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SUSCRIBITE La realidad de la lechería local es conocida. Con una pronunciada caída en la participación del productor primario sobre el valor de venta de la leche en supermercados, las inclemencias climáticas de abril y un contexto internacional complejo para el corto plazo, las últimas medidas adoptadas por el gobierno nacional comienzan recién a causar cierto impacto en la problemática de los tambos argentinos.
Lamentablemente, el momento que atraviesa la actividad no dista sustancialmente de lo que ocurría a principios de año, cuando productores lecheros de unos 35 países participaron de la 14º Conferencia Mundial Holstein, realizada en La Rural (Buenos Aires).
Allí y entre un nutrido grupo de oradores, fue el argentino Santiago Fariña (director del Programa Nacional de Lechería en el INIA de Uruguay) quien ahondó en los elementos que hacen rentable el negocio lácteo, más allá de la coyuntura.
Por su parte, el chileno Mario Olivares González (director Técnico Comercial de Cooprinsem) repasó la realidad en la que está inmersa la industria y aventuró proyecciones para los volúmenes y precios a nivel global.
“Sabemos que la eficiencia tiene que ver con la cantidad de recursos que se utilizan para obtener un producto, pero en los campos esta situación involucra múltiples factores: la producción por hectárea, los litros por vaca, el uso de alimentos o el porcentaje de preñez, por citar solo algunos”, analizó Fariña ante un auditorio con más de 500 personas. “Participamos de un negocio con mil detalles y es imposible poner la misma energía en cada uno. Por eso debemos claramente determinar qué criterios considerar para medir un mejor resultado”, culminó.
Más allá de esto y en el plano de la producción primaria, Fariña presentó un análisis sobre 200 tambos realizado en Argentina.
“El precio tiene una baja relación con el resultado. Los productores que lograron negociar una mejora en los precios no fueron más rentables. Mientras que aquellos con precios intermedios si lo fueron”, describió el especialista argentino, ex integrante de AACREA. Y continuó: “el factor que mejor explica el resultado económico por hectárea es la producción de litros de leche, con forraje propio. Es decir: la productividad (litros libres). Eso muestra indirectamente la autosuficiencia del sistema y ahí está el kit de la cuestión”.
A lo largo de los últimos tres años se rompieron tres récords en los precios de la leche a nivel mundial. En 2013, se alcanzó el valor máximo en la historia por encima de los US$ 5.000 la tonelada. El mercado sorprendió, cuando en febrero de 2014, el precio tocó un nuevo tope al llegar a los US$ 5.600. Pero para mediados de 2015 se derrumbó a tan solo US$ 3.200, guarismo más bajo desde agosto de 2009, momento de la recuperación de la crisis previa.
Respecto de este tema, Olivares González sentenció: “la paradoja es que solo entre un 5 y 7% de la producción mundial es la que se comercia internacionalmente, siendo éste el volumen termina influyendo en el precio domestico de la leche en todos los países del mundo”.
De cara a lo que viene en el plano mundial, Olivares González comentó: “En 2015 la oferta siguió en expansión, con un comportamiento distinto a la última crisis, donde esta variable tendía a bajar, equilibrando el mercado y con vistas a una recuperación en los precios ante una menor oferta”. Y aportó: “En el futuro hay cuatro escenarios posibles: uno muy positivo (incremento de la demanda por encima de las 20 millones de toneladas para 2020); otro estable (con una expansión de 10 a 20 millones); otro más lento (pero en la misma franja) y un último, negativo (demanda de 5 a 10 millones de toneladas)”.
Ya culminando su presentación, el chileno planteó una serie de interrogantes, de cuyas respuestas dependerá la concreción o no de las anteriormente mencionadas proyecciones: ¿Cuánto incrementará China sus importaciones? ¿Será Rusia capaz de mantener su embargo? ¿Cuándo la producción de la Unión Europea caerá por los menores precios? ¿Cuál será la relación de las monedas? ¿Cuáles son los stocks? ¿Cuándo se trasmitirán los menores precios a los consumidores? ¿Cómo van a reaccionar estos ante esa posible baja de precios?