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SUSCRIBITECon la organización y el auspicio del laboratorio Allignani Hnos. se realizaron las XXII Jornadas Nacionales de Farmacotoxicología Veterinaria en Santa Fe. Las mismas fueron transmitidas en vivo por Internet desde hablandodelonuestro.com.ar (Ver recuadro) y propiciaron que las cátedras de farmacología de las facultades expusieran sus avances.
Culminado el encuentro formal, desde este Periódico MOTIVAR moderamos una mesa redonda generada desde el laboratorio nacional, a fin de intercambiar opiniones sobre temas ligados al uso prudente de fármacos veterinarios y los desafíos para avanzar sobre el concepto de resistencia en las distintas producciones animales.
Dialogamos con Manuel San Andrés Larrea (Universidad Complutense de Madrid, España); Frederick Ahumada (Universidad Austral de Valdivia, Chile); Rubén Hallú (FCV de la UBA); Jorge Errecalde (titular de Farmacología de Ciencias Médicas y de la Cátedra de Farmacología en la FCV de la UNLP); Carlos Lüders (Universidad Católica de Temuco, Chile); Daniel Cavestany (decano de la FCV de Montevideo, Uruguay) y Rogelio Allignani, socio gerente de la firma organizadora.
MOTIVAR: ¿Cuál es la solución a la resistencia de los productos?
Manuel San Andrés: La prohibición de los antibióticos es incompatible con lo que entendemos por sanidad animal y Salud Pública. La solución debe estar ligada a un uso racional de los productos, para lo cual es clave la formación y la información.
Frederick Ahumada: Además, debemos avanzar en mejores diagnósticos para efectuar los posteriores tratamientos. Será vital que avancemos en el concepto de análisis de riesgos reales en cuanto al uso de los fármacos en las producciones. Se deben generar acciones que involucren no sólo a los colegios profesionales (médicos, veterinarios, farmacéuticos y bioquímicos), sino también a la industria proveedora de medicamentos, entes gubernamentales y universidades, entre otros actores en el uso racional de medicamentos.
Rubén Hallú: Más que prohibir, el tema amerita la puesta en marcha de un rol fundamental del Estado que es la sanción punitiva para quienes pongan en riesgo la salud humana. En el marco de un programa que incluya capacitación e información, se hace imprescindible contar también con controles para detectar quiénes son los que no cumplen con el buen uso de los fármacos y sancionarlos como corresponda.
Jorge Errecalde: Si nos referimos a las avermectinas de acción prolongada veremos que se trata de excelentes herramientas tecnológicas, las cuales pueden generar resistencias en la medida que no sean utilizadas correctamente. Sin dudas entonces que en el fondo hablamos de un problema de entrenamiento, formación, control y vigilancia. Pero más allá de esto, no debemos dejar de lado el uso de herramientas que son excelentes para la sanidad y productividad animal. Otro ejemplo concreto está dado por los anabólicos; los cuales -luego de analizarse la posibilidad de registrarlos de algún modo- fueron prohibidos, impidiéndole no sólo a los productores, sino también a la ganadería nacional adicionarle toneladas a su producción de carne.
Son productos, tanto los anabólicos naturales, como los xenobióticos, cuya seguridad para los consumidores está demostrada cuando se emplean correctamente en base a las indicaciones de los fabricantes.
¿Qué rol juegan los productores?
Carlos Lüders: Se trata de un problema multifactorial, del cual los productores no pueden estar ajenos. Debemos lograr conciencia del uso racional de los fármacos: que se apliquen cuando corresponda y su uso sea el último recurso tras haber agotado las medidas de buenas prácticas ganaderas que existen. Pero claro, no podemos desconocer el problema que se plantea cuando los usuarios finales pueden acceder a antibióticos y antiparasitarios sin recomendación médica, receta o formulario alguno. Ahí es cuando ingresamos en el concepto de automedicación y empleamos un fármaco porque soluciona los inconvenientes más rápido y fácil que contratando un asesoramiento profesional. Y esto también muchas veces es culpa nuestra por no saber justificar la inversión en nuestra labor. Este es un tema que también deberemos abordar desde las facultades. En Chile, el SAG exige a los laboratorios veterinarios que (para inscribir sus productos) realicen los estudios de eficacia en el país y ya no presentando una simple monografía generada en su lugar de origen. Pero, por otro lado, son de venta libre: allí se rompe el circuito.
En hablandodelonuestro.com.ar, los interesados podrán acceder a las disertaciones que tuvieron lugar en las Jornadas de Farmacotoxicología Veterinaria.
