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“El nivel actual de las napas complica para implantar pasturas”

El Ing. Agr. Pablo Bollati, del INTA Marcos Juárez y el Grupo Napas, advierte sobre las consecuencias en el ganado bovino, a partir de la presencia de anegamientos en diversas zonas del país.
Motivar | Facundo Sonatti
Por Facundo Sonatti 31 de agosto de 2017 - 11:31

La suma de una serie de factores desencadenó en un cuadro de alerta permanente debajo de la dermis agropecuaria argentina durante el último lustro.
Resulta que el incremento de las precipitaciones y un aumento en los niveles de las napas freáticas en diversas zonas de la región pampeana, en muchos casos, rompió todos los pronósticos y anegó miles de hectáreas productivas.
Como cada mes, y en el marco del 15° Aniversario de MOTIVAR, compartimos un artículo detallado, en este caso, sobre una de las principales problemáticas que afectan enormes superficies del campo nacional, basados en un informe elaborado por el Grupo Napas del INTA Marcos Juárez (Córdoba).
El Ing. Agr. Pablo Bollati, miembro de estas entidades formadas en 2012 (Ver recuadro) dialogó con nuestro medio sobre las razones que explican esta situación y las repercusiones tanto en la producción agrícola, como en las actividades ganaderas, de carne y leche.
Aquellos interesados en acceder al informe completo del INTA, pueden escribirnos a [email protected].

Un problema que avanza
El entrecruzamiento de las precipitaciones y los niveles de las napas freáticas a lo largo del tiempo pueden acercar algunas respuestas a los interrogantes que despierta la creciente problemática de campos inundados.
El análisis de la serie histórica de precipitaciones (1948-2016) indica un promedio anual de 890 milímetros.
Asimismo, se observa una gran variabilidad interanual con valores mínimos de 532 milímetros y máximos de 1.355 milímetros. También el INTA identifica periodos plurianuales, en los cuales las precipitaciones resultan mayores o menores al promedio, siendo el iniciado en el año 2012 mayor al histórico.
En ese marco y al analizar las variaciones (de un año con respecto al anterior) en los niveles de napas freáticas, se observaron diferentes respuestas.
Entre 1970 y 1986, la variación relativa de las napas resultó menor a la variación de las precipitaciones. En el siguiente periodo (1987 – 2000), las mismas se tornaron más sensibles a los cambios en las precipitaciones. Esta sensibilidad se incrementó notoriamente en el último periodo (2001 – 2014) considerado por el informe del INTA. Sin embargo y más allá de las variaciones entre años o los ciclos plurianuales (más o menos húmedos), no puede atribuirse el aumento del nivel de la napa freática de largo plazo a aumentos en las precipitaciones.
A principios de la década del 70’, el departamento de Marcos Juárez tenía una ocupación del 20% de su superficie con cultivos anuales y el resto con pasturas implantadas (principalmente perennes, y en menor medida anuales) y pastizales naturales. En su lugar, los cultivos anuales predominan hoy en casi el 90% de la superficie productiva (principalmente soja, maíz y trigo). Diversas causas inciden en la sensibilidad de la napa freática ante las variaciones de las precipitaciones:

Topografía: Las tierras ubicadas en zonas deprimidas reciben aportes de agua por escurrimiento superficial y, aunque en menor medida, sub-superficial. La napa freática en estos sectores presenta una mayor sensibilidad en su variación respecto a las precipitaciones.
Si bien la precipitación medida es la misma, en las zonas que reciben escurrimiento la cantidad de agua disponible para infiltrar en el suelo es mayor que en las zonas altas.

En los últimos 40 años se incrementó 10 metros el nivel de las napas.

Ocupación y contenido hídrico del suelo: La presencia de vegetales consumiendo agua del suelo durante la mayor parte del año genera espacio para almacenar el agua de las precipitaciones que infiltra en el mismo. En estos casos, la napa freática tiene menor sensibilidad respecto de los suelos ocupados solo una parte del año con menor consumo de agua. La percolación del agua a profundidad (y consecuente aumento de la napa freática) varía según la cantidad que pueda ser almacenada en la capa superficial del suelo.

Profundidad de la napa freática: El mayor nivel de la napa freática en el momento de una lluvia incide en una mayor sensibilidad de variación de dicho nivel a las precipitaciones. Cuanto mayor es la profundidad en que se encuentra la napa freática, mayor es la franja de suelo capaz de almacenar el agua que infiltra, resultando entonces menor la variación de dicha napa.

