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Editorial

¿Es todo un cuento?

La actividad humana impacta sobre el ambiente y esto puede verse reflejado en acciones como la extensión de los tejidos urbanos sin planificación adecuada o incluso la pérdida de los ecosistemas marinos.
1 de septiembre de 2021 - 00:41
@juandepian #DesafíoTambero apuesta por la alimentaicón y la vida sana.@juandepian #DesafíoTambero apuesta por la alimentaicón y la vida sana.

La actividad humana impacta sobre el ambiente y esto puede verse reflejado en acciones como la extensión de los tejidos urbanos sin planificación adecuada o incluso la pérdida de los ecosistemas marinos. Sin embargo, es la actividad productiva -a través de sus emisiones de gases de efecto invernadero- la que genera un aumento de la temperatura de la Tierra que trae como consecuencia la alteración de los patrones climáticos.
Esto no es un cuento.
De hecho, así lo definió la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC) allá por 1992.
Claro que estos eventos climáticos son multicausales. Se trata de fenómenos naturales que se intensifican o incrementan como consecuencia del calentamiento global.
Un ejemplo de esto es la rápida intensificación del Huracán Ida, que azotó a los Estados Unidos, con vientos de aproximadamente 240 kilómetros por hora. Aquí, vale reflexionar sobre lo que ya la comunidad científica ha ratificado: el aumento de las temperaturas juega un papel fundamental en la generación de huracanes más poderosos.
También podríamos hablar de las inundaciones en Alemania y Bélgica, el pasado mes de julio. La aparición de un fenómeno tan extremo en estas regiones ha sido hasta nueve veces más probable debido al calentamiento inducido por la actividad humana.

@mariabecerra “La vaca lechera no existe”@mariabecerra “La vaca lechera no existe”

De hecho, según el World Weather Attribution (WWA), el cambio climático ha “aumentado la cantidad de lluvia durante un día entre un 3% y un 19%”. ¿Quieren ir al ámbito local?
Podríamos hablar entonces de la baja en el caudal del río Paraná, la cual provocó múltiples inconvenientes y se hizo evidente en el desolador paisaje, por ejemplo, de las Cataratas del Iguazú hace semanas. “Es típicamente un problema ambiental multicausal”, aseguraron aquí también los expertos.
Olas de calor en Europa, favoreciendo la propagación de incendios forestales o los efectos adversos que sufre la fauna silvestre son otros ejemplos reales.
Pretender omitir esta realidad es como querer tapar el sol con las manos.
Y lo mismo ocurre en otros tantos temas de tratamiento “incómodo” para el sector de producción primaria de alimentos como el bienestar animal, el impacto ambiental y una reversionada opinión pública que, aún en el caso de quienes no son veganos, cuestiona las formas tradicionales de producción, traslado y faena animal.
“La vaca lechera que nos enseñaron de chiquitos es puro cuento”. “No necesitamos tomar la leche de otros mamíferos” y otras frases de este estilo fueron las que viralizó la cantante argentina María Becerra recientemente, insistiendo en que no “no estaba bajando línea, ni vendiendo nada” pero que nos invitaba a todos a “reflexionar sobre el consumo de proteínas animales”.
No es la primera, ni será la última vez.
Bienestar animal, medio ambiente y cambio climático. Existen como temas y el peor de los errores sería negarlos e incluso minimizarlos. “Si, la ganadería impacta sobre el ambiente, pero menos que otras industrias” … “No, pero vos…”. “En realidad, hay un análisis de un alumno de la Facultad de “X”, que demuestra que….”. Excusas. Sería interesante que los líderes de opinión del sector se involucren de una manera distinta… colaborativa y sincera.
¿Existe regulación que de soporte a los productores en estos temas? Muy poca.
¿Se incentiva impositiva o económicamente a quienes cumplen con buenas prácticas? Claro que no. Podríamos sí destacar el camino iniciado en este sentido por el Ministerio de Producción de Córdoba, pero sería injusto ya plantearlo como una solución definitiva.
Es complejo, pero debemos actuar en consecuencia. Todos al menos deberíamos valorizar el tema e intentarlo en lo que nos toca.

Pretender omitir el impacto del cambio climático sobre el planeta es como querer tapar el sol con las manos. Y lo mismo ocurre con otros temas como el bienestar animal, el impacto ambiental y una reversionada opinión pública.

Un ejemplo es lo que hizo un grupo de productores lecheros locales bajo el #DesafíoTambero. ¿Qué hacen? Buscan -por medio de Twitter, principalmente- vincular el consumo de leche no solo con la alimentación sino también con el concepto integral de vida sana… Incluso por medio de entidades de Aprocal (www.aprocal.com.ar), generan acciones para la donación de litros de leche, en este caso al Banco de Alimentos de Tandil (Buenos Aires).
Hay mucho camino por recorrer. Y si no, le podemos preguntar a Juan Luis Uccelli, consultor en el negocio porcino, que hace semanas fue parte “del programa de Fantino” en el canal televisivo América, en un diálogo imperdible con una activista vegana sobre el impacto de las producciones intensivas.
Los veterinarios y la industria de productos veterinarios no deberían permanecer al margen de esta situación.
“Tenemos que dejar de mirar a la producción primaria como una máquina y reconocer que interactúa con el ambiente y las personas”, nos decía el médico veterinario Matías Fernández Madero recientemente en el marco de La Vaca alrededor de la Uber, que organizó Aprocal.

@intainforma El INTA Manfredi avanza en investigaciones junto al sector privado.@intainforma El INTA Manfredi avanza en investigaciones junto al sector privado.

Y agregaba: “Tampoco deberíamos ver a las vacas solo como un animal; es clave comprender la integración de todo el sistema en la búsqueda de la sustentabilidad”.
¿Qué les parece?
¿Es necesario explicar que la cantidad y calidad del agua que consumen los animales es clave para su bienestar y por ende para su productividad?
Los tiempos cambiaron.
Las costumbres y las tradiciones deberán aggiornarse y mostrar una nueva versión. Sustentada en evidencia científica, claro, pero también en la convicción de que todo lo que podamos hacer para minimizar el impacto de nuestras actividades sea cada vez mejor.
Capacitarse, dialogar e informarse responsablemente. Las fuentes de información sobre estos temas son hoy muy diversas.
El mundo profesional no debe caer en la tentación de un retuit o un follower más. Se debe nutrir de evidencias certeras y validadas tanto puertas adentro del sector (con informes como el recientemente publicado por el INTA Manfredi en cuanto a la huella de carbono que dejan los sistemas mixtos de producción de carne-, como también con referentes validados de otros ámbitos.
Es cierto, hay muchos intereses en juego; entre ellos, los de la propia producción de proteínas animales. No todo es un cuento.

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