Los parásitos internos afectan a los bovinos generando mermas significativas en la ganancia de peso cuando los programas de control son deficientes. Si bien la enfermedad tiene un comportamiento dinámico, el control basado en la aplicación de antiparasitarios se viene realizado con escaso apoyo en el diagnóstico y asesoramiento profesional en el campo.
Esto derivó en tratamientos múltiples y/o “prefijados” en la mayoría de los establecimientos ganaderos con escasa rotación de principios activos, generando serias consecuencias, como lo es el desarrollo de resistencia de las poblaciones de parásitos a diferentes principios activos.
Esta problemática viene tomando peso desde hace varios años. Por este motivo, profesionales y especialistas en sanidad animal siguen capacitando constantemente a sus colegas, porque -para que la información llegue correctamente al productor- debe ser a través de veterinario.
A la distancia
Mediante un Webinar del cual participaron profesionales de distintas partes del país, el MV Miguel Buffarini, del INTA Gral. Villegas, compartió claves para controlar los parásitos de manera eficaz, a largo plazo, con el objetivo de evitar pérdidas productivas y minimizar la resistencia a las drogas, sin contaminar el medioambiente, ni afectar al producto final -leche o carne-.
El referente puso sobre la mesa los temas que se conocen hasta el momento.
Entre ellos, se destaca el conocimiento de la enfermedad -parásitos, ciclo de vida, cómo afecta al bovino y las pérdidas que ocasiona-, los antiparasitarios disponibles, los inconvenientes en el control -resistencia e impacto ambiental-, las estrategias de control, las buenas prácticas y la capacidad de diagnóstico.
“Si nos preguntamos qué necesitamos para lograr un control sustentable, tenemos que mirar estos pilares y actuar eficientemente”, declaró Buffarini y agregó que son instrumentos importantes para evitar pérdidas.
Dentro de los posibles perjuicios de un mal tratamiento, aclaró que hay algunos “que se ven”, como las parasitosis clínicas, donde el animal pierde estado corporal, tienen diarrea, anemia, edema submandibular y más.
“Cuando ocurren este tipo de síntomas, podemos decir que el animal pierde entre 30 y 40 kilos”, explicó.
Por otro lado, existen las parasitosis subclínicas y las pérdidas “que no se ven” pero impactan en la ganancia de peso, rendimiento en res, producción láctea, mayor susceptibilidad a enfermedades, etc. “Estos últimos síntomas, en cambio, hacen que el animal pierda entre 10 a 20 kilos”, aseguró.
Para poner en números, el MV analizó un caso típico de la región pampeana donde calculó las pérdidas potenciales en la recría por no utilizar antiparasitarios (Ver Esquema N° 1).
“En el primer caso, debido a las parasitosis clínicas tenemos pérdidas de 12 cabezas por cada 100 y en las subclínicas, 6 por cada 100. Es una pérdida de rentabilidad muy importante que demuestra la importancia que tiene controlar los parásitos”, sostuvo.
Esquema N° 1. Cálculo de pérdidas en la recría por no utilizar antiparasitarios en sistemas pastoriles.
Ternero ingreso |
180 kg |
Ganancia diaria (GPD) |
0,500 kg/día |
Días/año |
300 días |
Ganancia anual |
150 kg |
Total kg/año |
330 kg |
Peso promedio anual |
255 kg |
Pérdidas por parásitos |
-20 % de la ganancia |
-30 kg animal/año |
100 animales |
-3000 kg/año |
Pérdidas |
-11,8 c/100 animales promedio |
Pérdidas por parásitos |
-10 % de la ganancia |
-15 kg/animal/año |
100 animales |
-1500 animal/año |
Pérdidas |
-5,9 c/100 animales promedio |
Un problema serio, pero con buenas expectativas a futuro
“Si miramos el avance de la tecnología desde hace muchos años, en el año 2000 se realizaron los primeros diagnósticos de resistencia a Ivermectina junto con una alta prevalencia en las principales zonas ganaderas”, relató el especialista del INTA. Y avanzó: “Cuatro años más tarde, apareció la presencia de la resistencia masiva en muchos campos a múltiples fármacos, y desde ahí fueron todas malas noticias. Comenzaron a darse graves consecuencias productivas por la resistencia justamente, y un aumento de casos clínicos y mortandad por falta de eficacia en el control”.
Para cambiar la forma de combatir a estos parásitos -de una manera sustentable- Buffarini expuso las buenas prácticas de control y manejo para cortar de raíz el problema.
“En todo sistema de producción tenemos dos momentos claves: el ingreso o destete (tratamiento inicial) y el ingreso al corral de terminación. Entre medio tenemos la recría y ahí hay que apuntar el máximo de los esfuerzos”, sostuvo.
Y resaltó: “Debemos hacer el diagnóstico, saber que drogas están funcionando y tratar con las más efectivas”.
“La recomendación que hacemos es tratar con Levamisol o combinar con Ivermectina al ingreso y en la terminación a corral, utilizar Ivermectina + Bencimidazol ó Ivermectina + Levamisol”, sostuvo, dejando en claro que la rotación es muy importante siempre y cuando se utilicen drogas eficaces.
Además, realizar el diagnóstico cada 30-35 días y dependiendo de la cantidad de lotes y animales, se debería hacer una determinada cantidad de muestras (entre 10 y 20 muestras).
Como conclusión, Buffarini puntualizó que los perfiles epidemiológicos desarrollados en relación con la evolución del HPG y géneros principales estuvieron afectados por los controles antihelmínticos y la eficacia de estos.
Además, la población de parásitos establecida durante la etapa pre corral evaluada por los distintos niveles de HPG de los testigos puede generar impactos sobre las ganancias de peso durante el confinamiento.
“Durante el confinamiento, las características energético – proteico de la dieta podrían haber afectado la respuesta inmunológica y ser responsable de niveles de HPG más elevados y las menores ganancias en el testigo del sistema pastoril-confinado”, resaltó. Y recomendó: “A nivel práctico, el confinamiento temporal puede ser sumado como una herramienta en el control sustentable pero condicionado a la eficacia del control antihelmíntico previo”.