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SUSCRIBITE Nunca es demasiado temprano ni tarde para ponerse al día con las tendencias mundiales en materia de producción y sanidad animal. Sea en la etapa de estudio, en los primeros años de ejercicio o ya habiendo cosechado experiencia, tener una visión clara de hacia dónde va la profesión y qué habilidades requiere el mercado ayuda a planificar con mayor certeza los próximos pasos.
La Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional del Centro de la provincia de Buenos Aires, junto con Zoetis y Agroveterinaria Schang, realiza todos los años una jornada de intercambio de experiencias profesionales para estudiantes de segundo año de la Carrera. El último de estos encuentros trató sobre Los desafíos futuros para la profesión veterinaria.
“Hoy más que nunca se abre un gran disparador para nuestra profesión”, fueron las palabras del Dr. Rodolfo Catalano, decano de la Facultad, al comienzo de esta reunión virtual. Luego destacó la participación de veterinarios en ejercicio y puntualizó que “trabajando en conjunto formaremos mejor a los futuros profesionales que la sociedad necesita. Hoy el veterinario es una herramienta fundamental tanto en la producción sostenible de alimentos como en la salud de la población”.
La actividad, que busca inspirar y entusiasmar a los estudiantes al tiempo de brindarle herramientas, es parte de la materia Introducción a la Producción Agropecuaria y contó, en sus diversas ediciones, con la participación de veterinarios recibidos en la Facultad.
Uno de ellos, el DMV PhD Fernando Di Croce, se conectó con los estudiantes desde Michigan, Estados Unidos, donde ejerce como director de Global Genetics Technical Services del laboratorio Zoetis.
Di Croce, quien dirige un equipo de científicos en la sede central de Zoetis, elaboró en base a su propia experiencia y visión de la profesión, una lista de tendencias que impactarán en la veterinaria del futuro.
Por su propio recorrido profesional, su mirada tiene el foco puesto en la producción y la sanidad de grandes animales, identificando seis tendencias a tener en cuenta por quienes quieran ejercer esta profesión en los años venideros.
En materia de animales de compañía, las tendencias identificadas por Fernando Di Croce se pueden resumir en las siguientes: humanización de las mascotas; sistemas de atención muy especializados; compromiso de los tutores con el bienestar de los animales; nuevos modelos de prestación de servicios, como la telemedicina; canales de venta innovadores y la corporización de la práctica veterinaria a partir del establecimiento de grandes cadenas.
Para clarificar el impacto que tendrán estas tendencias, Di Croce dio un ejemplo bien concreto: un tambo robotizado. Esta tecnología de producción bastante extendida en Estados Unidos necesita muy poco personal y procesa millones de datos diarios, semanales y mensuales. En este contexto, el veterinario tendrá que ser capaz de entender el sistema y cómo modifica el manejo nutricional, sanitario y productivo.
“Vamos a tener que desarrollar disciplinas para entender cómo agregar valor y contribuir a esta situación particular de innovación y eficiencia”, declaró Di Croce.
Así también ocurrirá con la sustentabilidad ambiental. Los veterinarios tendrán que encontrar la manera de ayudar a sus clientes a reducir su huella de carbono y a generar prácticas amigables con el medio ambiente y el bienestar animal. “Tenemos que prepararnos para estar a la altura de la demanda en estas tendencias”, enfatizó Di Croce. Las tendencias no esperan, y si bien el veterinario es el que mejor conoce el sistema productivo y al animal, los espacios vacantes serán ocupados por otros.
Estas tendencias demandarán nuevas habilidades. Sobre este aspecto conversó el veterinario MBA Antonio Castelletti, gerente de Territorio de Zoetis, y empezó con un dato. De acuerdo con una encuesta realizada a 150 veterinarios de todo el país, el 75% indicó que su desafío a futuro es incorporar estrategias para vender.
Vender se trata siempre de vender ideas y el proceso es siempre el mismo: acercarse y generar confianza; detectar las necesidades; proponer una solución; cerrar la venta y manejar las objeciones (esto es transversal a todo el proceso).
“Muchas veces nos focalizamos en el cierre cuando lo principal que hay que trabajar es la confianza y eso pasa por las emociones”, explicó Castelletti, y señaló que por eso es tan importante incorporar habilidades que nos ayuden a detectar emociones en los demás y en nosotros mismos.
En base a su experiencia, ofreció algunos consejos simples para lograrlo.
En primer lugar, tener una estrategia, un objetivo de lo que se quiere lograr. Luego, ser un oyente activo porque por más claro que se tenga el objetivo, del otro lado habrá una persona con su propia agenda y será clave saber escucharla para entender si realmente le sirve eso que se le está proponiendo. Por esto mismo, siempre hay que tener preparado un plan B y ser flexibles a los cambios.
“Los estudiantes de veterinaria se imaginan muchas veces solo trabajando con animales, pero la realidad incluye también a otras personas con las que deberán interactuar”, comenzó su exposición el editor de MOTIVAR y Revista 2+2, Luciano Aba.
De allí la importancia de saber comunicar y evitar, en lo posible, los malentendidos.
La comunicación efectiva es una herramienta fundamental para lograrlo. Esto no implica ser divertido ni mimetizarse con el otro, sino elegir el medio adecuado para hacerlo, contemplando siempre el impacto visual de aquello que compartimos.
Aba propuso pensar la comunicación a partir de estos pasos:
Definir qué se quiere decir y a quién. Es necesario adecuar el mensaje de acuerdo al destinatario. No es lo mismo hablar con un colega veterinario que comparte ciertos saberes que con un productor o el tutor de una mascota.
Establecer cuáles son los mensajes que se quieren transmitir, ya sea la importancia de la vacunación, el control de ciertas enfermedades en la producción.
Explicar por qué eso es importante. Uno de los principales desafíos de la comunicación en veterinaria es dejar de decir qué hacer para empezar a decir cómo, cuándo y por qué hacer lo que se recomienda.
La comunicación efectiva mejora el nivel de confianza entre el veterinario y sus clientes, evita malentendidos y genera mayor porcentaje de adherencia a las recomendaciones profesionales. Esto trae beneficios concretos para el veterinario.
“Al evitar conflictos con los clientes o compañeros de trabajo, es posible llevar una vida equilibrada, sin agotamiento ni trastornos psicológicos”, aseguró Luciano Aba.
Y completó: “La mayor respuesta positiva por parte de los clientes también mejora el bienestar emocional y la autoestima. Por último, los clientes satisfechos son grandes recomendadores, por lo que también incrementará los beneficios económicos”.