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En Rosario, al margen del río Paraná, desde donde se despacha el grueso de las exportaciones de soja argentina al mundo, tuvo lugar la tercera edición del Simposio Valor Ganadero, organizado por la Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA), bajo el concepto “Mucho más que vacas”. Y como no podía ser de otra manera, los modelos de carne y leche tuvieron su espacio destacado para repasar las oportunidades que presentan estas actividades.
Allí estuvo MOTIVAR presente en una doble jornada durante la cual pudimos dialogar, entre otros, con el Embajador Argentino en China, Diego Guelar, quien instó a los presentes a desarrollar una política exportadora activa y ver en el gigante asiático una real oportunidad (Ver Recuadro).
Leche: una presencia internacional con excedentes
“Argentina es un país de tambos grandes”, provocó al auditorio Hugo Quatrocchi (Asesor CREA y miembro del IFCN Dairy), apoyado en los números. “Somos uno de los 11 países que tienen tambos con un promedio de más de 100 vacas, aunque parezca increíble”, graficó. Entre los principales contratiempos, comentó que, el costo del dinero en la Argentina es alto y las inversiones se concretan con fondos genuinos. “En otros países, el porcentaje de deuda que tienen los establecimientos sobre el capital total, incluyendo tierra, oscila entre 35% y 40% en los Estados Unidos, Nueva Zelanda (50%) y Australia (entre 20 y 40%). Mientras que, en la Argentina, un tambo debe dos o tres meses de facturación, eso no supera el 3% del total del activo”, comparó Quatrocchi.
Para Javier Baudracco (Docente de la UNL), son muchos los desafíos. “El precio internacional de la leche puede cambiar un 100% en 9 meses. Por eso necesitamos sistemas flexibles y robustos”, señaló el especialista de la UNL y recomendó poner atención en cosas elementales como la producción de forrajes, la cantidad de vacas y la infraestructura.
Cuando llegó el turno de Ernesto Pittaluga, las cifras del modelo Adecoagro impactaron a los más de 500 asistentes que reunió el encuentro impulsado por ACA, en la ciudad de Rosario. El tambo de la firma con management argentino ya tiene más de 7.000 vacas en ordeño que producen 96 millones de litros por año y planea duplicar esa cifra de cara a 2020.
“Somos productores de alimentos y energías renovables”, aclaró el hombre de Adecoagro y agregó, “en lechería invertimos más de US$ 50 millones y hoy, ordeñamos tres veces al día con turnos rotativos de 160 personas en tambo”.
Pittaluga tiene base en Venado Tuerto, pero los tambos de la firma están más al sur, en las inmediaciones de Christophersen. “Tenemos un retorno sobre el capital invertido que oscila entre 15 a 17% en dólares. En la medida que alcanzan los estándares productivos se defiende de cualquier situación”, aseguró quien reconoció que, para la puesta a punto, el equipo se tomó cinco años.
Argentina tiene un déficit comercial con China que los países equivalentes no. La primera hipótesis ante esa afirmación suele ser que existe una invasión de productos chinos en la economía local. Sin embargo, para el Embajador Argentino en China, Diego Guelar, es uno de los tantos mitos que se tienen del gigante asiático. “Las importaciones argentinas per cápita desde China ascienden a solo 280 dólares versus 2.000 que le compra Australia. Pero cuando se posa la lupa sobre las exportaciones, Australia le vende 3.000 dólares a China, mientras que nosotros solo exportamos 98 per cápita”, trazó la comparación para describir la situación, ante un auditorio colmado en lo que fue el 3° Simposio Valor Ganadero, que tuvo lugar en Rosario, organizado por ACA.
Ahora bien, ¿por qué exportamos tan poco si la mitad de las exportaciones de carne y el grueso de la soja van a ese mercado?
Para Guelar, hoy, no le vendemos nada a los chinos, ese es nuestro problema. El mercado existe y también la intencionalidad de crecer, pero no desarrollamos una oferta activa.
¿Qué pasa con la vaca y los chinos? “El garrón de vaca que vale US$ 4.500 la tonelada no va solo a las hamburguesas, sino que lo comercializan en las carnicerías. El osobuco vale US$ 100 el plato para ellos es una exquisitez”, aseguró el embajador y advirtió: “Olvidémonos de la media res, porque la carne trozada con hueso en los supermercados nos va a permitir vender la tonelada a 30.000 dólares. Ese es el desafío que tenemos por delante”.
