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Capacitación del personal de tambos

30 de junio de 2009 - 23:03

selloaprocal

Asociación Pro Calidad de Leche y sus Derivados

Tel.: (011) 4806-7237

Ya nadie duda, en esta primera década del siglo XXI, que la frecuente falta de idoneidad de quienes tienen a su cargo las tareas del tambo es un problema a resolver, por lo menos en Argentina.
La increíblemente vasta incorporación de tecnología en el agro no fue acompañada, hasta ahora, por una tecnología de procesos adecuada.
Los productores agrícolas saben bien que la moderna tecnología de los insumos (de la genética a la maquinaria, pasando por los herbicidas, fertilizantes y plaguicidas) ha sido utilizada desde un principio junto a una tecnología de proceso vasta y realmente imprescindible.
Las altas inversiones requerirán alta eficiencia y óptimos resultados. Las mismas empresas proveedoras de insumos se ocuparon de que éstos se utilizaran correctamente y los contratistas agrícolas, que trabajan la mayoría de las hectáreas sembradas, se capacitaron para eso.
Hoy, cuando la agricultura avanza sobre amplias zonas de producción lechera, es común comparar su rentabilidad con la del tambo, pero generalmente en forma equivocada: se compara una actividad bien hecha con otra donde aún se cometen muchos errores y lejos se está, en muchos casos, de alcanzar los resultados potenciales de cada sistema.
Sin embargo, las repetidas crisis del sector y la natural evolución hacia una mayor escala, han hecho que muchos tambos ineficientes cerraran y que hoy se pueda notar una mayor profesionalización en los que perduran.
Ahora bien; si en la Argentina fue posible proveerse de los mejores equipos de ordeño, los mejores equipos de frío, la mejor genética del mundo, las mejores herramientas para la confección de reservas y el suministro de alimentos, los mejores productos veterinarios, etc, ¿cuál es la falencia que impide que se alcancen óptimos resultados productivos y económicos?
Sin ninguna duda, hay más de un factor, pero a excepción de los problemas climáticos y la ya histórica variación cíclica de la rentabilidad del negocio, es posible asegurar que los factores humanos son los más importantes.

Capacitación
La necesidad de capacitación del personal afectado a las tareas de los establecimientos de producción lechera es algo reconocido como obvio. Sin embargo, las herramientas utilizadas en busca del aprendizaje no siempre han dado los resultados esperados. Es que la capacitación por sí sola no es suficiente y debe ser acompañada por otras medidas para llevar adelante equipos de trabajo eficientes en ambientes idóneos y agradables, con la apoyatura técnica y de asesoramiento necesarias para hacer eficaz al sistema.
Por su parte, Pierre Levesque, reconocido extensionista canadiense dice que: «brindando información, incluso la mejor, no es suficiente para cambiar la forma en que las personas piensan».
En los sistemas de producción actuales, cada vez más intensivos y exigentes en eficacia, no es suficiente que el productor tranquilice su conciencia pagando la matrícula de un curso para sus empleados de campo. La tarea de capacitación permanente, con medidas motivadoras, y mediante el uso de herramientas que ofrecen hoy las técnicas de recursos humanos es una necesidad que ya no puede soslayarse.
Las distintas empresas que así lo han entendido ven los resultados y profundizan estas actividades.

Motivación
Muchas veces se confunde motivación con incentivo, cuando este último es sólo uno de sus componentes. El resultado económico de una acción puede ser un fuerte incentivo, pero no comprende al total de la motivación. Esto lo conocen muy bien los productores lecheros que emiten cheques de varios dígitos para sus tamberos a porcentaje y no encuentran en ellos el menor placer por lo que hacen, ni buenos resultados en productividad.
La retribución de un tambero siempre fue buena en comparación a otras, la mayoría de los tamberos recibe además el beneficio de la vivienda y, de acuerdo al «arreglo» la energía eléctrica, el gas y/o la leña. Estas ventajas relativas también pueden actuar como incentivo; pero como se ha dicho, este es sólo una parte de la motivación, que tiene varios componentes.
De cualquier manera, el bienestar del individuo es primordial y no siempre es debidamente atendido por las empresas.

Equipos y relaciones
Un problema muy común en los tambos es la «soledad» en que trabaja el personal.
Es notable ver cómo cambia la situación cuando hay en el establecimiento un ambiente de equipo en el que un «líder» organiza y promueve reuniones, propone exposiciones orales y hasta informes escritos de lo ocurrido en determinado periodo en cada área. Esto no solamente motiva por sí mismo; también promueve a la competencia (que es buena) aún entre personas con diferentes actividades.
El hecho de descubrir al «líder» de un grupo y acompañarlo en su liderazgo obliga a garantizarse su capacitación.
Por ser el líder será escuchado y seguido y es necesario que sepa hacer su trabajo para que no lo sigan en la ineficiencia.

Extraído del artículo del Médico Veterinario Mario Sirvén, publicado en las Memorias JICAL III, 2009.

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