Desde la antigüedad, todo proceso de producción no se realiza donde la gente espera encontrar los productos o en el momento que los desea. Esto llevó a las personas a vivir cerca de los polos productivos o a consumir tan sólo aquello que podía obtener en los alrededores de sus hogares. Hace un tiempo -algunos cuentan que fue en el año 3.500 a. C.- aparecieron las primeras ruedas.
Con el paso del tiempo y ya en 1888, un veterinario escocés (Dunlop) le colocó al triciclo de su hijo el primer neumático con cámara, tal como lo conocemos.
Y así, con el tiempo, los lugares de consumo y producción comenzaron a separarse. Los productos excedentes se trasladaban, se transportaban a otros mercados y se traía lo que no se elaboraba. Pero, ¿en qué momento este simple proceso se complejizó? ¿Por qué la persona que toma las decisiones de logística y transporte en un laboratorio tiene que tener un esquema como el planteado en el Gráfico N° 1 en su cabeza?
Así, el responsable de administrar y gestionar la logística de un laboratorio veterinario o de cualquier eslabón de su cadena de abastecimientos debe pensar en que recibirá ingresos de múltiples orígenes: de producción, importaciones, del almacén de la zona franca, de proveedores, devoluciones de elementos auxiliares que se utilizan para el transporte y muchas cosas más.
Habrá que controlar todo lo que llega y se va; definir un lugar y guardarlo. Surgen así diferentes requerimientos, en función de las condiciones en que se debe realizar la guarda, normas que se deben cumplir, habilitaciones, espacios a asignar en función a cada tipo de mercadería, instalaciones adecuadas que deben estar disponibles y demás cuestiones temas a gestionar.
Se complicó y parece que cada día se exige más. La gestión logística tomó una inmensa relevancia. Algo similar ocurre a la hora de distribuir, transportar y llegar a diferentes destinatarios, distribuidores mayoristas, minoristas, grandes y pequeñas veterinarias, establecimientos y exportar.
Hacer «Logística» es planificar, implementar y controlar de manera económica el flujo y almacenaje de materias primas, productos en proceso y productos terminados, desde el punto de origen al punto de consumo, con la información relacionada para satisfacer las necesidades del cliente. Así lo expresa la Asociación Argentina de Logística Empresaria (ARLOG).
Recibir, cuidar y entregar un producto, en el lugar, condiciones y momento preciso, de una manera eficiente, es tan importante como el manejo de la información asociada a esa operación. Se exige entregar de manera correcta, pero también se reclama permanente información sobre el avance de un pedido. Se impulsa incluso la trazabilidad de ciertos códigos de productos.
Entregar e informar bien
La administración de la cadena de suministro es la coordinación sistemática y estratégica de las funciones tradicionales del negocio y las tácticas a través de estas funciones empresariales dentro de una compañía en particular, y a través de las que participan en la cadena de suministro. El objetivo es mejorar el desempeño a largo plazo de las empresas individuales y de la cadena de suministro como un todo.
El análisis de la competitividad de una empresa se centra en el estudio de su cadena de suministro, y la comparación con las de su competencia (eficiencia y calidad).
Una mirada más amplia permite afirmar que no compite un laboratorio con otro, sino que el análisis se debe hacer entre las cadenas de suministro de cada uno.
Con esta perspectiva es interesante visualizar en qué momento y lugar adquiere su máximo valor un producto determinado: el mismo va aumentando a medida que se acerca a su destino final, pero es recién en la góndola del veterinario cuando alcanza su valor máximo.
A lo largo de la cadena, en los diferentes depósitos, el producto tendrá un valor asociado a la forma y más cercano al valor industrial; es decir, al de reposición.