La presencia del cuñete, tacho en el cual se prepara droga pura y a partir de la cual una persona con un chimango la va suministrando a la ración de alimento balanceado para los animales, no es algo infrecuente en los campos ganaderos argentinos.
Esa escena “precaria” es la que el Colegio de Veterinarios de la provincia de Buenos Aires busca desterrar a partir de profesionalizar el sistema de fiscalización de los profesionales cuando de comercialización de zooterápicos se trata.
Osvaldo Rinaldi, presidente del Colegio en cuestión, asegura que tanto en grandes como pequeños animales la droga pura muchas veces no cuenta con la auditoría de un profesional veterinario con el riesgo que esto conlleva, no solo para el animal sino sobre todo para el consumidor final.
“En pequeños animales, hace algunos años se hizo un relevamiento que estimó entre 30 y 40% la comercialización de productos sin fiscalización. Si bien no tenemos cifras recientes concretas para estimar a cuánto asciende el volumen comercializado sin el debido visto bueno del veterinario, en grandes animales, es un hecho histórico y se sigue haciendo por uso y costumbre, pero tiene un alto impacto en el desarrollo de resistencias incluso antimicrobiana”, advierte Rinaldi en diálogo exclusivo con MOTIVAR.
Paso a paso
El Colegio de Veterinarios de la provincia de Buenos Aires fue anfitrión de una reunión celebrada el día 31 de marzo en la ciudad de La Plata, en donde participaron las instituciones del sistema sanitario nacional y provincial con responsabilidades en este tema. En dicho encuentro se presentó este plan para abordar, en forma coordinada y complementada, la Utilización Profesional de los Zooterápicos (UPZ) y el Control y Comercialización de Zooterápicos (CCZ).
“El proyecto de trabajo tiene como propósito el cuidado de la salud pública y animal, de acuerdo con lo estipulado por las normas vigentes respecto a la adquisición y comercialización de zooterápicos”, resalta Rinaldi y amplia: “hay que aclarar que esta iniciativa no tiene nada que ver con una cuestión comercial, porque esa no es la función del Colegio. Sin embargo, con respecto al nivel de formalización de este tipo de transacciones, el 90% se factura porque, en general, las empresas que comercializan estos productos están a la luz de la AFIP y, en todo caso, la informalidad se da más abajo en la cadena”.
El foco de esta propuesta buscar revertir una situación que lleva décadas a partir del cumplimiento de la reglamentación vigente.
Para Rinaldi, el proceso será arduo y no saben cuánto tiempo llevará, pero dieron el primer paso: “conformamos un equipo para trabajar tanto desde la coordinación como los inspectores y, a su vez, pronto tendremos un convenio con Senasa para fiscalizar en su nombre en la provincia de Buenos Aires. Ahora, ingresamos en una nueva etapa donde ofreceremos a los distribuidores un listado de los veterinarios matriculados en condiciones de adquirir zooterápicos en la provincia de Buenos Aires”.
En una etapa más avanzada, el presidente del Colegio señala que buscan lograr la fiscalización inteligente vía digital sin tanto esfuerzo territorial similar a lo que hace la AFIP. “Si esto funciona será imitable en el resto del país. El médico veterinario debe asumir su responsabilidad y el desafío pasa por la profesión veterinaria y comprometerse para que esto se cumpla. De lo contrario, nuestra herramienta es el tribunal de disciplina y deberán dar cuenta porque hacen algo que no se debe”, cerró Rinaldi.