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SUSCRIBITE Un balance con claroscuros
El año empieza a tomar sus últimas bocanadas de aire y el momento de hacer un balance se acerca.
En ese marco, MOTIVAR reunió el testimonio de una docena de referentes de las principales producciones animales del país para analizar la mejor noticia que tuvo el sector y cuál es aún la mayor cuenta pendiente que enfrenta.
Mientras que la producción de carne experimentó una bonanza en los primeros ocho meses, con un incremento en la faena, el consumo interno y las exportaciones, tranqueras adentro la realidad no siempre muestra la misma cara. En términos generales, esa dualidad se repite en leche, aves y cerdos.
La producción de leche subió un 6,4% en lo que va del año con respecto al mismo periodo del año previo. Sin embargo, se estima que el indicador de cierres de establecimientos se duplicó en el mismo lapso y solo en los primeros ocho meses son 600 los tambos que tuvieron que dar un paso al costado.
En el otro lado de la vereda, Adecoagro, el mayor productor primario de leche, avanza con una inversión de US$ 50 millones para duplicar su producción llevando su rodeo hasta 14.000 vacas de cara a 2020.
En avicultura los números del comercio exterior muestran un sostenido repunte en los meses de julio, agosto y septiembre, según lo revelan desde el Centro de Empresas de Procesamiento Avícola (CEPA). Sin embargo, el arrastre de 2017 muestra una caída en la producción del orden del 4% que se repite en los niveles locales de consumo.
Es el cerdo el menos favorecido por la última zaga de devaluaciones porque su perfil exportador aún es incipiente. Así y todo, el salto en los embarques anota un crecimiento por encima del 30% por segundo año consecutivo y tanto la producción como el consumo local no paran de crecer. La luz amarilla está puesta en las importaciones, también crecientes, de cortes congelados que terminan como frescos en las góndolas locales.
Carne bovina
Es el porcentaje de expansión que experimentaron las exportaciones de carne bovina en los primeros ochos meses de 2018.
Fernando Gil.
Socio y consultor de Agroideas.
Exportaciones. La demanda de otros países permite que el precio no pierda aún más frente a ciertos insumos y al dólar.
A su vez, hay firmeza e incremento en los volúmenes y montos exportados y aunque es lento, se evidencia una mejora en el peso de faena.
Otro punto sobresaliente de este año, es la mayor transparencia en la cadena.
Devaluación. El bajo valor de los vientres y los terneros, reduciendo capacidad de compra, está entre los acontecimientos más negativos del año para la cadena. La reimplantación de las retenciones a las exportaciones y una baja del precio del ganado en dólares, lo cual hace difícil competir en campos con aptitud agrícola se suman a las noticias desalentadoras.
A su vez, hoy los engordes intensivos trabajan a pérdida por el precio del alimento y de los costos indirectos; y los niveles de productividad, a nivel general, siguen sin grandes mejoras.
Pablo Grahmann.
Gerente comercial de San José del Oeste y directivo de la Cámara Argentina de Feedlot.
Hacienda sana. En la recría, los verdeos y pasturas tuvieron un inicio aletargado producto de la seca, pero se encontró con una zafra de terneros abundante.
Se pudo comprar de forma paulatina a precios inferiores a los proyectados.
La buena situación de temperaturas y recomposición del nivel de lluvias de abril y mayo llevaron a tener un otoño e inicio de invierno con abundante oferta de pasto. El inicio de la primavera llegó con un escenario de hacienda sana y la incorporación de más kilos por cabeza.
Terminación a pérdida. El retraso en la recuperación del precio del animal terminado es consecuencia de una serie de eventos que generaron confusión en la cadena.
Cambios en las políticas gubernamentales con el peso de faena y regulación de la industria, sumado a un elevado nivel de faena se cuentan entre ellos.
El inicio de la primavera trae una suba en los costos de reposición y competencia con producciones pastoriles, ante un alimento que, a pesar de la incorporación de derechos de exportación, continúa al alza y vuelve a dejar a la actividad esperando una recomposición aún mayor del precio del animal terminado.
Si hablamos de cría, la sequía de principios de año obligó el destete y zafra anticipada con valores en pesos inferior a los del año pasado. Hubo altos costos de suplementación por la devaluación y menos kilos por cabeza. Los tactos de servicios en primavera, favorecida por las lluvias, acusaban valores unos puntos por sobre los promedios.
