Para continuar, suscribite a Motivar. Si ya sos un usuario suscripto, iniciá sesión.
SUSCRIBITE Hace unos meses La Polvorilla se transformó en el primer tambo en certificar ISO 9001, versión 2015, en toda la Argentina.
Este hecho inédito para el sector propició la visita de MOTIVAR al establecimiento ubicado sobre la Autovía 2, en Castelli, Buenos Aires, para repasar los alcances del logro y los pormenores del manejo productivo que allí llevan adelante.
Jorge Olmedo, responsable de Administración en la empresa, ofició de anfitrión en el campo de 1.260 hectáreas, propiedad del grupo La Fayuca (de la familia Rodriguez Arias). Vale mencionar que los hermanos Rodriguez Arias no son improvisados en la materia: tienen una larga trayectoria vinculada a la industria láctea, como propietarios de Lactona Gandará hasta 1999, cuando se desprendieron de la usina a manos de la italiana Parmalat.
“Tras la concreción de esta venta, sus propietarios me invitaron a acompañarlos en la creación de una firma de agronegocios”, recuerda Olmedo.
Casi en simultáneo a que ese vínculo se hiciera efectivo, apareció en escena la explotación donde nos encontrábamos, la cual perteneció a la familia Guerrero y durante años fue arrendada por TerraGarba, de Carlos Reyes Terrabusi (ex propietario de las famosas galletitas).
“Me solicitaron la adquisición de dos campos, uno de los cuales estaría enfocado en el desarrollo de un tambo con las dimensiones que planeaba la familia: La Polvorilla”, recordó.
Para Olmedo, la certificación de las Normas ISO 9001 es una consecuencia del trabajo diario que se realiza en el tambo desde hace años. “Veníamos haciendo una búsqueda para la mejora continua en nuestros procesos; teníamos un sistema muy interesante, pero necesitábamos formatearlo”, explicó nuestro entrevistado.
Y profundizó: “Entendimos que lo complejo de este negocio no pasa por la nutrición o la sanidad de los animales, exclusivamente, sino por un manejo óptimo de todos los procesos que en la actividad se realizan a lo largo de todo un año”.
En ese marco, el profesional destacó a las Normas ISO como “una herramienta para mantener los niveles de calidad, a través de auditorías mensuales”.
Fue a través de un familiar de los accionistas de La Fayuca que efectivamente se avanzó en esa dirección para el establecimiento agropecuario.
“A partir de la buena relación que manteníamos, nos convocan para hacer mejoras en los campos”, le señaló a MOTIVAR Diego Rimmaudo, socio en Q-Management, firma a cargo del proceso de certificación. Y agregó: “El primer contacto fue muy positivo, a tal punto que desde La Polvorilla valoraron que nuestra experiencia en otros rubros podía enriquecer sus procesos”.
A su turno, fue el consultor Pablo Juve (presente también en la jornada a campo) quien explicó: “En abril de 2015 comenzamos a trabajar en el tambo con un plan pensado para cumplir determinados objetivos antes de diciembre”.
Y recordó: “Nos encontramos con una empresa que velaba por la calidad del producto, aunque sin procedimientos definidos en todos sus procesos: requerían de documentación y registros, ya pensando en futuros requerimientos normativos”. Fue en ese momento, cuando se llevaron adelante auditorías internas de control general; control de proveedores; descripción de no conformidades; planes de capacitación; identificación de riesgos y planes estratégicos…” Todo nuestro trabajo se basó en encuestas respondidas por el personal, al que se consultó sobre el grado de satisfacción que vivían en la empresa y cuáles creían que eran las oportunidades de mejora”, agregó Juve.
Respecto de esto, Olmedo fue contundente: “En el proceso de certificación, lo primero que tuvimos que adaptar fue nuestra cabeza a los requerimientos de los auditores. Luego, para llevar la cultura de calidad a la gente, se crearon sectores con líderes que iban rotando la carga en sus responsabilidades”.
Hoy La Polvorilla destina 345 hectáreas de su superficie total y sobre cada una de ellas produce 22.000 litros de leche por año, cifra que triplica la productividad nacional. Para el consultor de Q-Management, Pablo Juve, en materia de resultados el impacto de la certificación muchas veces no es inmediato. “En determinados casos estamos construyendo mejoras en infraestructura que impactan en el bienestar del personal o que mejoran los procesos por medio de la incorporación de tecnología”, sostuvo. Por su parte, Olmedo explicó que en el horizonte del establecimiento, la norma “sirve de cara al futuro, sobre todo si pretendemos integrarnos verticalmente y sumar productos de exportación”. Más allá de esto, el Administrador de la firma nunca pierde de vista que el objetivo central de haber invertido en la certificación de las Normas ISO 9001 (2015) es mantener y superar la calidad de los procesos productivos.
Es importante mencionar también que, en la actualidad, dos tercios de las vacas del establecimiento se encuentran en pastoreo, mientras que el resto se maneja en confinamiento. Las divisiones entre el preparto temprano, un rodeo de vacas frescas posparto y el rodeo de pico de 20 a 60 días, son claras. Y es en la última de ellas que hoy el tambo dispone de 120 cabezas, en las cuales buscan que maximicen su pico de lactancia, alcanzado los 40 litros diarios, 10 litros más que los alcanzados por los animales en pastoreo.
“En el planteo sanitario tenemos un veterinario a cargo, el cual lidera un equipo preparado para avanzar en cuestiones preventivas, como las diarreas, por ejemplo, y todo aquello ligado a la búsqueda de mejoras en los procesos, aseguró Olmedo.
Y avanzó: “Hay un tema que aún nos desvela: el bienestar animal. Cuando uno empieza a trabajarlo cree que se trata de no golpear a los animales o trabajar bien en la manga, pero de allí a comprender la importancia del confort en vacas libres de stress, tenemos un largo camino por recorrer”.
Vale mencionar que la empresa se encuentra realizando un ensayo de medición por una iniciativa de la Universidad de Ohio, Estados Unidos, sobre los periodos de descanso en los animales. “Si bien se estima que lo óptimo son 14 horas diarias y nosotros estamos en 10, lo importante es que podemos cuantificarlo y trabajar sobre un tema nada menor, puesto que estamos hablando de nuestro capital: la vaca”, sentenció Jorge Olmedo”.