Genética de elite: La visión de los líderes

Volvió el financiamiento
Alfredo Gusman, presidente de la Asociación Argentina de Angus y propietario de Cabaña Don Carlos, localizada en Ayacucho, Buenos Aires, sostiene que 2017 fue un muy buen año para la asociación, con 144 remates auspiciados y 43 exposiciones realizadas. “Hay esperanzas en el futuro y estamos muy conformes por este último período; tenemos diálogo fluido con las autoridades. Es un balance positivo”, arranca el cabañero, también propietario de Celusal.

“La ganadería tiene una función social, porque logra retener gente en los lugares de trabajo”. Daniel Werthein.

“El primer punto a destacar es la participación de los bancos en la industria para reponer el stock donde muchos sectores que se habían volcado a la agricultura, volvieron a poblar los campos con ganado. Existió una fuerte demanda en los remates, gracias a algunas medidas como la instrumentación de créditos con prenda que antes no existían”, explica Gusman. Y agrega: “A futuro tenemos varios desafíos, como por ejemplo con la carne Angus certificada, la cual -al reabrirse el mercado estadounidense- será la primera en ser enviada. El trabajo para que eso suceda ya fue realizado”.
Para Daniel Werthein, presidente de Cabaña La Paz de Gregorio, Numo y Noel Werthein, un gigante agropecuario con casi 90.000 hectáreas propias, el regreso del financiamiento es uno de los saldos positivos de estos últimos dos años.
“Los bancos están ayudando al sector. Veníamos de una época sin créditos, donde todo había que hacerlo a pulmón. Estamos viendo la luz en el horizonte”, asegura el empresario, accionista del holding W. Y completa: “El año 2017 fue de mucha esperanza y se han cubierto expectativas después de varios años de padecimiento y sin nada de apoyo. Todo lo que se ha logrado en ese período tanto en genética, como en producción, fue de forma individual. Ahora, estamos en un camino que todos queremos. Es arduo lo que viene por delante y es por ello que debemos seguir apoyando todo lo que se está haciendo”.

Los pilares de ayer, hoy y siempre
“Fue un año sumamente interesante, con aumento fuerte de las exportaciones y también con mejoras en el mercado interno, aunque más tenues. Haber podido colocar la producción y con precios lógicos ya es un gran aliciente”, nos explica Alberto Guil, ex propietario de los Supermercados Norte y dueño de un rodeo de 50.000 cabezas en la provincia de Buenos Aires.
“La apertura de mercados como Estados Unidos y el acuerdo del Mercosur con la UE, nos darán mucha fuerza, por eso los ganaderos debemos seguir trabajando e invirtiendo en genética. El país debe pensar en producir la mejor carne del mundo, un nicho que ya tiene ganado y hay que consolidar”, afirma.
“Mientras otros países son grandes exportadores, no tienen la calidad de la carne argentina. Por eso debemos apuntar a cubrir a mercados de alto poder adquisitivo, con carne de altísima calidad”, refuerza.

“El productor entendió que debía a empezar a medir todo como ya lo hace la agricultura”. Manuel Mateo.

Desde Estancias y Cabaña Las Lilas, del ex Bunge&Born, Octavio Caraballo Hirsch, su responsable en genética bovina, Manuel Mateo, opina: “En los últimos años, el productor entendió que debía empezar a medir todo como ya lo hace la agricultura. Aquellos que no sean eficientes van a tender a desaparecer. El principal motivo de este cambio, tiene que ver con que la rentabilidad de la agricultura se fue reduciendo y algunos productores de punta regresaron a la ganadería, pero con el hábito de medir absolutamente todo. Por eso, no dudo que la tendencia es esta y al ser una empresa de alta calidad (Las Lilas) cuando comiencen a medir van a poder notar la diferencia con aquellos que no son tan buenos”.
A su turno, Werthein ensaya otra virtud de la ganadería, “tiene una función social, porque logra retener gente en los lugares de trabajo, distinto a lo que sucede con el sector agrícola. Es decir, la ganadería radica familias a lo largo y ancho del país, algo que la Argentina necesita”. Y acto seguido vuelve sobre los pilares de la producción: genética, sanidad y nutrición. “Son tres pilares muy importantes, pero hay que llevarlos de forma coordinada para que no haya desequilibrios”, sostiene el hombre del Grupo W.
Guil aprovecha para recordar que, en la última Exposición en La Rural, “observamos cómo a partir de la genética, crecieron otras carnes como el pollo y el cerdo a lo largo del tiempo, en cambio, en la carne vacuna no se ha hecho un gran avance, pero si debemos aportar calidad”. Tampoco olvida otro pilar, como lo es la sanidad. “Es fundamental, hace 25 años que estoy trabajando fuerte en ganadería y cuando empecé, no se le daba ni por asomo la importancia que hoy tiene. Ahora, vacunamos con todo lo que hay que vacunar y usando todos los medicamentos. Es decir, una inversión muy grande que reditúa, porque logramos un índice de mortandad mucho menor, animales de mejor crecimiento y menos enfermedades, es un eslabón en el que debe pensar en invertir”, señala el empresario de Delfinagro.
“A pesar que fue año muy bueno, aún no estamos entre los mejores, como por ejemplo, fue 2011, cuando el precio del novillo pegó un salto, un indicador que marca mucho nuestro negocio. Ahora, viene acompañando el precio, pero podría estar mejor”, cierra Mateo, de Las Lilas.