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SUSCRIBITE A comienzos de septiembre se llevó a cabo la quinta entrega del Seminario de Producción Bovina Integral, que organizó la Facultad de Agronomía de la UBA de manera On Line junto con el Parque Científico y Tecnológico de la FAUBA, la Universidad de Parma y el laboratorio Agropharma. Como en las ediciones anteriores, MOTIVAR estuvo presente en la cobertura de un tema más que interesante: ¿se puede aumentar la producción de carne en zonas endémicas de garrapatas?
Si, nuevamente esta parasitosis es protagonista de uno de nuestros artículos. ¿Cómo producir más carne mediante su manejo estratégico? ¿Cuál es el costo de sanidad en las diferentes regiones?
Esto y mucho más, lo explicaron el MV Néstor Fabián Sarmiento (INTA EEA Mercedes, Corrientes), la Dra. María Victoria Rossner (INTA EEA Colonia Benítez, Chaco) y el Ing. Agr. Fernando Canosa.
Para los productores y profesionales del rubro agropecuario, que la garrapata sea el parásito que más impacta en la producción, con pérdidas significativas, no es una novedad.
“Se estima que este parásito para la argentina representa US$ 200 millones anuales. De ahí la importancia y las investigaciones en curso para determinar cómo controlarlo”, aseguró al inicio de su presentación Néstor Sarmiento.
Existen varias especies de garrapatas que afectan al bovino y es fundamental conocerlas. “Para el NEA, tenemos registradas 7 especies diferentes de garrapatas, la única que abarca en la ley es la garrapata común del bovino, pero las otras pueden generar problemas”, aseguró el referente del INTA.
“En Argentina se han definido dos grandes divisiones: la zona roja (NEA y NOA) que se denomina zona de control, donde el productor controla la garrapata según su propio criterio. Suele tratar a los animales sólo cuando ve que tienen una carga importante de garrapatas. Se hacen entre 6 y 12 tratamientos anuales”, aseguró Sarmiento.
Y avanzó: “También tenemos la zona verde, denominada indemne. Por temperatura y humedad la garrapata no puede estar presente pero se debe controlar. En estos lugares se llevan a cabo planes de erradicación con entre 12 y 15 tratamientos anuales”.
Pero si se preguntan dónde la garrapata viviría si pudiera elegir, sin duda que sería el NEA por sus condiciones climáticas, logrando hasta 5 generaciones anuales.
“El problema comienza cuando la garrapata se adhiere al bovino y, al cabo de 23 días, duplica más de mil veces su tamaño, logrando convertirse en un parásito lleno de sangre que logra, en conjunto, pérdidas de entre 20 a 40 kilos al año en el bovino”, aseguró.
Pero esto no es todo, “realmente es un parásito asesino porque es el responsable principal de la transmisión de la Tristeza Bovina, principal causa de mortandad de bovinos en el NEA y el NOA”, reforzó.
La sintomatología consiste en ver al animal “triste”, con síntomas nerviosos, decaídos. Es una enfermedad que, si afecta a las hembras preñadas produce abortos. También se producen otro tipo de lesiones. “Es un gran problema las bicheras asociadas a las garrapatas”, aseguró Néstor Sarmiento.
También es importante desde el punto de vista comercial. “Hay una falsa creencia por la cual se sostiene que el animal que tuvo garrapata, tiene inmunidad contra la Tristeza Bovina”, comentó Sarmiento. Y avanzó: “Esto definitivamente no es así. Es un mito. La presencia de garrapata no garantiza de ninguna manera que el animal tenga inmunidad contra la enfermedad”
Cabe aclarar que este parásito, a diferencia de el piojo o la sarna, tiene su ciclo sobre el animal, pero también en el suelo: en las pasturas. Es clave que se conozca esto para definir la estrategia de control. “Cuando la garrapata cae al pasto, comienza a poner huevos y se desarrolla. Nacen las larvas y se suben al animal, causando la transmisión de la enfermedad y su ciclo de vida parasitario”, ejemplificó el referente en el tema.
Tal como se observa en el Gráfico N° 1, el otoño es la época de máxima parasitación en bovinos. “Una vez que sabemos cómo se mueve en el campo, podemos diseñar un sistema de control eficaz”, aseguró.
Los métodos disponibles son: las vacunas, el control mecánico -descanso de la pastura-, uso de rodeos resistentes a garrapata, baños de inmersión, derrame dorsal y productos inyectables.
“El productor cuando ve al animal con garrapata aplica un tratamiento pero sobre un 5% de la población, dejando al 95% libre, en el suelo”, remarcó el disertante principal del Seminario.
