Tienen razón. Es cíclico.
El sentimiento de desilusión, la amargura por no cumplir el objetivo y esa extraña sensación de haber soñado con algo que se nos filtra entre los dedos dura, más o menos, cuatro años. Un Mundial.
Seguramente cuando estén leyendo estas breves líneas, la Copa del Mundo que se está desarrollando en Brasil habrá empezado y con ella, la puesta en marcha de un nuevo sueño.
Hombres, mujeres, chicos y ancianos estaremos prendidos al televisor, a la radio, a una Tablet o al celular, siguiendo los resultados de países que ni siquiera sabíamos que jugaban al futbol y añorando que ese Messi al que tanto criticamos meses atrás logre, junto a todo un equipo, traernos ese trofeo que a todo argentino le gustaría alzar entre sus manos frente a una Plaza colmada de compatriotas.
Pero en el medio pasan cosas y las personas comunes, como todos nosotros, tendremos que seguir trabajando y esforzándonos por lograr el mejor resultado factible de ser alcanzado en las actividades que cada uno desarrolla.
Más allá de esto, el Mundial no pasará desapercibido.
De hecho, hemos venido escuchando desde hace ya varios meses (fundamentalmente después de la última devaluación de nuestra moneda en enero) que «habrá que esperar a que termine ese torneo para ver qué pasa…»
¿Para ver qué pasa? ¿Siempre hay que estar esperando a ver qué pasa?
Pasaron inviernos, veranos, mundiales, años puente (como el que viene) y gobiernos. Y la realidad es que a nivel general todo sigue; o todo pasa, como para seguir a tono con los más futboleros.
Retomando el tema, percibimos en el sector algo que podríamos definir como «estados emocionales cortoplacistas» en los cuales se sustentan o promueven acciones que deben dar resultados inmediatos puesto que, caso contrario, se dejan de lado para buscar nuevas alternativas, sin medir las consecuencias del cambio.
Nadie duda de la voracidad de los tiempos que corren, pero realmente se percibe en el mercado la sensación de que nada alcanza, de que todo podría haber sido mejor y que estamos (en cada momento) desperdiciando cientos y cientos de iniciativas que no terminan de desarrollar el potencial imaginado.
Ahora bien, lejos de ser un reproche, ni nada que se le parezca, desde este medio siempre promoveremos y apoyaremos las acciones y visiones de -al menos- mediano plazo, que puedan ir fortaleciéndose en base a pequeños logros y en las cuales se pueda detectar un objetivo claro y concreto que no varíe mes a mes.
El Mundial ya empezó y quédense tranquilos que pasará.
Nada podemos hacer al respecto; sólo esperar que esos once tipos que entran a una cancha, ganen siete partidos y traigan la Copa.
¿Y después?
A trabajar, con la misma ilusión de todos los días…
(Ojalá se nos dé).
miércoles 29 de noviembre de 2023