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SUSCRIBITEUn documento presentado recientemente por los Dres. Anziani, Suárez Archilla, Scandolo, Cooper y Muchiutt deja en claro que el aumento de los casos de sarna psoróptica bovina durante 2014 en Santa Fe y Córdoba amerita estudios adicionales para determinar si el mismo es temporal, o si la enfermedad está adquiriendo nuevamente proporciones endémicas.
Vale recordar que la problemática sanitaria compromete el bienestar y la productividad animal debido al prurito intenso, los daños de la piel, las pérdidas de peso e incluso causa la muerte de los animales severamente afectados.
«Las lesiones remiten en verano hasta la desaparición de los síntomas con bajo número de ácaros y esto puede ocurrir debido a la baja humedad, la mayor temperatura y luz solar, causando menor reproducción y mayor mortalidad parasitaria», explicaron en el completo informe (que se puede solicitar vía [email protected]) los profesionales del INTA Rafaela, la Universidad Católica de Córdoba y la UNCPBA.
No es un dato menor que en toda el área central de nuestro país, la sarna bovina fue la parasitosis endémica de mayor importancia económica hasta fines de la década de los ’90.
«Si bien nunca desapareció de nuestro ganado de carne o leche, la presencia e importancia de la sarna comenzó a declinar significativamente con el ingreso al mercado veterinario de los endectocidas (lactonas macrocíclicas), especialmente de la ivermectina», agregaron.
En este marco, los investigadores destacaron que: «Por su seguridad y practicidad, esta droga revolucionó el tratamiento de la sarna y, como consecuencia de su uso generalizado, (para el control de sarna pero también para el de nematodes gastrointestinales), la prevalencia de esta ectoparasitosis bovina disminuyó drásticamente hacia inicios de 2000». Sin embargo, en los últimos años, parece existir un aumento en el número de casos de sarna en bovinos de carne o leche en las provincias de Santa Fe y Córdoba, puntualmente.
Tal es así que, durante 2014, en los laboratorios de parasitología de la EEA del INTA Rafaela y de la Universidad Católica de Córdoba, se registraron 14 casos de sarna en bovinos (incluido uno por ácaros del género Chorioptes).
Es clave tener en cuenta que si bien éste no parece un número importante, es mayor al observado en todo el período 2004 – 2013 por ambos laboratorios.
La reaparición de casos de sarna psoróptica en feedlot también ha sido recientemente informada en Buenos Aires, lo cual se suma a la reemergencia de sarna chorióptica, de menor patogenicidad que la psoróptica, también al sur de Brasil en sistemas intensivos de producción de leche.
«Es interesante observar que de los 14 casos registrados el año pasado en Santa Fe y Córdoba, en siete de los establecimientos, los veterinarios encargados de la sanidad tenían menos de 40 años de edad y nunca habían observado un brote de esta ectoparasitosis», destaca el informe. Y agrega: «De los siete restantes, cinco informaron que su actividad de asesoramiento en los establecimientos databa de -al menos- cinco años y, durante este período previo, no habían observado la presencia alguna de sarna en los mismos».
Los autores del documento sostienen que una de las posibles causas que pudo haber favorecido este aumento de la sarna bovina «es el desarrollo generalizado de resistencia de los nematodes gastrointestinales a las lactonas macrocíclicas y el reemplazo de las mismas por otras drogas antihelmínticas específicas (como levamisoles y bencimidazoles), sin actividad acaricida».
En ese sentido, se citan datos de Caprove en los que se evidencian aumentos del 65% en el número de dosis de levamisol utilizadas en bovinos entre 2011 y 2014 (Ver gráfico Nº 1).
«Esta situación de reemplazo de drogas y reaparición de la sarna ya fue informada en 2010 en Buenos Aires y parece ser también la causante de la mayoría de los casos observados en Santa Fe y Córdoba», destacaron.
A esto se suma, sin dudas, la creciente intensificación de la producción bovina de carne y leche regional, que está produciendo condiciones sin precedentes del contacto entre los bovinos, lo que favorece la diseminación del ácaro.
A la hora de graficar el impacto económico de la enfermedad, el estudio cita el desarrollo de un programa desarrollado en Bélgica para calcular las pérdidas directas por sarna en ganado en engorde (www.paracalc.be). De acuerdo al mismo, las pérdidas producidas solamente en uno de los feedlot estudiados en 2014 (18.000 cabezas) superan los 27.000 kilos de peso vivo.
Además y si bien se destaca que para vacas en lactancia no existen programas específicos, se sabe que el confort de los animales es imprescindible para incrementar el consumo y la ingesta de materia seca y -obviamente- el mismo se ve afectado aún en animales con dermatitis circunscriptas y relativamente pequeñas.
«En Europa, algunos trabajos indican que las vacas con producciones mayores a los 20 litros diarios constituyen un importante factor de riesgo para el desarrollo y manifestación de formas clínicas de la enfermedad».
Anziani, Suárez Archilla, Scandolo, Cooper y Muchiutt destacaron la importancia de avanzar en distintas estrategias según el caso. Por ejemplo y para el tratamiento de la sarna chorióptica, dejaron en claro que generalmente se logran buenos resultados con acaricidas fosforados, piretroides, formamidinas y lactonas macrocíclicas, como avermectinas y milbemicina.
«En la producción de leche -y con este tipo de sarna- la problemática de los residuos puede ser evitada mediante el uso de eprinomectina, una avermectina formulada como Pour On, con buena eficacia contra este tipo de sarna y sin restricciones post tratamiento», completaron.
Por el contario, los profesionales destacaron que el tratamiento de la sarna psoróptica presenta un desafío mucho mayor, subrayando que los tratamientos deben ser realizados sobre todo el grupo animal y no solo en aquellos que manifiesten signos clínicos.
«El género Psoroptes presenta mayor patogenicidad y menor susceptibilidad a las drogas para su tratamiento. Así, por ejemplo la eprinomectina ayuda en el control pero no elimina las colonias de este ácaro mientras que otras avermectinas inyectables (ivermectina, doramectina, abamectina y doramectina) o milbemicinas (moxidectin) se muestran eficaces, pero la problemática de los residuos prácticamente las excluye del uso en vacas en lactancia, y puede restringir su aplicación en animales próximos a su terminación dentro de los feedlots», documentaron. Y completaron: «En animales con lesiones de sarna psoróptica circunscriptas, así como donde la eliminación de residuos debe ser de máxima consideración, tal como vacas lecheras en lactancia o fases finales de engorde, la aplicación de piretroides como la flumetrina Pour On puede ser una alternativa práctica».
Los baños por inmersión o aspersión con formamidinas, también fueron destacados por su alta eficacia y seguridad en lo que a residuos en carne o leche se refiere, «aunque su implementación suele ser engorrosa y requieren de considerable tiempo y mano de obra».
Ya refiriéndose a bovinos cuya carne o leche no irá a consumo humano inmediato o mediato, se propuso (por su practicidad y eficacia) el uso de avermectinas (ivermectina, abamectina y doramectina) y milbemicinas inyectables (moxidectina).