» A lo largo del evento internacional realizado en Buenos Aires se comentaron las oportunidades existentes para el control de los parásitos en la era genómica. Un panel también analizó el rol de la ciencia en la producción.
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SUSCRIBITE» A lo largo del evento internacional realizado en Buenos Aires se comentaron las oportunidades existentes para el control de los parásitos en la era genómica. Un panel también analizó el rol de la ciencia en la producción.
Por Luciano Aba y Patricio Jiménez |
Las pérdidas económicas, los problemas de manejo y la aparición de resistencia en parásitos internos a productos antihelmínticos siguen siendo eje de los debates internacionales en materia de producción animal.
Basado en esta realidad, el Ph.D. en Ciencias Biomédicas, Jason Osterstock, Associate Director de Pfizer Animal Genetics -Estados Unidos- se refirió a la posibilidad de reducir el impacto de esta problemática sanitaria a través de las tecnologías genómicas disponibles. «Esta técnica permite realizar una selección de los animales con mayor merito genético en la adaptación a los desafíos parasitarios, por medio de marcadores genéticos que identifican el ADN de aquellos que poseen esta característica», remarcó el profesional.
Ciencia y realidad
Esta fue otra de las temáticas tratadas a lo largo del Congreso, a partir de la mirada de tres especialistas en parasitología -el belga Jozef Vercruysee, el suizo Christian Epe y el australiano Andrew Vizard-. Allí, el primero de ellos planteó la importancia de fomentar el acercamiento de la ciencia a la realidad productiva global, a través de una mejor comunicación para con veterinarios y productores. «Todos sabemos que, por ejemplo, a los ganaderos poco les interesa conocer más acerca de los parásitos; necesitan controlarlos para lograr el mejor rendimiento productivo. Es allí, donde tenemos que demostrarles que esta problemática sanitaria les impide ganar litros de leche o kilos de carne y que todo eso sería evitable si aplicaran las herramientas disponibles», explicó.
En este sentido, el representante de Bélgica propuso crear un nuevo paradigma al inyectarle a la ciencia un rol más profundo ligado a los clientes finales que reciben el fruto de las investigaciones. Asimismo, instó a cambiar la perspectiva y desarrollar estrategias para atraer inversiones con el objetivo de promover la investigación, difundir apropiadamente sus beneficios y medir los resultados que se alcanzan. «Escuchar a los veterinarios desde la ciencia, saber lo que quieren y lo que necesitan, es fundamental», concluyó Vercruysee.
Posteriormente, Christian Epe resaltó que la ciencia es fundamental para mantener el status quo en el mundo de las innovaciones y destacó que a las necesidades propias de los científicos se deben sumar las de las empresas, en el caso que se pretenda generar este tipo de vínculos: «Los proyectos deben ser interesantes si se va a requerir de algún grado de financiación privada», agregó.
A la hora de plantear ejemplos de ciencia aplicada al mundo real, Andrew Vizard presentó un proyecto que se de-sarrolla en Melbourne, Australia, en el cual se demuestra el impacto positivo de las herramientas tecnológicas sobre establecimientos en los cuales se capacitó al personal involucrado: «La educación es necesaria, a fin de mejorar la implementación de la tecnología».
Las conclusiones fueron contundentes: «Luego de siete años de estudios multidisciplinarios, esos campos ganaderos lograron mejoras notables en el ingreso neto por hectárea, de hasta el 200% al final del proceso», explicó el profesional. Sin embargo y con los números sobre la mesa, esos mismos productores prefirieron no innovar más allá del plan piloto y Vizard dijo comprenderlos: «Los productores suelen no prestarle demasiada atención a la gran cantidad de variables que afectan la productividad. A este gran inconveniente debemos sumarle que la información que se le otorga al ganadero respecto a la salud animal es muchas veces inconsistente. No tenemos sentido de prioridad y no existe coordinación entre las disciplinas que participan de la actividad», agregó.
Por todo esto, el parasitólogo australiano remarcó: «Los mensajes confusos y la mala información provocan un feedback negativo que debe ser resuelto».
Las soluciones son, según Vizard, la asesoría en primera instancia y la educación cara a cara, para que el productor conozca realmente los problemas que enfrenta.