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SUSCRIBITEEl personal está capacitado, tenemos el equipamiento y los insumos para brindar una respuesta rápida ante el alerta de un caso sospechoso de influenza aviar o cualquier otra enfermedad”, declaró la MV Ana María Nicola, directora del Laboratorio Nacional del Senasa, al recibir a la prensa en Martínez, Buenos Aires.
Este laboratorio, donde trabajan 253 personas y tiene una superficie de 2.000 m2 que fue remodelada hace cinco años, es el centro de una red conformada por quince laboratorios regionales y cuatro campos experimentales, todos a cargo de la Dirección General de Laboratorios y Control Técnico.
Su importancia radica tanto en el cuidado de la salud pública como en la posibilidad de abrir y sostener mercados externos para los productos agroalimentarios de origen nacional, ya que es el lugar donde se realizan todas las tareas orientadas a garantizar la sanidad animal, la sanidad vegetal y la inocuidad alimentaria tanto en los mercados internos como de exportación.
Hasta allí llegó MOTIVAR para participar de un recorrido por las instalaciones y una conferencia de prensa exclusiva para medios del sector junto con Nicola y con el vicepresidente del Senasa, MV Rodolfo Acerbi.
El intercambio tuvo algunos puntos sobresalientes, entre ellos, la gestión para la compra de insumos importados, la necesidad de contar con personal calificado y el troceo de la carne vacuna para el mercado minorista. Otro tema destacado del encuentro fue la reacción del Senasa ante el posible ingreso de la influenza aviar en el territorio argentino, tema que desarrollamos en la edición de enero 2023 de esta publicación.
Las autoridades subrayaron la inversión realizada recientemente, incorporando equipamiento de última tecnología que incluye Procesador – homogeneizador de Tejidos y Micrótomo para el diagnóstico de BSE, dos equipos de cromatografía líquida acoplado a detector de espectrometría de masas en tándem (LC-MS/MS) para análisis de residuos de sustancias prohibidas y multiresiduos de medicamentos y pesticidas; un Sistema de Cromatografía líquida de Ultra-Alta Performance con detector espectrométrico de Masas triple cuadrupolo.
Además, el Banco Interamericano de Desarrollo otorgó fondos para la compra de equipos, la modernización de las instalaciones del laboratorio central, la incorporación de nuevas tecnologías, el fortalecimiento de los laboratorios regionales y la actualización y unificación de los sistemas informáticos.
El laboratorio está dividido en dos grandes sectores, pertenecientes a las direcciones de Laboratorio Animal y Vegetal.
Guiados por Rodrigo Balzana, director del Laboratorio Animal, conocimos un laberinto blanco y celeste (compartimentado para resguardar la seguridad de cada movimiento), donde se controlan alrededor de 50 enfermedades, con diferentes grados de bioseguridad. Allí se realiza: diagnóstico de enfermedades infecciosas, con tecnología para realizar pruebas por método serológico y molecular; control de calidad y eficacia de productos biológicos para uso en animales destinados tanto al mercado nacional como de exportación; control de residuos químicos en animales para consumo humano y control de inocuidad y calidad de los alimentos de origen animal, y análisis de presencia de productos alérgenos, soja y gluten, entre otros.
La seguridad está presente a cada paso. Cada sector está separado de los pasillos centrales con doble puerta, y la segunda no se abre hasta que esté cerrada la primera.
“Se trabaja con presión negativa, entre menos 100/150 pascales, en relación a la presión atmosférica. Así funciona como una bomba de vacío que evita que lo que está dentro pueda salir”, explicó Nicola ante la pregunta de MOTIVAR por la bioseguridad.
“Este laboratorio es un nivel 4 OMSA, lo que significa que para todo lo que es medicina veterinaria tenemos la máxima seguridad para trabajar con el virus de la fiebre aftosa, que requiere una serie de requisitos más estrictos que otros patógenos”, puntualizó.
En todos los sectores hay muchísimos controles, ya que se trabaja con brucelosis, tuberculosis, influenza aviar, peste porcina africana, carbunclo y otros tantos virus que bajo ninguna circunstancia pueden salir al exterior y contaminar el medio ambiente.
Pero la fiebre aftosa requiere de mucho más control. “Nada puede salir de aquí con vida”, enfatizó Nicola al contar todos los detalles, que repasamos a continuación: