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SUSCRIBITE Al aumento de la incidencia de la parasitosis conocida como sarna de los bovinos registrada en los sistemas productivos de carne y de leche generó una fuerte preocupación hacia el interior de la comunidad veterinaria de la región pampeana, que a través de sus equipos e inclusive también de la mano de investigadores científicos, alertaron sobre la necesidad de generar un protocolo unificado –que involucre también al Estado– para enfrentar esta problemática, y detener conjuntamente la sangría de pérdidas económicas que se generan como efecto directo.
Se trata, esencialmente, de una enfermedad con dos aristas complejas, que se desarrollan de forma simultánea, y exigen requerimientos e intervenciones diferentes, tal como publicó MOTIVAR en artículos recientes.
Por un lado, si bien los endectocidas (Avermectinas y Milbemicinas) registraron históricamente un nivel de alta eficacia mediante aplicaciones subcutáneas, en la actualidad se han confirmado casos de animales que “desarrollaron resistencia al principio activo”. Pero, por otro lado, el aumento de la incidencia está vinculado de manera notable, también con “fallas asociadas a la inapropiada aplicación de los productos, y al mal manejo de los animales luego de que se efectúan los tratamientos”, tal como publicaron recientemente los MV. César Fiel y Pedro Steffan, en un documento mediante el cual jerarquizaron siete ejes de trabajo para desarrollar un programa que permita la erradicación de la sarna en los establecimientos.
En primer lugar, para los veterinarios que deban hacer frente “a casos confirmados agrupados”, el informe destaca como acción prioritaria “obtener muestras de piel por raspado profundo en los bordes de las lesiones dérmicas” para ejecutar un correcto diagnóstico, que trascienda la observación clínica, y que –a su vez– permita detectar la potencial coexistencia de infestaciones por piojos, para ajustar el tratamiento en función de esta variable.
Respecto de las fallas de los recursos humanos en el desarrollo de programas de erradicación, se indicó como ejemplo que Nueva Zelanda y Australia lograron poner un alto a la enfermedad con “acaricidas técnicamente inferiores” pero utilizados bajo “estrictas regulaciones sanitarias”.
En esta línea que hace especial énfasis en los métodos utilizados por los profesionales, y en la gestión o manejo del rodeo, los especialistas indicaron en el documento publicado que, cuando se confirma el diagnóstico de sarna “todos los animales del rodeo deben ser tratados”.
Al respecto, agregaron: “En la práctica, suele tratarse solo a los animales más afectados por la parasitosis”.
Y, al incurrir en este último error, se logra aliviar circunstancialmente a los animales que reciben tratamiento, pero no se logra erradicar la presencia de la infestación parasitaria.
Sobre los aspectos específicos de aplicación de fármacos, señalaron los veterinarios en el informe: “El tiempo en que los endectocidas logran la eficacia absoluta (100%) sobre las infestaciones por Psoroptes bovis depende de varios factores, aunque la concentración de la formulación aplicada es uno de los más importantes. Las formulaciones al 1%, logran la eficacia absoluta poco antes de los 14 días pos tratamiento, mientras que las de alta concentración (3.15-4%) a los 21-28 días. Por esto, no se deben mezclar tropas hasta 2 semanas posteriores a la aplicación de los productos con concentraciones al 1% y esperar 4 semanas para los de alta concentración (3.15 – 4%)”.
“Los endectocidas se deben aplicar por vía subcutánea, lo que garantiza la correcta farmacodinamia; y el volumen de dosis es usualmente bajo, por lo que es necesario asegurar que la totalidad del producto inyectado quede en el tejido subcutáneo. Para lograrlo, se debe trabajar despacio sobre cada animal, formando con la mano libre un pliegue sobre la piel de la tabla del cuello o la zona retroescapular, y luego inyectar.
Este procedimiento evitará el típico ‘chorreado’ que se puede generar”, agregaron. A su vez, también, explicaron la necesidad de la correcta conservación de los fármacos, junto con el diseño de estrategias específicas frente a “situaciones críticas donde es dificultoso encerrar animales para su tratamiento sin que se generen problemas colaterales”.
A su vez, luego de ejecutar la aplicación de los fármacos, considerando las “fallas de eficacia de los endectocidas sobre infestaciones de sarna que se han reportado en los últimos años” desde Fiel & Steffan Consultores Asociados indicaron que un plan severo contempla también la confirmación del resultado final del tratamiento en cada establecimiento ganadero: “Se recomienda realizar raspados de piel de los bordes de las lesiones causadas por el ácaro; especialmente, de algunos animales que no muestren una reversión clínica evidente a los 14 días post-tratamiento con formulaciones 1%, y 28 días con 3.15-4%. Si el tratamiento resultó con la eficacia esperada, no se deberán observar ácaros vivos, en cualquier estado de evolución durante la inspección de las muestras con lupa/microscopio”.
Las barreras de defensa en una hacienda son factores determinantes.
Y, en este punto, evidencia especial importancia la estrategia sanitaria creada para controlar el ingreso de tropas nuevas, externas, al sistema de producción.
En segundo orden de prioridad aparece el cuidado de los alambrados perimetrales, donde “el contagio es factible” porque los animales se rascan allí, dejando desprendimientos de piel y de pelos con hembras ovígeras que pueden reinfectar, inclusive catorce días después de abandonar su hospedador.
Por último, respecto del retorno a técnicas que habían sido descartadas ante la alta efectividad de los endectocidas –según sugieren los especialistas en su documento– actualmente, en establecimientos que registren fallas reiteradas con estos medicamentos, y también especialmente en sistemas de engorde intensivo, “debería evaluarse la construcción de baños para inmersión, y su utilización preventiva durante el final de verano, o durante el arribo de las tropas (Ver recuadro)”.
El documento de la consultora Fiel & Steffan subraya como posible medida de acción la utilización de bañaderos, en una línea coincidente con las postulaciones de otros médicos veterinarios e investigadores, quienes señalaron también el resurgimiento de este técnica que tuvo su auge en la década de 1980, enmarcada en un plan nacional de erradicación de la sarna bovina.
Al respecto, el informe describe: “Hace 40 años, los antisárnicos se ofrecían exclusivamente en formulaciones para utilizarlos en baños de inmersión o aspersión; la progresiva falta de bañaderos y equipos apropiados para su aplicación han condicionado seriamente su utilización en los sistemas actuales de producción”, que se volcaron a la utilización de los endectocidas por la alta efectividad.
Sin embargo, el retorno a los bañaderos en la actualidad es evidente. Por su parte, Adrián Lifschitz, docente de la Cátedra de Farmacología en la FCV de la Universidad Nacional del Centro e investigador del CIVETAN (CONICET) en Tandil, dijo en un reportaje reciente con MOTIVAR: “Se empiezan a construir bañaderos en distintas regiones, en lo que actúa como un reposicionamiento de los tratamientos de inmersión propiciados por el doctor Jorge Núñez, hace casi cuarenta años, para lograr la erradicación en los establecimientos. La sarna es una enfermedad del campo con la cual es muy difícil convivir. No podemos dejarla dentro del campo”.
Similar idea expresó, en otra entrevista con nuestro periódico el MV. y asesor ganadero Miguel Mejía, quien concluyó: “Comenzamos a observar la construcción de bañaderos de inmersión en zonas donde los mismos no formaban parte del paisaje de los campos ganaderos; puntualmente, en feedlots, donde los equipos de veterinarios debaten en la actualidad los protocolos a emplear”.