El aumento que registró la faena durante el último año, por la pérdida de forrajes ocasionada por la sequía, será un gran condicionante de la oferta de bovinos en el presente ciclo, sumado al faltante esperado de terneros debido al impacto registrado sobre las tasas de procreo propiamente dichas.
De los 14,5 millones de animales enviados a faena en 2023, casi 1 millón más (+7,5%) que en 2022, 2,95 millones fueron hembras adultas que salieron de producción (+24%), nivel nunca antes visto desde la última gran seca de 2009.
Al mismo tiempo, en 2023 se registró un aumento en la faena de vaquillonas que superó los 4 millones de cabezas, un 9% más que lo faenado un año atrás.
Ambos indicadores constituyen dos grandes alertas para el stock de vientres disponibles para la producción actual de terneros, que terminará impactando en la reposición del siguiente ciclo.
GANADERIA 2024 ADM ESCASEZ EN HACIENDA.JPG
Tendencia marcada y clima
Ante una condición de sequía prolongada y generalizada, si bien los primeros sistemas de engorde que se resienten son los de recría e invernada pastoril, también se ven afectados los más intensivos que involucran una mayor participación de grano en la dieta, cuya disponibilidad resulta escasa y cara ante un escenario climático semejante.
En estos contextos se da un doble efecto. Por un lado, la interrupción de las recrías con invernadas saliendo más livianas de los campos y a su vez, una aceleración de los tiempos de engorde a corral debido a los elevados costos que suponen dietas más energéticas.
Esto deriva en una suba de la tasa de extracción de categorías más jóvenes que no logran ser retenidos en engorde, limitando la producción de animales pesados.
Más allá de las adversidades el clima, esta mayor de extracción de animales livianos, especialmente en machos, se registra en los últimos 4 a 5 años por confluencia de factores como la falta de previsibilidad a largo plazo, las trabas a la exportación -principal demandan de animales pesados- y altos costos impositivos y financieros que erosionan los márgenes y obligan a acortar los ciclos.
Atentos
El desafío de la ganadería a partir de 2024 pasará justamente por administrar la escasez de hacienda. Indefectiblemente este año sufriremos el efecto conocido como “frazada corta”, la aceleración de faena animales livianos que se dio producto de la imposibilidad de continuar las recrías pastoriles sumado a un costo de engorde a corral sumamente elevado, nos llevó a “comernos” parte de la oferta futura; tendencia que, si bien se acrecentó durante el último año, no deja de ser un comportamiento presente en los últimos ciclos que debiera corregirse de modo inminente. Mayores pesos de faena implican mayor productividad del stock, mayor aprovechamiento de los recursos, y una paulatina convergencia de los estándares de producción demandados por el consumo y la exportación.