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SUSCRIBITEEl sector veterinario ha sabido sobreponerse a las crisis. Sin embargo, es clave repensar estrategias comerciales y de agregado de valor a futuro.
Una mirada a tono con la nueva realidad que el sector propone.
Se termina un año intenso. Sobrecargado de transformaciones y cambios estructurales en nuestro país, finaliza un 2024 que sin duda ha ejercido una presión extra sobre las personas y las empresas que son parte del mercado argentino. Y no porque los años anteriores hubieran sido sencillos de sobrellevar...
Mucho ha tenido que ver en esto el vertiginoso cambio que manifestó la demanda de productos y servicios a nivel general, situación que tuvo impactos inéditos en el rubro veterinario.
Para graficar correctamente lo que sigue de este análisis, vale retrotraernos a diciembre de 2023 y recordar que no éramos pocos los que incluso nos habíamos “estoqueado” de bolsas de alimento balanceado para nuestras mascotas, como arma mínima de defensa frente a una inflación que parecía volaba por los aires tras el cambio de Gobierno.
Y lo mismo hicieron los productores ganaderos, las avícolas, las distribuidoras veterinarias, las veterinarias, etc, etc...
De ahí a esta parte mucho de esto prácticamente ha desaparecido. La “aspiradora de pesos” propuesta por el Gobierno de Javier Milei cumplió su objetivo y el “no hay plata”, por primera vez en años, se sintió fuerte en la venta de productos y servicios veterinarios, especialmente en los meses del invierno.
"Sin dudas que este año perderemos unidades y que por unos meses realmente nos preocupamos, pero este rubro siempre se mantiene a flote”, repiten los referentes del sector una y otra vez, comparando lo que ha sido una fuerte caída en ventas y rentabilidad, con las calamitosas caídas que sufrieron otros segmentos de la economía, principalmente ligados al consumo.
Los empresarios del sector veterinario argentino han sabido sobreponerse a distintos tipos de crisis. Por eso, sería incluso una falta de respeto decir que lo hasta aquí realizado está mal o no ha funcionado.
Sin embargo, existe hoy un manifiesto consenso en que, si bien los drivers del negocio a priori son los mismos, es clave repensar las estrategias comerciales y de agregado de valor a futuro.
La rentabilidad tiene un límite y seguir esperando que "el precio" solucione todo será un error en 2025.
Con inflación a la baja y ventas más reales que financieras, parece haber llegado el momento de dejar de hablar solo de márgenes, costos y descuentos, y accionar para que las unidades realmente crezcan.
“La rentabilidad tiene un límite y seguir esperando que “el precio” solucione todo será un error en 2025”, nos decía también un grupo de empresarios en esos tantos diálogos que mantenemos desde MOTIVAR sobre el mercado.
¿Llegó el momento de desaprender para mejorar lo realizado?
No hablamos de tirar a la basura todo lo realizado, sino que tomar la decisión de dejar atrás determinados patrones que parecían inamovibles y convicciones que ya quedaron casi obsoletas, para abrirse a otras maneras de “hacer las cosas”.
Las nuevas generaciones que ya impulsan buena parte del mercado tienen la oportunidad, ahora sí, de cambiar. De volcar su propia experiencia a la práctica real del día a día, con una mirada a tono con la nueva realidad que el sector propone.
¿Será en 2025?