Y añadió: “Queremos combatir al 95% restante. Si conocemos la curva de distribución, podemos hacer un tratamiento estratégico: atacar con todo a la primera generación de garrapata al terminar el invierno. Es el punto más débil de este parasito. Si aplicamos 3 tratamientos y eliminamos la primera generación, sin dudas podemos reducir el daño”.
Sarmiento también explicó que se debe aplicar un garrapaticida a fines de agosto -por más que el productor no vea garrapatas-. ¿Qué producto usar? “Hay 5 grupos químicos, pero hay que tener en cuenta su grado de resistencia. Esto varía según cada establecimiento y región, pero para saber qué droga funciona, se recomienda hacer un test de resistencia -enviar garrapatas a un laboratorio- y allí le dicen qué droga es eficiente para combatir la garrapata (Ver recuadro N° 1).
Tabla N° 1
Droga | % Resistencia |
Amitraz | 93% |
Ivermectina | 62% |
Etion – Cipermetrina | 50% |
Cipermetrina | 100% |
Fipronil | 10% (n10) |
Fluazuron | 0% ? |
A su turno, la María Victoria Rossner (INTA EEA Colonia Benítez) comentó que en la actualidad hay dos problemas fundamentales. Por un lado, dificultades para el control químico y, por el otro, la expansión ganadera del área ecológicamente apta para el desarrollo de la garrapata.
“Lo que buscamos es controlar que el parásito tenga la menor carga posible para reducir pérdidas productivas. En ningún momento el control estratégico busca erradicar”, aclaró la referente.
El control estratégico consiste en la aplicación de tratamientos acaricidas, siguiendo un esquema basado en el conocimiento de la biología del parásito, donde la clave es mantener las cargas bajas de garrapatas a lo largo del tiempo.
“Forma parte de un programa de mediano y largo plazo que consiste en concentrar los tratamientos en una determinada época del año para evitar un crecimiento desmedido de la población de garrapatas en la pastura”, explicó Rossner.
Resumiendo, los objetivos del control estratégico son: mantener niveles de infestación bajos, minimizar el número de tratamientos, permitir alternancia de drogas, disminuir la presión de selección, preservar las moléculas disponibles, respetar los periodos de carencia y disminuir los costos operativos.
“Esta es solo una de las opciones pero que muestra grandes beneficios productivos, siempre que además se lleven a cabo estudios asociados de resistencia y debe integrarse al manejo de los potreros”, reforzó la disertante en el evento On Line que contó con el auspicio de Agropharma y la conducción del editor de MOTIVAR, Luciano Aba.
Para finalizar esta quinta edición del Seminario Internacional en Producción Bovina Integral, el Ing. Agr. Fernando Canosa, consultor y productor agropecuario, comentó a la audiencia el trabajo realizado junto con colegas por encargo del Laboratorio Agropharma, en el cual avanzaron sobre un índice de sanidad animal, por región.
“Este índice de costo sanitario surge de las diferentes categorías bovinas en las regiones productivas más importantes del país, que son la Región Pampeana, el NEA, el NOA y la Región Semiárida”, contextualizó el referente del sector ganadero.
“Para cada una de estas regiones determinamos cuál era el stock ganadero, las categorías, las principales enfermedades que afectan a los animales y cuáles son los tratamientos que deberían hacerse”, explicó Canosa. Y agregó: “Enfocándonos en cada región en particular, se incluyó el costo del producto y los honorarios de los profesionales. Luego se procedió a obtener los costos medios por categoría y por región y se ponderó cada uno, según la distribución del stock, logrando finalmente el índice de costo sanitario formulado en pesos”.
Estos fueron los resultados: “Claramente los mayores costos están en el NEA y NOA, y están dados por las necesidades del control de la garrapata. En el NEA, el costo de la garrapata en recría es de 4,4 kg y en el NOA 3,3 kg. Son costos importantes”, remarcó Canosa.
Es importante entonces, la propuesta que brindaron los referentes acerca de pasar de un plan de erradicación a un plan de control estratégico. “Con un baño al año, pasando de 13 a 3 movimientos de hacienda y disminuyendo el uso de insumos y mano de obra, obtendremos más producción”, aseguró Canosa. Según sus palabras, el costo de sanidad en recría en NEA y NOA llega a un 1,9%. Es decir, un 50% menos, mientras que el diferencial productivo por aplicar un tratamiento sería de entre 25 a 40 kilos adicionales por cada animal.