Vale recordar que Uruguay tiene cuatro bovinos por cada habitante. Es decir, a la par de 3 millones de personas, son 12 millones las cabezas que pastan sus suelos.
Para continuar, suscribite a Motivar. Si ya sos un usuario suscripto, iniciá sesión.
SUSCRIBITEVale recordar que Uruguay tiene cuatro bovinos por cada habitante. Es decir, a la par de 3 millones de personas, son 12 millones las cabezas que pastan sus suelos.
“La trazabilidad permite saber en cada caso (bovino) dónde nació, qué comió, cuándo se comercializó y se faenó”. Pedro Barbero, director comercial de Aeroterra.
“Desde 2006, cada animal tiene una caravana con un chip que permite determinar la trazabilidad de la carne”, asegura Pedro Barbero, director comercial de Aeroterra, en diálogo con MOTIVAR. “Uruguay se constituye como el primer caso en el mundo en contar con trazabilidad individual de cada vacuno”, agrega y completa: “la principal ventaja al adoptar está tecnología es la posibilidad de reaccionar eficientemente ante un posible brote de fiebre aftosa”.
¿Cómo nos ven?
“En la Argentina el principal inconveniente para implementar este sistema es el alto grado de informalidad del sector. La tecnología es escalable, pero se necesita un cambio en la motivación por la cual el productor participaría del esfuerzo. Si no entiende que esto le va a generar un beneficio, no lo va a implementar”, afirma Barbero. Y resume: “La primera medida sería sacar el IVA a la comercialización de carne para evitar la venta no declarada. Es decir, cortar con las razones de la informalidad y la iniciativa, naturalmente, no puede surgir de la AFIP, que es el ente recaudador”.
Entre los beneficios de contar con un sistema de trazabilidad universal, Barbero explica que, permite saber en cada caso dónde nació, qué comió, cuándo se comercializó y se faenó. Es decir, conocer de dónde salió y cómo se nutrió el corte de carne que el comensal tiene en su plato.
A su vez, para el productor también representa un beneficio.
“En Uruguay hay 80.000 ganaderos distribuidos en 220.000 parcelas rurales y a través de un portal pueden seguir el historial de su rodeo”, asegura el director comercial de Aeroterra y agrega: “aquellos que envían cabezas destinadas a la exportación, ya no deben rellenar una guía de embarque en papel, sino que con el uso de un sensor se carga y va directo al frigorífico”.
Barbero reconoce que, en Argentina aplican sistemas de trazabilidad los productores registrados para enviar cabezas con destino de exportación y advierte que, a partir de la obligatoriedad de la identificación de todo ternero, algunas tecnologías ligadas a la identificación comienzan a generalizarse.
“Muchos frigoríficos podrían impulsar la medida para obtener mejores precios internacionales, pero hay que ver si el mercado está preparado y si la dinámica se desarrolla. Para que esto llegue a todos los productores, se necesita el aporte de cooperativas o empresas que hagan viable el negocio. Sin embargo, la iniciativa puede surgir de la Sociedad Rural, al igual que en Uruguay, sentando a todos en una mesa (frigoríficos, productores y Estado) para que se implemente”, alienta.
El beneficio más redituable
“Este sistema se implementó en Uruguay a partir de un pedido de la Unión Europea (UE). La política fue mejorar los controles y hoy, si hubiese un brote de aftosa se evitaría una matanza masiva con rifle sanitario, ya que se pueden detectar los lotes afectados”, explica Barbero. “Gracias a este sistema, la UE está pagando alrededor de 40 centavos adicionales por cada kilo de carne uruguaya con respecto al resto de los países de la región”, afirma el responsable de la compañía a cargo de la plataforma que utilizan los productores para acceder al sistema. “Tienen un buscador de predios y, dentro del sistema, cada productor puede marcar el movimiento de los animales. Por otro lado, el Ministerio de Ganadería hace las comparaciones de los movimientos nacionales, entre otras cosas, para establecer cuáles son las rutas más utilizadas hasta los frigoríficos más receptivos, eficientizando la logística”, concluyó Barbero.