Entre Ríos, Corrientes, Chaco, Formosa, Santiago del Estero y el norte de Santa Fe", explica Nicola. El 15%-20% restante llega desde la provincia de Buenos Aires.
Respecto a las razas, predominan los Braford y Brangus, junto a sus cruzas –"más cuartinos que razas puras", según aclara el veterinario–, mientras que desde Buenos Aires se reciben animales principalmente de Aberdeen Angus.
"Los clientes comprenden que la sanidad representa solo un 2-3% del costo total del kilo producido, y cualquier mejora propuesta es evaluada positivamente" "Los clientes comprenden que la sanidad representa solo un 2-3% del costo total del kilo producido, y cualquier mejora propuesta es evaluada positivamente"
"Hoy está entrando ganado de entre 180 y 350 kilos", puntualiza Nicola. "Los animales más pesados, los novillitos de recría, probablemente comiencen a llegar en uno o dos meses", comenta. Sobre el peso de ingreso, aclaró que hay dos categorías: una para consumo interno: con 180 a 220 kilos, y otra con destino a exportación, entre 300 y 350 kg.
El estado corporal de los destetes es muy variable: "Los que provienen del Chaco suelen llegar en estado regular a malo, los de Formosa en regular, mientras que los de Corrientes y Entre Ríos llegan en mejores condiciones", detalla.
Un feedlot eficiente
La falta de información sobre la historia sanitaria previa de los animales impone la necesidad de un protocolo riguroso en el momento del ingreso. "El 95% de los feedlots en el país aplica alguna estrategia de sanidad de ingreso. Nosotros descansamos la hacienda entre 24 y 72 horas, dependiendo de la distancia recorrida, para minimizar el estrés", detalla Nicola.
Posteriormente, se inicia un esquema de intervenciones sanitarias integrales que incluye:
» Vacunación sistemática contra el complejo respiratorio y clostridiales, con revacunación a los 18-21 días. "Esto es clave porque las enfermedades respiratorias son una de las principales causas de mortandad y pérdida de eficiencia", señala el veterinario.
» Control antiparasitario estratégico, mediante el uso de antiparasitarios rotados según resultados de HPG. "No nos quedamos con un solo principio activo para evitar la generación de resistencias parasitarias", agrega.
» Suplementación vitamínica y mineral, aplicada al ingreso, que refuerza el estado inmunológico de los animales, afectados por el estrés del transporte, el destete y el cambio de ambiente.
» Evaluación sanitaria personalizada: cada tropa recibe un diagnóstico inicial donde se analiza su procedencia, cantidad de kilómetros recorridos, condiciones de viaje y presencia de signos clínicos, para decidir si corresponde aplicar metafilaxia preventiva.
» Aplicación de vacuna antirrábica: medida fundamental dada la ubicación del feedlot en una zona de riesgo. "La aparición de un caso de rabia bloquea todos los movimientos en un radio de 10 km. Prevenirlo con una vacuna de bajo costo es una estrategia que protege tanto nuestra producción como la de nuestros clientes", sostiene Nicola.
El plan sanitario se implementa en colaboración con el laboratorio Biogénesis Bagó, garantizando calidad de insumos y asesoramiento técnico constante.
"Cada animal que ingresa es una inversión significativa: el objetivo no es solo prevenir la mortalidad, sino evitar la pérdida de eficiencia productiva que genera cualquier enfermedad, incluso cuando no termina en muerte" "Cada animal que ingresa es una inversión significativa: el objetivo no es solo prevenir la mortalidad, sino evitar la pérdida de eficiencia productiva que genera cualquier enfermedad, incluso cuando no termina en muerte"
El rol fundamental del bañadero
Un pilar esencial dentro del esquema sanitario de Las Chilcas es el bañadero de inmersión, utilizado en el 100% de los animales ingresados.
"Cada animal pasa sí o sí por el bañadero, sin excepciones", afirma Nicola. El objetivo es claro: controlar los principales ectoparásitos que afectan la ganadería de la región, como la garrapata y la sarna.
"Mientras que la garrapata tiene cierta estacionalidad, la sarna hoy se presenta durante todo el año. Ya no podemos pensar que solo aparece en invierno", advierte el veterinario.
El establecimiento reacondicionó su infraestructura de baño, sumando controles sistemáticos:
» Medición periódica del pH.
» Verificación de la concentración de principios activos en el líquido.
» Evaluación del nivel de materia orgánica acumulada.
» Registro detallado del volumen tratado y reposición de soluciones a medida que el baño pierde efectividad.
"Gracias a esta política, llevamos cuatro años sin registrar un solo caso de sarna dentro del feedlot", destaca Nicola.
Más allá de las pérdidas de peso y las lesiones que la sarna produce, la prevención tiene un impacto directo, en la performance dentro de los corrales, en la eficiencia de conversión. "La sarna no admite descuidos: afecta al animal, al producto final y a la rentabilidad. Por eso preferimos invertir en prevención seria, sin atajos", resume Nicola.
Invertir para ganar
Respecto al contexto económico reciente, Nicola se muestra moderadamente optimista: "Los últimos dos trimestres, tanto del año pasado como el actual, mostraron márgenes positivos, con un precio de la hacienda que superó la inflación", dijo.
"Cada animal enfermo no solo implica un costo en tratamientos, sino también una pérdida de eficiencia, tiempo y dinero. Invertir en sanidad es invertir en productividad y en sustentabilidad". "Cada animal enfermo no solo implica un costo en tratamientos, sino también una pérdida de eficiencia, tiempo y dinero. Invertir en sanidad es invertir en productividad y en sustentabilidad".
Esto genera mayor apertura a la inversión sanitaria: "Los clientes comprenden que la sanidad representa solo un 2-3% del costo total del kilo producido, y cualquier mejora propuesta es evaluada positivamente", asegura. "Hoy cada ternero vale mucho. Los remates registran precios de hasta $4.000/$4.200 por kilo vivo", reflexiona.
Economía circular
El modelo productivo de Las Chilcas está basado en economía circular. "Además del feedlot, tenemos una planta de bioetanol que produce 6 millones de litros al año", explica Nicola.
El funcionamiento energético de la destilería depende de un biodigestor, alimentado con residuos de la granja porcina (1.200 madres), la agricultura y el feedlot. "El biogás generado abastece la caldera de la destilería y el digestor resultante es utilizado como fertilizante orgánico en el campo", detalla.
Este enfoque permitió reducir en un 60% el uso de fertilizantes sintéticos, favoreciendo la sustentabilidad ambiental y mejorando los rendimientos agrícolas.
Además, el uso del guano del feedlot para fertilización contribuye a mantener los corrales limpios, reduciendo el estrés animal y mejorando la eficiencia de conversión alimenticia.
Diego Nicola lo resume así: "Cada animal enfermo no solo implica un costo en tratamientos, sino también una pérdida de eficiencia, tiempo y dinero. Invertir en sanidad es invertir en productividad y en sustentabilidad".
En Las Chilcas, producción, eficiencia y cuidado ambiental caminan de la mano, consolidando un modelo de referencia para la ganadería argentina del futuro.