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SUSCRIBITEEl uso de antibióticos en animales de producción por fuera del canal veterinario -sin supervisión profesional- aumenta las posibilidades de desarrollar una resistencia antimicrobiana capaz de generar complicaciones en la salud pública».
Este fue uno de los conceptos vertidos por Alejandro Soraci a lo largo del Primer Taller de Comercialización de Zooterápicos realizado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a fines de mayo (Ver recuadro). Allí, el especialista en fármaco – toxicología se refirió al uso racional de antibióticos en cerdos, destacando la necesidad de que se expendan exclusivamente por el canal veterinario, situación que hoy no se cumple.
«Esto no tiene que ver con una defensa corporativa de la venta de medicamentos, sino con el bienestar de los animales y el resguardo de la Salud Pública», explicó el ex decano de la FCV de Tandil.
A lo largo de su disertación, Soraci compartió datos de la FDA norteamericana en los cuales se demuestra que la mitad de la producción mundial de antibióticos se destina a la producción agropecuaria.
«Cerca del 90% de ese total se emplea en bovinos, porcinos y aves; mientras que el porcentaje restante, en peces», mencionó el profesional. «Lo grave es que un 70% de esa comercialización no responde a fines terapéuticos y es quizás aquí (a nivel del uso profiláctico de los productos o como promotores de crecimiento) donde la venta por fuera de un canal veterinario se hace sentir más fuerte», remarcó.
¿Cuáles son las consecuencias? Ya en 2011 la prestigiosa Journal of Clinical publicaba un informe en el cual se demuestra que la mitad de la carne bovina, aviar y porcina vendida en hipermercados de Estados Unidos contenían gérmenes resistentes a los antibióticos.
«Las infecciones por bacterias resistentes a los antibióticos son causa de muerte de miles de personas a nivel mundial, inclusive en la Argentina», agregó Soraci.
En este sentido, el especialista se refirió en primer lugar a productores que -por omisión, desconocimiento o conveniencia- adquieren antibióticos en lugares que no deberían hacerlo. «Lamentablemente esta compra a veces se realiza en connivencia con un profesional. Hemos tenido acceso a controles de productos comercializados por fuera del canal veterinario (de dudosa procedencia) en los cuales las concentraciones existentes son del 60% de las declaradas en sus prospectos», ejemplificó.
La presentada en este artículo es sólo una parte de la disertación brindada por Alejandro Soraci a lo largo del Primer Taller de Comercialización de Zooterápicos organizado por la Coordinadora Federal de Colegios y Consejos Veterinarios.
Para escuchar ésta y las otras charlas que allí se dictaron, simplemente se debe ingresar en hablandodelonuestro.com.ar y acceder a la sección «Charlas», en la cual se encuentran alojados todos los audios correspondientes.
En relación a los veterinarios, el disertante destacó su rol indelegable en la difusión de la no comercialización y uso de antibiótico por fuera de la cadena. «Es fundamental que el profesional explique que la equivalencia químico farmacéutica no implica necesariamente una equivalencia biológica. Esto es clave, sobre todo si tenemos en cuenta que -en determinadas circunstancias- algunos productores sólo se rigen por el precio de los productos a la hora de utilizarlos en los animales», enfatizó.
La posibilidad de que estas situaciones existan también toca a la industria farmacéutica, la cual -según Soraci- además de asegurar productos de calidad y certificar la seguridad de su uso, «debería jerarquizar la información farmacológica en los prospectos de, por ejemplo, los antibióticos disponibles en el mercado». En este sentido, llamó a tener prudencia y racionalidad en las publicaciones, sobre todo en aquellas ligadas a la indicación de un medicamento.
«Hemos tenido acceso a controles de productos comercializados por fuera del canal veterinario, en los cuales las concentraciones existentes son del 60% de las declaradas en sus prospectos».
«Muchas veces los datos que se ofrecen son inductores de ventas o uso directo sin supervisión. Existe folletería en relación al alcance de las concentraciones, promoviendo la idea de que todos los antibióticos tienen una gran eficacia frente a problemas pulmonares. Este enunciado es falso, pero los productores compran».
En relación al Estado, Soraci sostuvo que el Senasa debería profundizar los controles en establecimientos de venta de zooterápicos, estableciendo la obligatoriedad de un responsable asesoramiento técnico en los mismos. «También, normar la comercialización y utilización de antibióticos en plantas de alimento. Esto es muy importante, ya que muchas veces se maneja el antibiótico en cuñete para incorporar o desarrollar alimentos para los animales. Allí no hay supervisión veterinaria», explicó el disertante.
Y agregó: «El organismo también debería establecer -conjuntamente con los colegios profesionales y las facultades- el desarrollo de protocolos de farmacovigilancia que permitan alertar sobre problemas colaterales, efectos terapéuticos, malos usos, presencia de medicamentos por fuera del mercado veterinario, etc».
Ya culminando su presentación, Alejandro Soraci destacó que también los colegios y consejos profesionales pueden aportar a una mejora en los temas planteados, reforzando la formación continua de los matriculados. «Se hace imprescindible interactuar más fuertemente con las autoridades provinciales y municipios, así como insistir en las habitaciones de locales de venta de zooterápicos. Sería interesante consolidar redes de trabajo intersectoriales, a partir de las cuales se establezca un cronograma de acciones para mejorar la situación actual».
Por último y a la hora de referirse al aporte que se puede realizar desde lo académico a la problemática actual, Soraci remarcó la importancia de profundizar conceptos en los alumnos en cuanto a las responsabilidades que conlleva la comercialización y el uso racional de un zooterápico.
«Sin dudas que las facultades de Veterinaria deberían integrarse más fuertemente con los colegios profesionales, participando en procesos de capacitación permanente, en donde se incluya el debate de estas problemáticas. También podría enfatizarse el vínculo con el Senasa y el INTA para capacitar sus recursos humanos en las áreas de competencia y establecer estudios de investigación que aporten a la resolución de problemáticas, dando una pertinencia mayor a la investigación que se desarrolla en las casas de estudios».