Carne: la productividad como cuenta pendiente
Una de las frases repetidas una y otra vez cuando se piensa en los desafíos de la ganadería argentina es la siguiente: “Hay que mejorar el destete y el peso de faena”. Así arrancó Miguel Lizzi (AACREA) su exposición en lo que fue el panel de carnes del 3° Simposio Valor Ganadero. “Hoy, en faena, estamos en 227 kg/res, en un buen nivel, pero lejos de otros países como Uruguay o los Estados Unidos. ¿Por qué no faenamos animales más pesados?
Quizás el problema es más complejo que aumentar el peso y hay tres razones por las cuales eso no sucedió”, señaló Lizzi y amplió su presentación: “La primera: somos muchos productores, unos 205.000 repartidos por todo el país con distintos climas, contextos sociales diferentes, objetivos económicos productivos diferentes. No es sencillo. Mientras que el promedio de destete de Buenos Aires es 74% en Formosa es solo 35%. Es decir, son realidades muy diferentes. La segunda: es la relación de la oferta y precio. Cada vez que produjimos más carne, se deprimen los precios, es decir, el mercado no tracciona para ser más productivos sino por el contrario. La tercera es que no tenemos visión de cadena”.
Para Marcelo Signorini (Conicet), el Plan CREA sobre control de residuos en productos de control animal es el único que nos puede mostrar la prevalencia de bacterias o peligros. “En 2014, sobre 13.000 muestras, solo 3% mostró casos positivos, pero no excedidos. La ivermectina fue una de las que más aparecía, los animales en feedlot consumen antiparasitarios y al elevar la dosis, el período de retiro se alarga y por eso, aparece en la carne”, explicó y agregó: “Su presencia hizo que el segmento de exportación de carnes termoprocesadas a los Estados Unidos prácticamente se cerró”.
IPCVA propone pasar de un escenario donde la carne está comoditizada a comercializar carne con valor, como el novillito especial, es decir, conceptos de fantasía.
En ese sentido, Adrián Bifaretti comentó que, a la hora de hacer campañas IPCVA hace hincapié en el sabor, del mismo modo que apunta a los millennials que tienen entre 18 y 35 años, ya que en los próximos siete años van a conformar 75% de la fuerza laboral del mundo, es decir, 75% del mercado. “Tienen estilos de vida propios y su comportamiento es distinto a las generaciones previas”, advirtió
Y cerró: “La carne está muy bien posicionada en cuanto a valores como confianza, amistad y honestidad”.
CON FOCO EN LA SANIDAD DE LOS ANIMALES
“No se puede pretender ofrecer productos de altísima calidad, cuando seguimos hablando de brucelosis y tuberculosis”. Signorini.
“En la Argentina nos cuesta entender que la actividad agropecuaria consiste en producir alimentos”, disparó Marcelo Signorini (CONICET) en el tercer Simposio Valor Ganadero de ACA.
“Tanto a los veterinarios como a los agrónomos nos forman haciendo foco en la productividad, eficiencia y rentabilidad. Y está muy bien. Pero cuidado que lo que aplicamos pasa por toda la cadena agroalimentaria hasta ser un alimento”, advirtió en diálogo con MOTIVAR.
“Hay un momento en el cual los veterinarios ya no se hacen cargo del producto que llega a la mesa. Por eso hay que concientizar sobre el rol de la salud pública; que no tiene que ver sólo con un hospital, sino que se inicia en la producción primaria”, explicó Signorini. Y advirtió: “En determinadas ocasiones, como puede ser la recomendación del uso de antibióticos, muchas veces el veterinario por comodidad le señala al tambero cuál es la dosis que necesita la vaca ante ciertos síntomas. Es decir, en vez de recetar en base a un diagnóstico, deja al tambero que en base a casos anteriores diagnostique y aplique la terapéutica y sin un plazo definido. De todo esto dependerá si una bacteria adquiera o no resistencia. Si no entendemos esto, vamos a terminar cometiendo mala praxis”.
En favor de una mejora, Signorini comentó que, en la Argentina hay sistemas de vigilancia a nivel estatal que debieran ser más estrictos, pero se está trabajando en el control. La trazabilidad aún no existe y ese es un problema porque no se puede ligar la calidad con el origen. A su vez, la producción de alimentos vinculado al rol de la salud pública tampoco se ha desarrollado lo suficiente. Y concluyó: “No se puede pretender ofrecer productos de altísima calidad, cuando seguimos hablando de brucelosis y tuberculosis”.