Octubre de 2009 – Edición Nº 82
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Con motivo de su séptimo aniversario, MOTIVAR concretó una entrevista con los (por aquel entonces) presidentes de la Federación Veterinaria Argentina, Dr. Hugo Palópoli, y del Colegio de Veterinarios de Buenos Aires, Dr. Mario Carpi, quien participó del encuentro también en representación de la Coordinadora Federal de Colegios y Consejos de la República Argentina.
Al referirse a la necesaria intervención de los médicos veterinarios en la comercialización y aplicación de la vacuna antiaftosa en nuestro país, Mario Carpi fue contundente: “Pareciera ser que comercializar fármacos fuera un delito. Este fue el discurso que se impuso hace años y que llevó a generar el modelo actual de intervención. Más allá que la necesidad de trazar un plan y generar un sistema de responsabilidad compartido ha sido importante, este modelo de desplazamiento de la profesión fue el eje sobre el que se basó toda la estrategia”, explicó el profesional. Y agregó: “Los mecanismos actuales de coparticipación son positivos, pero pretendemos compartir las decisiones y las tareas que a los veterinarios nos incumben”.
Por su parte y en relación a la importancia de aplicar un sistema de trazabilidad sobre la cadena comercial, Hugo Palópoli expresó la opinión de la FEVA: “No hay dudas que siempre intentaremos fortalecer a los organismos públicos. Sin embargo, una vez más, se nos consulta cuando está todo elaborado. Son los colegas veterinarios quienes podrán decir cuál sería el mejor modo posible para llevar adelante la trazabilidad de los productos que a diario compran, conservan, prescriben y expenden”. Y puntualizó: “Es clave compatibilizar de manera inteligente las cuestiones que se le exige a una farmacia de medicina humana, con una de veterinaria. El veterinario aplica, expende y receta, entre otras acciones que el médico no realiza”.
Carpi y Palópoli coincidieron en que el negocio de los medicamentos no es del veterinario. “Los márgenes y sistemas de comercialización, sumados a la sobre oferta de colegas, hace que los resultados sean bajos”, explicaron. Además, dejaron en claro que no es el profesional quien pone palos en la rueda a la trazabilidad.
“Por el contrario, sería una tranquilidad saber que el medicamento que entrega es el que le envió el laboratorio, que está trazado y que le brinda la certeza de que está vendiendo lo que quiere vender”.
Por último, los entrevistados sostuvieron que la presión de la venta de productos directamente al productor es de larga data, “pero sigue siendo el veterinario quien define qué antibiótico se utiliza, qué marca y en qué caso”.
Y concluyeron: “Cuando hay un problema, siempre se consulta al profesional”.