Para información, pueden comunicarse a: [email protected]
Daniel Cavestany: La clave pasa porque los productores requieran y valoren el asesoramiento de los veterinarios, quienes también deberán concientizarse de que son los verdaderos protagonistas en materia de sanidad y productividad animal.
¿Cómo es el tema en sus países?
MSA: En la UE y puntualmente en España no se pueden vender antibióticos sin receta, contemplando también a los alimentos medicados. A los productores se los involucró mediante acciones ligadas a concientizarlos, pero también obligándolos a mantener durante 5 años una copia de la receta veterinaria por medio de la cual se indicó el producto, detallando en qué animales se empleó y durante cuánto tiempo.
Frente a una falta en este sentido, reciben sanciones. Y si se detecta presencia de residuos en las carnes o los alimentos, se avanza en torno a un delito contra la salud pública, con penas que van desde multas hasta cárcel, inclusive. Esto ha llevado a que en las reuniones en donde se trata el uso de los fármacos, las asociaciones ganaderas no sólo participan sino que también dan su opinión. Debemos disponer de información pero también sanciones concretas, claras y bien estipuladas.
FA: En Chile, las cooperativas lecheras y la industria en general, han avanzado sobre la presencia de inhibidores en la leche y el perjuicio en la producción, instalando laboratorios de diagnóstico para detectar la presencia de antibióticos, para luego regular el pago por la ausencia de esos residuos.
También los productores de huevos, pollos parrilleros, cerdos y de salmones, perciben la importancia de trabajar en estos aspectos para evitar sanciones económicas por parte de los mercados.
JE: La sanción debe ser la última acción, primero debemos intentar educar en estos temas críticos como son el uso de los quimioterápicos; los anabólicos y, también, la somatotrofina, por ejemplo. Dicho esto y para el caso de antimicrobianos y antiparasitarios, debemos diseñar una política de formación de recursos. Claro que las asociaciones profesionales tienen un rol central en avanzar en sistemas de control de puntos críticos para evitar la presencia de residuos. Debemos reconocer que entre no usar un fármaco o usarlo mal, nos tendríamos que quedar con la primera opción.
RH: Las sanciones económicas deben no poder compensarse con las ganancias de varios años. El mal uso de estos productos perjudica a la Salud Pública y a la economía de todo un país. No podemos seguir avalando el accionar de unos pocos, poniendo el riesgo a la mayoría.
CL: Si bien hablamos de Salud Pública, en realidad hacemos referencia a divisas.
La salud pública es la utopía, pero en realidad cuidamos mercados. En el caso de Chile se ha puesto en marcha un plan para delimitar establecimientos exportadores (por ejemplo, salmones), donde se deben ofrecer determinadas garantías sanitarias.
Rogelio Allignani: Coincido en la necesidad de educar a los productores, avanzando fundamentalmente en una buena capacitación de los profesionales e interviniendo sobre la cadena de comercialización de productos, impidiendo la llegada directa a los campos. Esto favorecerá la función de los veterinarios como recomendadores y comercializadores exclusivos de los fármacos, dándoles herramientas y condiciones para que puedan hacerlo correctamente.
¿Cómo imaginan que seguirá este tema en el futuro inmediato?
JE: El medicamento veterinario debería expedirse mediante una receta emitida por un profesional que se haga responsable de su uso. Esto llevaría a que los veterinarios tengan que avanzar en su capacitación continua y en un mayor compromiso en cuanto a cómo se usan los productos.
MSA: Vamos hacia mayores controles. Por ejemplo en España (donde las ofertas en antibióticos están prohibidas), los laboratorios que vendían a través de distribuidoras, lo siguen haciendo pero con la obligación de tener que contar con un farmacéutico que recibe las recetas de los veterinarios. Inclusive se avanza en packaging en el cual se destaque si se trata de productos de uso exclusivo veterinario, uso bajo responsabilidad del veterinario o sin receta.
RA: La industria veterinaria nacional debe estar atenta en cuanto a que estas situaciones no sean empleadas por las grandes empresas para quitarnos del mercado. En España había empresas nacionales que han desaparecido. Claro que no le tenemos temor a las exigencias y debemos cumplirlas, pero siempre en un marco de igualdad.
RH: Deberemos contar con una política de Estado: sentando en la mesa a los actores involucrados para que entre ellos definan de qué manera garantizar el buen uso de los productos, para luego establecer medidas de control y sanciones efectivas.