Para continuar, suscribite a Motivar. Si ya sos un usuario suscripto, iniciá sesión.
SUSCRIBITE Uno de los riesgos que corremos por ser contemporáneos a los períodos de transición, es el de perdernos en el contexto y dejar de ver los cambios que ocurren a nuestro alrededor. Entendiendo esto y destacando la importancia de analizar el desarrollo de sus segmentos, repasaremos brevemente lo ocurrido en la industria local durante estos primeros seis meses del año, detallando también algunos movimientos que comienzan a visualizarse en el rubro.
Previamente, corresponde explicar que el conjunto de laboratorios instalados en el país facturó en 2015 unos $5.500 millones solo en el mercado interno.
Profundizando, podríamos decir que si nos quedamos con los $4.600 millones que no involucran la comercialización de vacuna antiaftosa, un 55% del total corresponde a fármacos, un 35% a biológicos y el resto a productos generales.
En el sector industrial veterinario argentino y según el Senasa, existen 340 compañías, con 8.050 productos registrados para todas las especies.
De ese total, 153 empresas elaboran sus productos en terceros y 40 son hoy solamente “tenedores de registros”, sin producción, ni estructura de ventas.
Interesante es también difundir que en Argentina son 150 las plantas habilitadas para producir medicamentos veterinarios: en 21 se elaboran productos biológicos; mientras que 30 ya tienen la certificación oficial de GMP.
Entendiendo la importancia de mantener actualizadas estas informaciones sobre el sector industrial veterinario y sumar datos específicos que demuestren el peso del rubro en la economía nacional, MOTIVAR estará realizando durante julio una encuesta entre todos los laboratorios del país.
Los resultados de este relevamiento serán presentados el próximo 6 de octubre en 14º Evento Aniversario de MOTIVAR.
Para más información:
[email protected]
En cuanto a la segmentación por unidades de negocios, las estimaciones actuales sostienen que el rubro de productos veterinarios destinados a los grandes animales lideró el ranking con más de $2.560 millones el año pasado.
Si bien el 75% de ese total corresponde a bovinos, la categoría también contempla las actividades porcinas, equinas y ovinas. En segundo lugar aparece el negocio avícola, seguido por el de pequeños animales y otros más específicos.
¿Y cuál fue la categoría de productos de mayor facturación? Sin dudas, y con un 10% de participación sobre el total, fueron los antiparasitarios.
Contemplando las particularidades de cada una de las empresas y sabiendo que existen casos en que la regla general no aplica, la industria ha mostrado en este primer semestre incrementos en su facturación y en el volumen de unidades comercializadas respecto de mismo período de 2015.
El día a día de los laboratorios del sector no escapa a la situación general de una economía nacional con caídas tanto en el nivel de sus exportaciones, como su consumo, la actividad industrial y el comercio minorista.
Respecto de este último rubro, vale reflexionar sobre lo declarado por CAME recientemente, a fin de comprender la realidad que enfrentan los empresarios hoy: “Lo peor no es la retracción, sino que se combina con el aumento explosivo de costos e impacta directamente sobre la rentabilidad, por lo que muchas Pymes están dando pérdida“.
Desde lo particular e inmersos en el contexto inflacionario general, los laboratorios también registraron incrementos de al menos 400% en materia de servicios (agua, luz, gas) y vieron subir considerablemente sus costos en materia de movilidad y viáticos (hoteles, nafta y comidas), fundamentalmente en el caso de aquellos que cuentan con estructura de ventas propia.
A esto se sumaron aumentos en los abonos de las tasas municipales y provinciales, así como en determinadas regulaciones a cumplimentar, como puede ser el caso de los seguros de medioambinte.
En el sector tampoco pasó desapercibido el acuerdo salarial cerrado por FATSA recientemente (+35%), el cual se suma al parcial acordado a principios de año por Comercio (+20% y renegociación a partir de septiembre).
Sin embargo, el mayor cimbronazo vivido en este nuevo reordenamiento en la estructura de costos que experimenta la industria estuvo dado por los fuertes incrementos que manifestaron los aranceles del Senasa.
En ese sentido y si bien los alcances de la resolución específica que emitió el Ministerio de Agroindustria están disponibles en motivar.com.ar (edición de junio), vale destacar algunas novedades respecto del tema.
Es que luego de una reunión de la cual participaran las dos cámaras de laboratorios (Caprove y Clamevet) y funcionarios del Senasa, entre los cuales se encontraba su presidente, el Dr. Jorge Dillon, se reevaluó el monto de los aranceles, manteniéndose algunos y retrayéndose otros.
En ese marco y si bien las modificaciones dependerán de la firma del ministro Buryaile, las mejores noticias para los laboratorios llegaron en el área de mantenimiento de registros e ítems ligados a los productos farmacológicos, mientras que la situación arancelaria de los biológicos sigue en discusión, intentándose retrotraer el pago de montos al Senasa que, en algunos, supera el valor del producto en el mercado. Seguramente en nuestra próxima edición podamos contar el desenlace de este conflicto de intereses.
Frente a estas situaciones, los laboratorios veterinarios han intentado ser más eficientes en su gestión comercial y acompañar los índices de inflación con subas también en sus listas de precios.
En ese sentido, las empresas orientadas al segmento de animales de compañía, sin dudas, han logrado trasladar aumentos que se terminaron haciendo efectivos también en el punto de venta.
Sin embargo y en el caso de las firmas que participan del sector de grandes animales, se percibe que no siempre los incrementos descriptos en las listas de precios se cumplen efectivamente entre las partes. Tal es así que, si consideramos los montos finales en los que se establecen las operaciones, veremos que en las categorías de productos “masivos”, no se percibieron aumentos de precios reales.
“Con más esfuerzo, pero seguimos cumpliendo con los estimados”, nos dicen los gerentes comerciales, quienes –en muchos casos- ya perciben un avance de la comercialización informal en “la calle”, la cual se suma a un contexto de bonificaciones en mercadería establecido para estimular las ventas.
¿Qué otras tendencias empiezan a verse? Siguiendo con el rubro de bovinos, se podría destacar la acumulación de stock que vienen manifestando las distribuidoras y el inicio de una serie de acciones tendientes a concretar y hasta reeditar el concepto de Grupos de Compras, en distintos puntos del país.
Ya volviendo al segmento de pequeños animales, se comienzan a hacer realidad las propuestas de comercio electrónico desde los principales distribuidores, muchos de los cuales describieron en este primer semestre una retracción en los volúmenes de productos comercializados.
“Estamos vendiendo una línea más corta y con menos unidades”, nos explicaban. Finalmente y en este reordenamiento que ha ocupado buena parte del tiempo de los industriales durante estos meses, no podemos restarle importancia a una cadena de pagos que, con la salvedad de algunos riesgos en las actividades avícola y porcina, se mantiene dentro de los parámetros normales y, por ahora, da fluidez a las buenas expectativas que desde los laboratorios se mantienen para el mediano plazo.