En este nuevo encuentro generado en este Periódico MOTIVAR proponemos reflexionar respecto de un tema que seguramente ocupa espacio en sus agendas: el compromiso en el trabajo (o la falta del mismo).
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SUSCRIBITEEn este nuevo encuentro generado en este Periódico MOTIVAR proponemos reflexionar respecto de un tema que seguramente ocupa espacio en sus agendas: el compromiso en el trabajo (o la falta del mismo).
Frases como: «lo que falta hoy es compromiso», u otras ligadas a que: «la gente no se pone la camiseta», resuenan como eco en reuniones de trabajo, en conversaciones con colegas, familiares o amigos, al pensar y compartir los resultados que se quieren alcanzar en las empresas.
Aquellos que estén interesados en seguir incursionando en los conceptos vertidos a través de las ya populares Charlas TED, pueden ya ingresar en la Web hablandodelonuestro.com.ar y acceder a un nuevo caso propuesto por las autoras de nuestro artículo central.
En este caso, podrán apreciar el caso de un líder deportivo que logra el compromiso deportivo de todo un equipo.
Para más información, contactarse con [email protected].
Parecería ser que la idea del compromiso para con el trabajo o el significado del mismo, cambia según la persona que esté hablando y no es compartida en relación a la visión de quienes venimos trabajando desde décadas pasadas.
En ese marco nos preguntamos, ¿qué es, en definitiva, el compromiso? ¿Se puede trabajar sin estar comprometido? ¿Dónde radica la diferencia? ¿Cómo impacta específicamente el compromiso de las personas en el resultado de una empresa?
Nuevamente, se nos abre la oportunidad para resignificar el sentido de esta palabra, de esta actitud.
Un relato puede ayudarnos a entender la esencia del compromiso.
La mayoría de las personas se ven dentro de un «sistema» sobre el cual no ejercen ninguna influencia: ven sus responsabilidades limitadas por el puesto que ocupan.
«Cuenta una vieja historia que en una antigua e importante ciudad europea, en el medioevo, había tres hombres trabajando en una obra. Los tres estaban colocando piedras, una tras otra, que iban uniendo con argamasa.
Se acercó un peregrino al primero y tras saludarle le preguntó con curiosidad sobre lo que estaba haciendo. Casi sin mirarlo, incluso algo molesto ante quien pregunta lo obvio, el hombre que estaba trabajando le dijo que estaba poniendo ladrillos.
Se acercó el peregrino a un segundo hombre que estaba trabajando unos metros más allá y con la misma curiosidad, tras saludarlo, también le preguntó sobre qué era lo que estaba haciendo. Este segundo hombre le dijo que estaba levantando una pared.
Aún tuvo curiosidad el peregrino para acercarse al tercer hombre que estaba unos metros más allá y tras saludarle también le preguntó sobre qué era lo que estaba haciendo. Este tercer hombre, miró con entusiasmo al peregrino y le dijo: estoy construyendo una hermosa catedral.»
¿Cuál era la diferencia entre estos tres obreros, quienes al parecer estaban haciendo lo mismo? El sentido.
Para quienes estén interesados en profundizar sobre estos temas y conocer el conjunto de nuevos servicios de consultoría y capacitación que ofrecemos pueden escribirnos a
[email protected].
Es decir, el sentido que cada uno le otorgó a su labor. El tomar dimensión del impacto de su tarea le daba el sentido que necesitaba para que el tercero esté más comprometido que el primero.
El trabajo es para las personas uno de los medios a través del cual nos desarrollamos, expandimos y potenciamos. Sin embargo, el laboral es un mundo reglado, normado, con límites.
Entonces, resultaría imprescindible que todas las personas con quienes trabajamos alcancen a comprender el sentido; el para qué de lo que hacen.
Si a lo que hacen, además, pudiesen resignificarlo agregándole su marca personal a partir de la implementación de sus propias sugerencias, entendemos que podríamos lograr un mayor nivel de compromiso.
Los invitamos a realizar el siguiente ejercicio tanto con ustedes mismos como con sus equipos de trabajo: Preguntar – nos y responder – nos «¿Cuál es puntualmente tu / mi trabajo?»
La mayoría de nosotros nos encontraríamos respondiendo como el primer o el segundo albañil del cuento.
Sólo algunos darían una respuesta que va más allá de la descripción de las tareas que hacen, que las trasciende. La mayoría de las personas se ven dentro de un «sistema» sobre el cual no ejercen ninguna influencia: ven sus responsabilidades limitadas por el puesto que ocupan.
Pasar del «qué» y el «cómo», al «para qué», a la esencia; al impacto e importancia que cada tarea / función tiene en el negocio. Este es uno de los grandes desafíos de los líderes.
Cuando los integrantes de una organización se concentran únicamente en su puesto, no sienten mayor responsabilidad por los resultados que allí se generan. Más aún, cuando los resultados son decepcionantes, resulta difícil saber por qué. Sólo se puede suponer que «alguien cometió una falla».
En un contexto como el que vivimos, la diferencia(lo que hace propio e identificable a cada una de las empresas), es el valor que agregan las personas.
Es la gran ventaja competitiva: no puede ser imitado, ni copiado.
El conocimiento y know-how que poseen y generan los miembros de nuestros equipos, es único e irrepetible. En otro encuentro abordaremos el tema del capital intelectual de la empresa y como resguardarlo.
Y es acá donde decimos que motivación y compromiso son dos palabras; dos estados que van de la mano, que se integran y se potencian.
¿Cómo involucramos a las personas que conforman nuestros equipos de trabajo hoy en día?
Pasar del «qué y el «cómo», al «para qué»; a la esencia; al impacto e importancia que cada tarea / función tiene en el negocio, es uno de los grandes desafíos de los líderes, así como construir una cultura de superación, de responsabilidad, de confianza, de excelencia, donde las personas sientan que lo que hacen es importante y valioso.
Más allá de todo lo dicho, permítanos acercarles una reflexión adicional: ustedes, nosotros, como dirigentes de compañías y ejerciendo roles de toma de decisión en nuestras empresas, exigimos, esperamos, pretendemos y demandamos el compromiso por parte de nuestros colaboradores.
Ahora bien, ¿nos comprometemos con ellos? ¿Nos comprometemos a contribuir a su desarrollo? ¿Nos comprometemos dedicándole tiempo a la escucha? ¿A qué se equivoquen? ¿A trabajar el error? ¿Nos comprometemos más allá del vínculo contractual?
A modo de cierre es que les compartimos aquí una charla TED que justamente nos cuenta como un líder deportivo logra el compromiso de su equipo (Ver recuadro).
Esperamos que les haya interesado este nuevo encuentro. Quedamos en contacto. Hasta la próxima.