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Hace más de 15 años, cuando Javier Rojas Panelo (37) hacía sus primeras armas en la profesión veterinaria, muchas veces, una lluvia torrencial impedía el acceso al campo al que debían llegar con su padre, el también MV Marcelo Rojas Panelo. “Había que pegar la vuelta y regresar cuando aclare”, resume el infortunio. Hoy, la historia es distinta, entre otras cosas, porque existen los celulares.
“La tecnología es el principal factor de cambio con respecto a lo que fueron los inicios de mi padre en la profesión”, asegura Rojas Panelo que llevó la adopción del uso de la tecnología a otro nivel al compartir en sus redes sociales los índices productivos que consigue en los establecimientos que asesora.
En diálogo con MOTIVAR, señala que “el uso de Instagram empezó como algo personal donde sumaba cosas de mi trabajo y finalmente mutó a algo completamente profesional de lo que es la vida de un veterinario rural. A la gente le gusta y es una manera de mostrar lo que hago. Muchas veces, me toca ir con mi viejo y Chuni Acuña, su socio, en el asiento trasero y es ahí donde aprovecho a escribir lo que hicimos y publicarlo”. La cuenta @veterinariorural es el medio por el cual Rojas Panelo llega a su público y ya suma cerca de 8.500 seguidores. A su vez, tiene presencia en Twitter, con @rojasjavier donde los seguidores son más de 2.000.
Rojas Panelo siempre estuvo emparentado con la producción agropecuaria. Su abuela tiene campo en Azul, desde donde son oriundos, y su padre es médico veterinario. Motivos más que suficientes para haber optado por la misma profesión. “Al recibirme, trabajé con caballos de carrera un tiempo, en un haras, pero sabía que lo que me gustaban eran las vacas y por eso volví a Azul. Chuni Acuña y mi padre, son socios, en muchos clientes y por eso empecé a trabajar con ellos. A su vez, fui generando los propios”, asegura quien también comparte oficio con Agustín Rojas Panelo, su hermano.
“El mensaje que trato de comunicar a través de las redes es el de aumentar la producción, eso es lo que busco”, confía y advierte: “Muchas veces resulta complicado vendernos como veterinarios rurales y conseguir nuevos clientes, pero como dije en un principio, la tecnología ayuda mucho” (Ver recuadro).
Si bien, según el propio Rojas Panelo, a veces, algunos colegas o productores descreen de los resultados que él mismo expone en las redes, lo cierto es que el tridente sanidad, nutrición y manejo muestran siempre sus resultados. “Una vez que controlás la sanidad, invertís en nutrición y -siempre contemplando un buen manejo- los resultados llegan. Hay que respetar el pan sanitario que se implemente, no hay mucha ciencia; simplemente cumplir el ABC del plan sanitario que se arma para cada sistema”, resume el profesional la estrategia de cara a mejorar los índices.
“Hay muchísimos productores que miden absolutamente todo con el fin de mejorar sus índices. Si bien es algo propio de la agricultura, en la ganadería está creciendo el número de interesados. El punto de partida tiene que ver con el productor quiera mejorar. De lo contrario, es muy difícil concretar los cambios”, analiza.
“Por suerte, trabajamos con muchos productores que te llaman, te consultan y están interesados en invertir para mejorar las cifras. En general, se realizan recorridas periódicas, incluso, todos los meses. Al mismo tiempo que los visitamos antes del servicio o del parto”, agrega el veterinario rural con base de operaciones en Azul, provincia de Buenos Aires.
El team que integra Rojas Panelo no solo atiende a productores de esa zona, sino también en Corrientes y Santa Fe.
“En lo que va del año, época de tactos, ya hemos hecho más de 9.000”, confiesa Rojas Panelo. En General Belgrano, Buenos Aires, uno de los campos con los cuales empezó a trabajar, sobre un rodeo de 600 vacas, pasó de 56% de preñez a 91% en tan solo cinco años. “Todo tuvo que ver con el manejo: no reponían vacas. Además, se invirtió en alambres y molinos porque le faltaba infraestructura”, comparte las razones del cambio.
Para Rojas Panelo, el perfil de los productores que intentan mejorar pasa porque buscan superarse a ellos mismos todo el tiempo. “Alguna de las características en común entre estos productores es que al hacer las cosas bien en la agricultura, buscan trasladarlo a la ganadería. Sin embargo, no pondría el acento en una cuestión generacional, ni tampoco en la escala. Se puede ser chico y hacer las cosas muy bien; siempre y cuando se vea al campo como una empresa”, reflexiona el profesional.
En la otra punta de la mesa, están los productores que siguen con índices por debajo de la media nacional.
“Esto sucede porque hay muchos que tradicionalmente vivieron haciendo las cosas así y aún les resulta rentable vender algunos terneros por año. Hemos visto caso de productores ganaderos que tienen todo el año los toros con las vacas. Creen que si así pueden cerrar sus cuentas, no hace falta mejorar, pero se están perdiendo un margen importante”, resume y advierte: “Es muy difícil que un productor que hace años trabaja de esa forma vaya hacia los toros estacionados porque incluso, en un comienzo es probable que obtenga menos terneros. Sin embargo, seguimos intentando comunicar en base a todo lo que estudiamos que si se hacen las cosas bien van a obtener más resultados”, explica Rojas Panelo.
La evolución de los índices en un campo ganadero de Tapalqué exponen las ventajas de una correcta atención de la sanidad, la nutrición y el manejo.
En Twitter o Instagram, Javier Rojas Panelo encuentra la manera de contar, en pocos caracteres, un caso de éxito a partir de su experiencia a campo.
“En Tapalqué, hace más de 10 años empezamos a trabajar con mi padre en un campo donde la carga de vientres rondaba 0,6 por hectárea y los índices de preñez eran del 76%”, repasa el profesional veterinario. Apenas tres años después de empezar a asesorarlos desde el punto de vista sanitario, los niveles de preñez ascendieron al 97%, pero la carga seguía siendo baja de 200 vacas en un predio de 370 hectáreas. En 2013 se decide empezar con recorridas mensuales e intensificar.
¿El objetivo? Poder recriar bien las hembras y engordar las vacas de descarte.
“Para esto se empezaron a hacer pasturas (agropiro y lotus para vacas y cebadilla, festuca, trebol para engordar). A su vez, sorgos tanto forrajeros como diferidos”, repasa Rojas Panelo y continúa: “Ahí la preñez cayó a 87% tanto por la falta de campo como la carencia de mejoras”. Sin embargo, tres años más tarde, la preñez volvió a trepar y fue del 94% con una carga de 1EV/ha.
“Se siguieron haciendo mejoras y siempre usando sorgos diferidos para liberar el resto del campo y reservar. Así, en 2018 y 2019 el porcentaje de destete fue del 89%”, precisa el veterinario rural y pone el acento en la sanidad, la nutrición y el manejo como los tres factores centrales de la mejora.