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SUSCRIBITE La necesidad de generar divisas por operaciones realizadas en el exterior no tiene nada de novedoso en Argentina. Sin embargo, para los laboratorios de la industria veterinaria se transforma en una herramienta central.
Jorge Dale, presidente de la Cámara de Laboratorios Argentinos Medicinales Veterinarios (Clamevet) participó de CIVA 2020 en una entrevista ya disponible en www.youtube.com/pmotivar y puso el acento sobre este tema. “El gran desafío de toda la industria es exportar cada vez más. Esto permite equilibrar la balanza de costos internos y nos brinda una mayor competitividad”, aseguró Dale. Y agregó: “El principal mercado de exportación son los países de América Latina y todos sufrieron los embates de la pandemia. Por ello, es un logro haber sostenido los volúmenes exportados en relación con los últimos años. Para las industrias exportadoras esta es una gran herramienta para reducir desequilibrios”.
Jorge Dale: La industria en general y nuestros socios en particular mantuvieron la actividad. Especialmente en pequeños animales hubo incremento en los volúmenes de venta. En producciones intensivas como las industrias avícola y porcina hubo ciertos altibajos propios del sector, pero sin dudas la más afectada fue la actividad equina.
A partir del parate de los hipódromos y los clubes hípicos cercanos a los grandes centros urbanos se dio una clara caída en la demanda de insumos. Desde la Cámara, trabajamos para demostrar que la actividad se podía retomar con ciertos protocolos y si bien eso se logró hace algunos meses aún es solo de forma parcial.
Hemos notado una enorme presencia de productos no registrados, generando una competencia desleal en este segmento. Este tema ya está en manos del Senasa y tres empresas fueron denunciadas: si bien no tenemos cifras precisas sobre la participación de mercado, sabemos que el volumen de estos actores es considerable.
En el inicio de la cuarentena, hubo un DNU del Poder Ejecutivo con la prohibición de exportación de productos que tenían ciertos principios activos como ivermectina y azitromicina, sin distinguir si eran productos veterinarios, de humana o terminados. Evidentemente, no hubo un estudio minucioso del tema porque los productos terminados no serían utilizados para uso humano y ante el Senasa y la ANMAT hubo una intervención fuerte de la Cámara para demostrar que esa falta de criterio perjudica las exportaciones. Así, logró resolverse en alrededor de un mes.
En materia de exportaciones, como todo, al inicio hubo un parate, pero rápidamente Senasa normalizó los procesos y se fueron mejorando las gestiones de diversos trámites. Además, esta situación trajo beneficios como los certificados de libre venta que se requieren en otros países, los cuales ahora son totalmente On Line, incluyendo las apostillados que se solicitan en Cancillería. Eso fue un gran avance y esperemos que continúe.
El Senasa se adaptó a la situación y hay que destacar el rol de todo el equipo de la Dirección de Productos Veterinarios. A su vez, hemos podido incorporar ciertos trámites que aún no están digitalizados a partir de una nueva agenda.
Hace poco tiempo hubo una actualización de ciertos aranceles por trámites ante el Senasa. No nos sorprendió la actualización de esos precios en sintonía con la inflación, pero hubo un problema a partir de un exceso en las tarifas sobre productos biológicos que pagan un arancel por los análisis que realizan en el laboratorio del Senasa.
Si los aumentos rondaron en casi todos los casos entre 30 y 40% en el caso de biológicos llegaron al 300% y es algo que afecta mucho a la industria nacional porque nos deja en desventaja con respecto a los productos importados. A su vez, se empezaron a cobrar los análisis por lotes o series y ya no por unidades, lo que también incrementa los costos. Hemos solicitado reuniones para revertir esta situación porque de cara al año próximo nos veremos muy perjudicados y en desventaja.