El problema eran las vacas vacías que no llegaban a superar los $ 20 por kilo; situación que se vería respuesta 6 meses más adelante con un aumento de exportaciones.
En el caso de los feedlots fue la actividad que más sufrió a lo largo del año. Costos de alimentación en dólares que estuvieron al nivel del precio de venta por kilo de un animal terminado.
Bajo costo de reposición en los meses de febrero a mayo y precio del animal gordo que no logró despegar durante el primer semestre. Así y todo, los corrales tuvieron un nivel récord de ocupación por las expectativas de recomposición del precio del gordo y retraso del valor de la invernada.
MV Gustavo Lagioia.
Gerente de Servicio Técnico Latam Biogénesis Bagó.
MÁS DEMANDA. Podemos destacar que después de 11 años, la Argentina logró ganar terreno en el mercado mundial de carnes y pudo volver a ubicarse entre los 5 países que más exportan. También destacamos que se cumplió con la cuota Hilton luego de una década de no conseguir cubrir el cupo asignado por la Unión Europea y la participación en el mercado de la cuota 481. Los mercados internacionales son favorables para la carne argentina y es importante tener mejoras productivas para lograr incrementar el saldo exportable (en 2007 llegamos a exportar 750 mil toneladas que representa el 20% de la producción), que generaría un mayor ingreso de divisas y una mejora en toda la cadena de producción.
Invertir en SANIDAD. Un programa sanitario con productos de calidad y monitoreado por un veterinario contribuye a mejorar los resultados de producción. Según datos del mercado, en Argentina se aplica menos de la mitad de los planes sanitarios que se necesitan para cubrir los distintos modelos productivos. La sanidad debe ser considerada una inversión. Tenemos que seguir mejorando la comunicación con los productores, mostrándoles los beneficios de hacerlo. También hay una posibilidad de crecimiento en la adopción de las tecnologías reproductivas, para lograr eficiencia en los programas de Inseminación Artificial a Tiempo Fijo (IATF) y el mejoramiento genético. Si bien en los últimos cinco años creció de manera importante, aún hay una oportunidad de mejora en la adopción de estas tecnologías.
Ganadería de leche
Son los pesos por litro de leche que cobra el productor.
Jorge Giraudo.
Coordinador del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA).
Crecimiento. Se sigue trabajando en tratar de resolver los problemas coyunturales que tienen que ver con la transparencia de la cadena, acceso a financiamiento e infraestructura.
Se están logrando consensos sectoriales para llevar adelante esas mejoras, pero no aparecen de un día para el otro. Los primeros ocho meses del año la producción creció un 6% y la exportación un 30%, pero los resultados, en su conjunto, muestran pérdidas.
Crisis. Las razones que explican el presente del sector se encuentran en una sumatoria de cosas, empezando por una crisis leche internacional que bajó los precios sumado a las dos inundaciones y la sequía local.
Sin olvidar las variables macroeconómicas como al retraso cambiario, la presión impositiva y las altas tasas de interés que llevaron el sector a una crisis aún mayor. Todo esto no hace más que generar problemas tanto en la actividad primaria como así también en el sector industrial.
Ernesto Pittaluga.
Adecoagro.
Una cadena sana. Lo primero y destacable es la vocación de los productores lecheros de seguir produciendo y buscando alternativas pese al contexto desfavorable, es decir, las vacas están bien, se hicieron buenos forrajes, la industria primaria sigue produciendo y eso es una de las grandes fortalezas que tiene el sector. No es la primera ni la última crisis.
A su vez, es positivo el trabajo que se está haciendo desde la Dirección de Lechería, con todo lo que tiene que ver con estadísticas y datos confiables, el relevamiento de los jugadores, los precios de referencia, volúmenes y calidades, son cosas que ayudan a transparentar la cadena.
Estancamiento. Hace 20 años que la producción de leche es la misma. A pesar de la vocación de producir más y mejor por parte de los productores, no se termina de trasladar en la cadena en su conjunto. La gran cuenta pendiente es generar condiciones para ganar eficiencias en toda la cadena y lograr que el sector lácteo argentino sea lo que tiene que ser en el mercado mundial. Hay que posicionar a la Argentina como una industria lechera de clase mundial con productos de valor agregado para que los precios a los productores sea el mejor posible en pos de desarrollar una industria más grande.
Adrián Balbi.
Gerente comercial de Vetanco.
