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PRESERVICIO: ETAPA CLAVE PARA DETERMINAR RESULTADOS

¿Ya se empezó a vacunar el rodeo frente a enfermedades reproductivas?

Con 27 millones de vientres sobre los cuales trabajar, en Argentina se aplican menos de 12 millones de dosis contra el complejo. No es casual la baja performance reproductiva que vive la ganadería.
Por FERNANDO CALVETE 31 de agosto de 2013 - 23:35

Acercándonos al final de la temporada de pariciones y con la llegada de la primavera, entramos en el período preservicio dentro del calendario productivo, etapa en la que debemos tomar decisiones claves para asegurar la producción a futuro.

Sin dudas es en este momento -más que nunca- cuando se tiene que hacer hincapié sobre los tres pilares que sostienen la actividad ganadera: nutrición, manejo y sanidad.

En la medida que las acciones sean acertadas, mayor será el resultado tanto desde lo productivo como, obviamente, en lo económico para productores y profesionales.

 

La sanidad y los índices

Enfocándonos lógicamente en este rubro, una de las medidas centrales es trabajar sobre los rodeos para evitar las consecuencias negativas de las enfermedades reproductivas, entre las que se encuentran IBR, DVB, campylobacteriosis, leptospirosis, brucelosis, tricomoniasis y neosporosis, por ejemplo.

ACCION PARA CONTROLAR EL CARBUNCLO

En línea con la baja implementación de profilaxis vacunal -cuestión que lamentablemente no se restringe a las enfermedades reproductivas-, cabe destacar la preocupante disminución en la prevención del carbunclo bacteridiano (situación que se evidenció en los últimos años) y la también preocupante aparición de brotes de Antrax que han surgido en las zonas de Azul, Laprida y Olavarría, entre otras, a comienzos de 2013.
Suele escucharse que la ganadería no pasa por su mejor momento, se habla de la falta de incentivos, precios atrasados y demás cuestiones que parecen justificar la desinversión a la que se enfrenta la actividad. Sin intención de poner en dudas todas estas argumentaciones, e incluso compartiendo muchas de ellas, no sólo se justifica sino que se hace indispensable minimizar todos los riesgos que atenten contra nuestra producción o nuestras fábricas de terneros: los vientres.
Es vital trabajar para lograr más terneros y también proteger a los vientres para que puedan continuar produciendo.
Por todo lo dicho es que se ha lanzado la campaña «CDV contra el carbunclo», en la cual no sólo queremos trabajar en la prevención de las enfermedades reproductivas, sino además concientizar al productor acerca de la necesidad de prevenir aquellas que son fácil y eficazmente controlables como esta zoonosis.
En este marco, la empresa ofrece la posibilidad de que a todo aquel animal que reciba una dosis de viral reproductiva del laboratorio, se le aplique sin costo alguno una dosis de carbunclo para complementar el plan sanitario.

Para evitar el impacto negativo de las mismas hoy contamos con herramientas efectivas tanto para su prevención, como para su control.

Estos agentes causan pérdidas que pueden ser directas y palpables (mortandad o abortos) o bien indirectas y ocultas (manifestadas a través de repeticiones de celos, bajas en los índices reproductivos y costosos tratamientos).

Pero, así sean directas o indirectas, finalmente son mermas que disminuyen la eficiencia del rodeo y, por consiguiente, afectan directamente la rentabilidad de la producción pecuaria.

Veremos más adelante -en cifras- que no es casual que el porcentaje de destete a nivel nacional ronde el 63%, cuando establecimientos de punta alcanzan índices superiores al 85%.

Esos 20 puntos de diferencia representan unos 4 o 5 millones de terneros al año: más de $5.000 millones que se pierden por no trabajar sobre la sanidad y la eficiencia reproductiva.

Es de vital importancia contar con el asesoramiento de un profesional veterinario que, conjuntamente con el productor y el apoyo de un laboratorio de diagnóstico, determinen la real situación sanitaria que presenta cada establecimiento. Resulta fundamental, a la vez, realizar controles de enfermedades venéreas a los toros previo al servicio, de modo de minimizar la exposición de nuestros vientres a estos agentes, sobre todo en este momento.

Estamos frente a la época ideal para implementar planes de vacunación y así prevenir las consecuencias que este complejo de enfermedades reproductivas producen. ¿No les parece?

 

A los números

Frente a las bajas en los índices reproductivos -que repercuten directamente en la economía de la empresa ganadera- y contando con la herramienta más económica y efectiva (la vacunación), resulta difícil entender que el mercado de vacunas reproductivas en Argentina ronde los 10 a 12 millones de dosis, cuando se calcula que el potencial de aplicación de las mismas rondaría los 35 millones de dosis. Esto, si tenemos presente que actualmente entre vacas y vaquillonas contamos con 27 millones de vientres.

Vemos ahora que no es casual, entonces, la baja performance reproductiva que padecemos.

Haciendo una cuenta rápida entre la diferencia de las dosis aplicadas versus las potenciales y las posibles mejoras que a lograr por medio de la prevención, podemos decir que para el rodeo nacional necesitamos hacer una inversión de $100 millones en prevención, con un potencial de retorno de $5.000 millones por aumento de la zafra de teneros, a través de la disminución del impacto de las enfermedades reproductivas. Será tiempo de comenzar a hacerlo…

OPINION

La demanda se genera en el campo, con el veterinario

LUCIANO ABA
[email protected]

Así como los temas referidos a la genética y la reproducción suelen presentarse como más «amigables» para buena parte de los ganaderos, el impacto de las enfermedades reproductivas sobre la eficiencia de sus rodeos, aparece -quizás junto a las parasitosis- como una de las cuestiones que mayor relevancia destacarían ellos, ligadas a la sanidad animal.
De hecho, si se los consulta al respecto, la mayoría responderán que sí aplican vacunas reproductivas, de diferentes marcas y procedencias. Sin embargo, las cifras de aprobaciones del Senasa indican que en nuestro país no se llega con biológicos ni al 30% de los vientres «vacunables» contra el completo.
Cómo hacer, entonces, para aumentar la utilización de productos que están disponibles en el país, es uno de los interrogantes sobre los cuales trabajan la industria veterinaria y otros eslabones de la cadena.
Desde la perspectiva de este Periódico MOTIVAR, la respuesta se vincula con la necesidad de incrementar la participación de los veterinarios en el campo. Son los asesores quienes pueden llevar adelante un cambio real en este sentido.
Pero para que ello ocurra se deben dar varias situaciones. En primer lugar y entre otras, los profesionales deberían recibir el respaldo comercial de sus proveedores a la hora de «competir» por la provisión de vacunas con otros actores del sistema.
Además y desde las veterinarias (mayoristas o minoristas) se hace imprescindible un mayor avance en temas de gestión interna y comunicación hacia el cliente.
En el primero de los casos, nos referimos a la necesidad de conocer los detalles de los establecimientos que asesoran o visitan. Difícil será saber cuántas dosis recetar y en qué momentos hacerlo, si no se dispone de información mínima en cuanto a la cantidad de hacienda, categorías involucradas y manejo habitual de las mismas. Además, sería central poder conocer el historial de cada campo en cuanto al uso o no de tecnologías y la valoración que propietarios y administradores hacen de las mismas.
En lo que hace a la comunicación, resta un arduo trabajo por realizar, destacando el costo beneficio de las tareas a realizar y productos a implementar, fundamentalmente en momentos en que «asegurar» el capital vientre e incrementar las pariciones y destetes es imprescindible para sostener la rentabilidad.

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