Más opiniones
Desde Greenpeace, Hernán Giardini, coordinador de la campaña de Bosques de la organización ecologista, señala: “Los últimos veranos fuimos testigos de la catástrofe de tener grandes inundaciones en el centro y norte del país. Esto no es casualidad, ni un fenómeno natural, sino consecuencia de la ausencia de una política ambiental que proteja a nuestra esponja natural (bosques y humedales), del avance de la soja, la ganadería intensiva y los desarrollos inmobiliarios”.
Un reciente informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ubicó a la Argentina entre los diez países que más desmontaron durante los últimos 25 años: se perdieron 7,6 millones de hectáreas, a razón de 300.000 hectáreas al año.
Según datos oficiales, desde la sanción de la Ley de Bosques hasta fines de 2014 se deforestaron 2.107.208 hectáreas, de las cuales 626.244 eran bosques

“Los establecimientos ganaderos se ven afectados con la pérdida de los recursos forrajeros, sumados al estrés que les genera a los animales y las dificultades para sacar la leche del campo”, Pablo Bollati.

protegidos.“La deforestación implica una gran pérdida de biodiversidad, genera cambio climático y nos vuelve más vulnerables a sus consecuencias. Una hectárea con bosques absorbe diez veces más precipitaciones que una hectárea con soja. Más desmontes es sinónimo de más inundaciones”, sostiene Giardini.

Los alcances en la producción ganadera
El cambio productivo (de mixto ganadero-agrícola a la predominancia agrícola) de las últimas décadas estuvo asociado a una reducción de la superficie de pasturas y cultivos invernales.
Además, se incorporó la siembra directa y las tecnologías asociadas a ella: gen RR, barbechos limpios (sin malezas) de más de seis meses, cultivos con genética de ciclo más corto. Estas tecnologías apuntaban a realizar un uso más eficiente del agua, tratando de incorporar al suelo y almacenar la mayor parte de las precipitaciones y minimizando las pérdidas no productivas para disponer de reservas suficientes para ser utilizadas por los cultivos.
Una fracción del agua almacenada en el suelo fue percolando a profundidad alimentando de manera constante y variable la napa freática.
Sin duda que las pasturas son una necesidad, debido a que consumen mayor cantidad de agua (1.000 mm aproximadamente en el caso de alfalfa), pero en la actual situación de napa a menos de un metro, se puede complicar la implantación de nuevas pasturas, ya que no son tolerantes al anegamiento.
De esta manera, los establecimientos ganaderos (carne y leche) se ven afectados con la pérdida de los recursos forrajeros, sumados al estrés que les genera a los animales y las dificultades para sacar la leche del campo.
En los últimos años, se observa la presencia de la napa freática a niveles cercanos a la superficie (menor a un metro) o inclusive sobre la superficie en muchas zonas y momentos del año. Concretamente, en los últimos 40 años se incrementó 10 metros el nivel de las napas.
Estos ambientes poseen en su mayoría los suelos próximos a la saturación con agua en muchos momentos del año.
Tal situación de excedentes hídricos presentes en la región provocan problemas en los cultivos (anoxia de raíces, mortandad de plantas, reducción de rendimiento y superficie), para la realización de labores (falta de piso, deterioro de caminos), deterioro del suelo (erosión por escorrentía, afloramiento de sales, deterioro de estructura) y en las obras civiles tanto rurales como urbanas (deterioro de cimientos de construcciones y carpetas asfálticas de rutas y calles).

Crisis como oportunidad
El planteo integral de sistematización, canalización y alcantarillado de una cuenca, permite la evacuación ordenada de los excedentes hídricos en superficie.
Esto reduce el anegamiento permanente y el deterioro de los suelos, así como los problemas en las vías de comunicación.
El análisis de la influencia de los canales sobre el nivel de la napa freática circundante muestra que su efecto es limitado. A medida que nos alejamos del canal, el efecto depresor sobre la napa freática disminuye considerablemente.
Los cambios en los porcentajes de participación de los cultivos en una cuenca se traducen en variaciones del balance hídrico de ésta y por consiguiente en el nivel de la napa freática.
El incremento de la participación de gramíneas invernales y pasturas perennes conlleva a un aumento del consumo de agua, en la búsqueda de un equilibrio con los aportes de las precipitaciones en la región.
Para obtener resultados se debe pensar necesariamente en llevar a la práctica las propuestas de los pilares azul y verde de manera organizada y coordinada.
El problema no nos afecta de manera individual, por ende no debemos pensar en soluciones aisladas sino en articular los tres pilares: azul, verde y gris.
El abordaje que el Grupo Napas viene dando a la problemática de ascenso de napas freáticas deja en claro que la búsqueda de soluciones de manera colectiva, integrada y coordinada es el camino a seguir.

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