Eficiencia y clima. Si uno evalúa el sector lechero en cuanto a cosas positivas se puede decir que a pesar del difícil año que se está viviendo desde el punto de vista financiero, tanto la producción como las exportaciones están en crecimiento y es algo notable. El factor climático en todas las cuencas lecheras ha sido positivo y eso explica, en parte, el aumento de la producción de leche y por otro lado, si bien hay un proceso de concentración, los jugadores que quedan están produciendo de forma más eficiente. A su vez, las sucesivas devaluaciones explican el incremento de las ventas al exterior.
Cambios y concentración. Entre las cuentas pendientes, el panorama financiero pone en riesgo la continuidad y el crecimiento del sector. El quiebre en la relación de precios maíz-leche está retrasado y se necesita con urgencia una recomposición.
El sector está viviendo transformaciones importantes, creemos que va a crecer, pero en menos manos, con mayor eficiencia. A su vez, vemos cambios significativos en la industria láctea con la restructuración de SanCor, el ingreso de Adecoagro a otro eslabón de la producción y el crecimiento de Arcor en Mastellone Hnos.
Avicultura
Es el consumo en kilos per cápita de carne aviar que tienen los argentinos.
Roberto Domenech.
Presidente del Centro de Empresas Procesadoras Avícolas (CEPA).
Mirar hacia afuera. A partir del discurso del Gobierno que propone exportar como el camino de salida, creemos que la balanza comercial tornará a ser positiva. Esta vez, todo se canalizará en ese sentido, incrementando la industria de la mano de la exportación a partir de un consumo interno más que abastecido por las empresas del rubro.
Venimos muy atrasados en inversiones y hace falta una tasa razonable, pero a partir de agosto, se recuperan las esperanzas y seguimos trabajando en función de las herramientas y reglas de juego que ahora están pulgar para arriba. Tras los cambios en el tipo de cambio, a partir de julio las exportaciones empezaron a recuperarse.
Pensamos que de hecho, las exportaciones podrían cerrar el año con un crecimiento de hasta el 10% ya que en agosto treparon un 15%.
Incertidumbre. Si trazamos una división entre los primeros siete meses del año y de agosto en adelante, debo confesar que la primera parte arroja números muy negativos con una caída en la producción del orden del 4,5% y una caída del consumo en torno al 4% que dejó en 42 kilos el consumo per cápita local. A su vez, las exportaciones se desplomaron un 10%. Todo esto tiene que ver con decisiones que se tomaron en el segundo semestre del año pasado, programando una reducción de la producción a partir del retraso cambiario. En otras palabras, la menor producción tuvo que ver con que veníamos perdiendo mercados internacionales y esa sobreoferta no hacía más que deprimir los precios locales.
Hoy, a pesar del salto del tipo de cambio, no tenemos costos de producción, solo sabemos que están subiendo.
Javier Prida.
Presidente de CAPIA.
Reconversión productiva. La mejor noticia del año va de la mano de la baja de los aranceles de importación de bienes de capital, que favorece el proceso de reconversión productiva y ampliación de la capacidad instalada que están llevando adelante algunas de las empresas que conforman la producción de huevos en la Argentina.
Devaluación y caída. El sector se encuentra en el récord histórico de empresas concursadas el último año con un total de 10 sociedades.
El golpe generado por las sucesivas devaluaciones desde abril, encarecieron los insumos de una cadena que tiene un 73% de sus costos dolarizados. Ya se evidencia un exceso de producción de huevos que no se sabe dónde colocar, eso llevará a una baja en los precios con un agravamiento de la situación al vender los productos con precios por debajo de los costos de producción.
A su vez, esto genera otra problemática que tiene que ver con la caída en los niveles de eficiencia productiva al elevarse la capacidad ociosa de las granjas.
Leandro Álvarez.
Responsable Negocio Avícola de Boehringer Ingelheim.
La sanidad. El aspecto sanitario fue lo más positivo del año, tanto en Entre Ríos, como Buenos Aires. Se trabajó muchísimo más en bioseguridad.
A pesar que hubo una caída de producción, esto hizo que bajen las cargas bacterianas en las granjas, mejorando la situación sanitaria. Otro punto positivo fue la devaluación, porque podremos volver a salir al mundo. Se están abriendo negociaciones tanto en Medio Oriente como en el Sudeste Asiático. El pollo entero que demandan estos países ya está en producción y eso hace pensar que el crecimiento de las exportaciones será muy importante tras varios años de caída.
