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A comienzos de año, medios locales e internacionales se hicieron eco del nombramiento del médico veterinario argentino, Manuel Otero, al frente del Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura. Ya instalado en el cargo que ocupará hasta 2022, el profesional que fuera vicepresidente del INTA y Consejero Agrícola de nuestro país en los Estados Unidos dialogó con MOTIVAR a fin de difundir los principales desafìos que se ha propuesto.
“El IICA es una institución comprometida con el desarrollo agrícola y el bienestar rural. Creada hace 75 años y con fuerte presencia en todo el hemisferio, tiene por función principal proveer cooperación técnica para ayudar a superar los obstáculos que limitan el desarrollo sectorial en los países de la región”, explicó Otero. Y avanzó: “Tenemos la posibilidad de aprovechar el escenario internacional y consolidarnos como actores fundamentales, no solo para seguridad alimentaria y nutricional del planeta, sino también para su sostenibilidad ambiental”.
En cuanto a los temas pendientes, fue contundente. “Debemos resolver cómo reducir la pobreza rural, cómo ayudar a viabilizar el trabajo de la agricultura familiar, cómo enfrentar las consecuencias del cambio climático y seguir aumentando la productividad con el uso racional de la tecnología”.
¿Cuál es el rol que debe desempeñar la agricultura en los países de la región?
Tengo una visión optimista. Creo que estamos ante una gran oportunidad que no podemos desperdiciar. El mundo necesita alimentos, que en nuestro hemisferio se promueva el desarrollo sustentable y que cuidemos nuestros recursos naturales esenciales. Esto depende de nosotros. Es la hora de la agricultura, tenemos que transmitir una visión optimista y superadora.
A veces me preocupo cuando se habla de la agricultura como un sector solamente restringido a la oferta de commodities, donde predominan las malas noticias. Creo que hay una responsabilidad de comunicar que la agricultura está siendo objeto de enormes transformaciones, sobre todo desde el punto de vista tecnológico. Desde el IICA, tenemos que transmitir que la agricultura es vida, es el futuro de nuestro hemisferio y que van a haber enormes oportunidades en las zonas rurales para atraer a jóvenes y mujeres, para generar nuevos empleos, para proveer ingresos para nuestras economías.
Obviamente que hay limitantes, enfatizaría que nuestros gobernantes tienen que convencerse de que este es un sector no solo estratégico, sino absolutamente prioritario para el futuro de todos los países de la región. Esto que parece estar claro en algunos países del Sur, en la Argentina, no esta claro en algunos países de Centroamérica y el Caribe. Además, tenemos que construir estrategias que sean realizables y en las cuales podamos construir condiciones para que se adopte toda la tecnología disponible, para que haya estrategias de extensión, para que las políticas tengan el verdadero impacto en favor de los productores y de las cadenas productivas.
¿De qué depende que se pueda avanzar?
Mucha voluntad política, claridad, menos clientelismo y más acciones concretas para trabajar con todos los eslabones. De nosotros depende, e insisto, esta es la hora de la agricultura de las Américas.
¿Y en el campo de la ganadería?
Podemos tener dudas sobre la evolución de los precios agrícolas para los próximos 10 años, pero de lo que no hay ninguna duda es que el mundo, que está incrementando las franjas de clase media, va a consumir cada vez más proteína. La ganadería tiene que ser uno de los puntales del desarrollo agropecuario y rural.
Esto está claramente visto por las importaciones en la Federación Rusa y ahora en China, entonces tenemos que estar preparados con lo mejor de nuestros recursos genéticos, manejo y sobre todo de nuestra sanidad, para poder incrementar la población ganadera, porcina, avícola y acuícola.
Es difícil generalizar, pero me parece que debe haber políticas de incentivos, sobre todo en el caso de Argentina, para expandir nuestra base ganadera, y mucho más importante que eso, utilizar las mejores prácticas en el campo de la sanidad, del manejo y de la genética para ser vistos como los grandes oferentes de proteína animal de cara al futuro.
Los cuatro países que conforman el Mercosur están llamados a ser el bloque proveedor de proteína animal para todo el mundo.
¿Cómo ve los potenciales productivos que aun resta alcanzar?
A nivel general, daría la impresión que los ganaderos prestan más atención al tema de precios o a la nutrición, pero no se dan cuenta que hay un enemigo silente que está dado por los bajos índices reproductivos o de ganancias de peso que se deben a enfermedades que afectan los índices de preñez, de parición o que generan mortandad de nuestros terneros.
Es necesario hacer campañas divulgativas para poder evidenciar los enormes perjuicios económicos que estos nos causan y la necesidad de tomar medidas correctivas. Esto lo digo no como veterinario que soy, sino como un hombre comprometido con la producción que entiende que a través de la sanidad se podría dar un salto, no solo en cantidad sino también en la calidad de la proteína que producimos. El IICA está comprometido con este tema. Es fundamental que, en las agendas de cooperación de los países, de los Ministerios, nos hagan llegar esta preocupación para que podamos elaborar documentos estratégicos, acciones de capacitación y difundir buenas prácticas ganaderas.
¿Cuál será el rol de las enfermedades como limitante del comercio internacional?
La presencia de enfermedades puede ser un obstáculo serio a la decisión de promover las exportaciones en el ámbito del comercio internacional, por eso es que necesitamos un Senasa que sea visto como una institución moderna que promueve políticas sanitarias de manera cada vez más efectiva. Al mismo tiempo necesitamos una acción vigilante por parte de nuestros ganaderos y de nuestras asociaciones para que todos juntos podamos estar haciendo un seguimiento sobre el tema de la presencia de enfermedades sobre los rodeos.
Quiero remarcar que el cambio climático está cambiando las zonas productivas y el mapa de las enfermedades, y esto requiere de mucho monitoreo, seguimiento, y de sistemas de alerta sanitaria temprana para tomar la ofensiva.
¿Cuál es su opinión sobre el impacto climático sobre las producciones?
El cambio climático llegó para quedarse. Los productores deben estar conscientes de que este es un tema fundamental y que hay tomar medidas de mitigación, pero, sobre todo, de adaptación a esta nueva contingencia.
Si bien al sector agropecuario se le asigna como responsabilidad un 30% de los gases de efecto invernadero, con base en estudios que se están realizando en la Argentina se determina que, en el caso de la producción ganadera, cuando se calcula el efecto del secuestro de carbono a nivel de las raíces de las pasturas, se ve que nuestra responsabilidad es mucho menor. En todo caso, lo que tenemos que tener claro es la importancia de desarrollar nuestras propias estadísticas y métricas y no estar sujetos a lo que nos digan expertos de otros países.
¿Cuál será el rol de los veterinarios en el futuro de la producción de alimentos?
La tarea del veterinario va a estar cada vez más unida a esa nueva visión que planteó la OMS, Una Salud. El veterinario tiene que ser consciente de que al trabajar por y para la salud animal, debe estar pensando también en la salud humana y la de nuestro planeta. Tiene que tener una visión amplia e integradora.