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SUSCRIBITE A tiempo que en Estados Unidos el USDA se encuentra trabajando en la aprobación de una vacuna para contener el brote de influenza aviar que provocó la muerte ya de casi 60 millones de aves, en el resto del mundo la situación no es muy diferente.
En el caso de Francia, por ejemplo, hasta el propio Emmanuel Macron se ha involucrado en el último tiempo también en lograr la tan ansiada vacuna contra la enfermedad.
Mientras tanto, en nuestro país, el negativo del tercer muestreo realizado en la Avícola Santa Ana dejó al Senasa en una situación compleja, tras las idas y venidas de un caso que llegó a la Justicia luego de que a comienzos de abril el organismo sanitario realizara un primer muestreo positivo que, días después y con la orden de un Juez se repitió dando negativo, para llegar luego al mencionado “desempate”.
Desde el ingreso de la enfermedad al país a principios de año, se han presentado sólo dos casos en los que los resultados positivos no coincidieron con la presencia de sintomatología de la enfermedad. El primero fue en Carnave, al norte de Santa Fe, donde a pesar de la resistencia de la empresa, se sacrificaron unas 15.000 reproductoras.
El segundo caso fue el de la correntina Santa Ana. Litigio judicial mediante y ante un segundo resultado negativo, la presidenta del Senasa, Diana Guillén, dio cuenta de que el organismo reconoce la importancia del tema.
“El Senasa trabaja con el sector privado para revisar y actualizar los protocolos que sean necesarios”, declaró y enfatizó lo que parece una obviedad: “Necesitamos que se siga produciendo carne aviar y huevos, como volver a recuperar las exportaciones. Está claro que no queremos que se mueran las aves”.
En este punto es interesante destacar que recientemente el Senasa convocó a la Comisión Avícola para analizar estrategias de vacunación contra la influenza aviar, situación que tiempo atrás parecía poco probable de concretarse.
Avícola Santa Ana está ubicada en Corrientes, dentro de la zona de control sanitario, a pocos kilómetros de San Cosme, localidad donde se detectó un brote de influenza aviar. Esta fue la razón por la cual el Senasa llegó a sus instalaciones a tomar muestras a fin de evaluar su estatus.
Tras el primer positivo, el Senasa dispuso el sacrificio sanitario de todas las aves del establecimiento. Pero la empresa no cumplió con la orden.
MOTIVAR se puso en contacto con Daniel Enciso Piazza, director general de la empresa. “Por un error de comunicación interno, los hisopos enviados al Senasa fueron estériles. Cuando nos dimos cuenta, revisamos las cámaras de seguridad y pudimos confirmar que efectivamente durante el tiempo que el funcionario de Senasa estuvo esperando nadie fue a los galpones a tomar las muestras. Se enviaron estériles por error”, decía el representante de Santa Ana. Y comentó que ni bien se dieron cuenta de lo que había sucedido avisaron a las autoridades.
Enciso Piazza reportó que en un primer momento un funcionario del Senasa les habría dicho que las muestras habían sido negativas, pero luego se desdijeron y reportaron 20 positivos.
Ante la ausencia de síntomas de la enfermedad en los corrales y la convicción de que esos positivos no podían ser propios, la empresa se negó a sacrificar las aves y el conflicto llegó a la justicia.
Santa Ana presentó un recurso de amparo ante la justicia, y obtuvo la orden para un segundo muestreo.
Mientras tanto, el organismo mantuvo la interdicción del establecimiento.
Desde ese momento, y ante la imposibilidad de continuar sus actividades comerciales, Santa Ana inició una campaña en busca del apoyo de la comunidad. Ello incluyó la manifestación de sus empleados “en defensa de sus puestos de trabajo”, decenas de entrevistas y la publicación en sus redes sociales de imágenes de las aves sin síntomas. El punto más álgido fue la difusión de videos mostrando la destrucción de 360.000 huevos, culpando de ello al organismo.
El Senasa respondió diciendo que en ningún momento ordenó la destrucción de huevos almacenados y que fue una decisión unilateral de la empresa.
En cuanto a la toma de la primera muestra, también hubo versión oficial.
Diana Guillén manifestó: “entregamos a la empresa los hisopos sellados, cuya muestra fue devuelta a través de su veterinaria privada acreditada, quien firmó el acta de extracción de muestras que luego fueron enviadas al Laboratorio del Senasa”.
La funcionaria insistió en que el laboratorio oficial es del máximo nivel de bioseguridad, que las muestras llegaron con el sello en buen estado, y que en los casos de influenza aviar las cajas no se abren en la Mesa de Entrada para evitar cualquier contaminación.
La versión de Enciso Piazza es diferente. “Todo el proceso carece de la rigurosidad que debería tener, especialmente considerando la gravedad de estos casos y el riesgo de perder agricultores”, afirmó en diálogo con MOTIVAR.
Cuando el segundo muestreo realizado dio negativo, ante dos diagnósticos divergentes, el Senasa mantuvo las medidas adoptadas a las que consideró pertinentes “dado que Argentina atraviesa una emergencia por este virus de alta y rápida difusión, sumado a que la granja en cuestión está ubicada dentro del área de riesgo por la cercanía a un brote confirmado”.
Luego de que una tercera prueba volviera a dar negativo, el Senasa levantó la interdicción de la granja y autorizó el movimiento de productos.
Pero eso no cerró la grieta. Guillén declaró que “si bien no hay razón para descreer en lo que dice la empresa, y las muestras no hayan tocado a las aves, la contaminación tuvo que haber ocurrido en el área administrativa de la granja por un mal manejo de las muestras”.
Además, el organismo informó que continuará con el seguimiento epidemiológico de la situación, lo que la empresa interpretó como una actitud de “persecución y hostigamiento”.
Mientras tanto, desde Santa Ana indicaron que están abocados a la reconstrucción tras los hechos.
“Fueron 14 días de bloqueo, sin facturar, perdiendo mercadería; somos una Pyme, nos hicieron un daño enorme, ahora estamos volviendo a retomar contacto con clientes, bancos y proveedores”, puntualizó Enciso Piazza.
Más allá de los cruces, los dos casos de positivos sin síntomas son una preocupación para el sector y el caso de Santa Ana puso en entredicho la gestión del organismo en cuanto al control del avance de la influenza aviar altamente patógena.
En este marco, también fuentes oficiales comienzan a deslizar la posibilidad de que el virus esté mutado, situación que sin dudas deberá agilizar el trabajo de todos.
Semanas atrás y con estos temas en agenda, los funcionarios del Senasa se reunieron con representantes de la Cámara Argentina de Productores Avícolas (CAPIA) y del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA), señalando la necesidad de revisar los protocolos que sean necesarios en la evaluación de casos positivos sin síntomas a medida que se conoce el comportamiento del virus de IAAP.