Infraestructura y productividad. La cuenta pendiente que aún arrastra el sector es mejorar la conversión del animal, a partir de la tecnificación de los metros cuadrados de las granjas de todo el país. Se ha dejado de invertir por el contexto en granjas blackout, eso hace que los resultados de productividad no se asemejan a los de Brasil, Perú o Colombia. Hay que mejorar en infraestructura. Necesitamos que el pollo llegue a su peso ideal en 45 días y reducir la mortandad en verano.
Porcinos
Es el porcentaje de crecimiento que evidencia el consumo local de carne porcina.
Jorge Brunori.
INTA Marcos Juárez.
Mercado interno firme. El consumo local de carne de cerdo muestra una expansión en torno al 9% en lo que va del año, lo que lleva las estimaciones de consumo hasta 17 kilos por persona por año, según la Asociación de Productores Porcinos.
Esa es la mejor noticia para el sector porque tracciona a toda la cadena y a pesar de la situación que vive el país. Esos valores aún están lejos del techo. Seguimos teniendo un precio competitivo con respecto a la competencia de las otras carnes. Otra buena noticia es el crecimiento de las exportaciones, a pesar que estamos lejos de lo que podemos ofrecer, crecimos un 32% el año pasado y seguimos creciendo a dos dígitos en lo que va del año.
Si posamos la mirada en los aspectos productivos, los índices siguen mejorando e incluso en materia cualitativa, se hicieron muchas inversiones, con más del 50% de magro en el país, lo que demuestra que sigue mejorando la calidad. A su vez, hay necesidad de procesos asociativos, que debemos alentar porque el 90% de los productores son pequeños y necesitan ganar escala.
Costos en alza. Lo preocupante es la crisis que tiene que ver con las variables macroeconómicas, muchas de las cuales impactan en el aumento de las materias primas, es decir, el alimento, principal insumo de la industria porcina. El aumento de los costos de producción no fue acompañado por la suba del precio del capón y la principal señal de alerta está puesta en que su suba no resienta los niveles locales de consumo.
En la misma línea, el incremento de las importaciones es otra preocupación, sobre todo por las carnes congeladas que ingresan, se descongelan y se comercializan al consumidor compitiendo con la carne fresca nacional. Entendemos que hay una competencia desleal, no reclamamos el cierre de las importaciones, pero sí reglas claras.
Julián Echazarreta.
Subgerente general de ACA.
Exportaciones. La mejor noticia del sector tiene que ver con el despegue de los niveles de exportación. Soy muy optimista y creo que antes de fin de año, tendremos una muy buena noticia que vendrá desde China.
Insumos dolarizados. La mala noticia es la combinación del fracaso de la cosecha gruesa que nos impide llegar al maíz y soja y la consecuente suba de costos del principal insumo del sector, el alimento que representa el 70% del costo porcino. Esto, sumado a la recesión que puede golpear el consumo de cerdo nos mantiene en estado de alerta. En nuestro ejercicio anual que finaliza el 30 de junio, observamos una suba de la harina de soja del 141%, el maíz con un 80% y, en cambio, el precio de nuestro producto aumentó solo un solo 28,01%. Tuvimos precios de US$ 1,20 por kilo, hoy, no estamos abajo de US$ 0,80.
Solo los más eficientes pueden soportar esos vaivenes.
Lucas Monte.
División Porcinos de Zoetis Argentina
Inversión en sanidad. Fue un año que nos puso a prueba. A pesar de los márgenes, la capacidad de negociación en lo nutricional es más limitada porque tiene un fuerte impacto en los costos, cosa que en lo sanitario es mucho más bajo, entonces los productores siguieron invirtiendo y a lo sumo sólo hubo rotación de algunas marcas.
Hubiera sido positiva la noticia de la devaluación si fuese un sector fuertemente exportador, pero algunas empresas nos han comentado que los costos subieron muy por encima y con el tipo de cambio atrasado, los números se afectaron.
En busca de oxígeno. Fue un año complejo para el sector. Con una fuerte tendencia estacional (aumentos en agosto y septiembre y bajas desde marzo), los precios perdieron su estabilidad habitual con la apertura de las importaciones. La apertura de este mercado a partir de 2017, sumado al aumento constante del tipo de cambio que arrastra a la suba los precios como de los fletes y las commodities y los números son muy justos en las granjas, nos llevó a transitar un período de números en rojo. Recién en estos últimos meses del año el precio está viviendo una mejora que -aunque lenta-, al grueso de la producción porcina le permite tener un poco más de oxígeno, pero lejos de los márgenes de años pasados.