Junio de 2014 – Edición Nº 138
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A lo largo de la muestra, Meléndez explicó que la medicina preventiva es mucho más que hacer cirugías o supervisar un tratamiento. “Hablamos de monitorear todas las prácticas que se instrumenten sobre los animales, para analizar su funcionamiento y medirlo desde un punto de vista preventivo”, sostuvo. Y enfatizó: “Mientras menos cirugías y cesáreas tenga que hacer, mejor veterinario voy a ser”.
Además y tras resaltar la importancia de las hipocalcemias, cetosis, desarrollo de hígado graso, metritis y lesiones fetales, como enfermedades de mayor impacto económico para la producción (junto con la mastitis), el disertante mencionó que “Los veterinarios no podemos seguir trabajando a ciegas, sobre todo si nuestros países quieren jugar fuerte en el mercado internacional de lácteos”.
Por su parte, Horacio Arrizabalaga indicó la necesidad de apuntar a que los sistemas lecheros sean cada vez más previsibles en base al análisis de indicadores que permitan medir y prevenir complicaciones. “La calidad de leche, por ejemplo, es un índice claro de la sanidad de la vaca y de los procesos de ordeñe”, explicó.
Además, sostuvo que “Durante mucho tiempo, el productor creyó que con sólo estar bien comidas, las vacas producían leche, se preñaban y no se morían. Luego de 10 años de aprender a darles de comer y ver que aún se enfermaban, no producían como esperaban y demás, miró para atrás y llamó nuevamente al veterinario. Este es el momento de los profesionales. Nuestro rol se está revalorizando dentro del tambo”.
El médico veterinario Sergio Castro nos dio su punto de vista respecto de qué indicadores se deben tener en cuenta a la hora de intervenir en el monitoreo de las mastitis en los tambos.
“Por supuesto que el nivel de células somáticas medido en tanque es un índice útil y que se debe seguir empleando, pero debemos saber que si este recuento es alto, es porque tenemos errores en la producción”, destacó. Y también remarcó la importancia de medir la prevalencia de mastitis clínicas, cuantificando a las vacas en ordeño, versus las que manifiestan la enfermedad.
“Otra cuestión central es evaluar la salud de punta de pezón, tema que en un contexto de intensificación y medios contaminados como los nuestros, resulta de vital importancia”, agregó.
