Ezequiel Condorí es oriundo de Punta Alta, Coronel de Marina Leonardo Rosales. De chico, y acaso de tanto mirar con fascinación Animal Planet, ya supo que quería ser veterinario o biólogo, fantaseando que, si estudiaba alguna de esas carreras, podría tener contacto con esos animales salvajes del Africa que veía en la pantalla.
Se decidió por estudiar en la FCV de la UNICEN en Tandil, y por esas cosas de la vida, terminó alternando sus estudios con la participación en un plan de control de jabalíes en el Parque Nacional El Palmar, en Colón, Entre Ríos. Esa participación luego se traduciría en su tesis de grado y más adelante, volcaría su vocación en la docencia, en el módulo de Fauna Silvestre dentro de la cátedra de Enfermedades Infecciosas, en la facultad tandilense.
Si bien no pudo concretar aquella fantasía de trabajar en la jungla, no deja de ser apasionante su actividad paralela, como uno de los coordinadores del Proyecto Jabalí Tandil, que le permite investigar e ir adquiriendo saberes sobre la fauna silvestre que acaso la academia no puede ofrecer, precisamente por falta de información.
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Ezequiel Condorrí es miembro del Programa de Conservación Comunitaria del Territorio de la FCV-UNICEN y uno de los coordinadores del Proyecto Jabalí Tandil.
El plan se implementa a través de un convenio entre la Dirección de Asuntos Agropecuarios del Municipio de Tandil, el CIVETAN, el Programa de Conservación Comunitaria del Territorio (PCCT) de la FCV de la UNICEN y la Comisión de Lucha contra Plagas Agrícolas de Tandil.
El trabajo conjunto de estas organizaciones consiste en el desarrollo de una estrategia de manejo integral del jabalí en el distrito, con el objetivo de minimizar sus impactos negativos sobre la biodiversidad, la salud pública y animal y la producción agropecuaria, a la que este cerdo silvestre ocasiona serios perjuicios.
“Para llegar hasta acá tuve mucha suerte en mi camino y también mucho de autoformación. Creo que la pasión siempre me llevó a intentar buscar esa información y encontrarla. Y también di con ciertas personas que me supieron abrir la puerta, me la jugué y pude aprovechar esas oportunidades que me fueron dando”, recordó Ezequiel.
Con la antesala del trabajo realizado en el Parque Nacional El Palmar y con una beca doctoral en curso en el PN Campo de Tuyú, Ezequiel trabajó, durante los últimos 10 años, en la problemática de las especies exóticas invasoras puntualmente en jabalí.
Como resultados de las primeras acciones en Tandil, “observamos se percibe que en los últimos 5 años hubo un crecimiento exponencial de la especie que preocupa y lamentablemente no queda otra que, por la característica de la especie, que continúe en alza”, destacó el veterinario.
En ese sentido, y particularmente respecto a las zoonosis, especificó que el jabalí cuenta con casi las mismas enfermedades que el cerdo doméstico, con la diferencia de que es muchísimo más resistente.
“En las especies silvestres generalmente no manifiestan los signos de la enfermedad porque enfermarse en la naturaleza es morir. Entonces el animal tiene, y hace todo lo posible, para no mostrarse enfermo hasta que ya no ve más. Cuando ves un animal con algún signo es porque realmente está afectado”, especificó Condorí.
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Las cámaras trampa colocadas en Tandil son una de las herramientas para observar el comportamiento de los jabalíes.
Con ese contexto, explicó que respecto al jabalí pueden suponer que tienen un montón de enfermedades porque, a nivel mundial se sabe que tienen, pero muchas veces no se pueden confirmar.
“Lo que hacemos es aprovechar las oportunidades donde se los controla o se los caza, cosa que no hacemos puntualmente nosotros. Siempre trabajamos en colaboración con guardaparques, cazadores o personas que se dedican a hacer ese control y tomamos muestra de forma oportunista. Ahí tomamos una muestra de sangre, de músculo, órganos y demás, para luego, en el laboratorio, aplicar generalmente la misma técnica diagnóstica que se hace para animales domésticos”, explicó el veterinario.
Y agregó que, en el caso puntual del jabalí en nuestro país, una de las más importantes es la triquinosis, al igual que el cerdo que no le genera signos clínicos; y, sumada a la base a la evidencia que existe hoy, la otra enfermedad es la tuberculosis.
Cabe destacar que las especies que están en estado de libertad sin intervención humana son consideradas fauna silvestre, y pueden ser nativas (estan dentro de rango de distribución natural) o exóticas (fuera de su rango de distribución natural). En general, cuando se estudia enfermedades en fauna silvestre, se lo hace a nivel poblacional.
“Cuando trabajamos con fauna silvestre en estado de libertad, las especies están lo más lejos posible de la gente, por lo tanto, las oportunidades que tenemos para estudiar su salud son limitadas”, explicó el veterinario.
Y especificó que como profesionales tenemos que hacer lo máximo posible para no hacerle daño a la especie para tomar muestras biológicas.
“Generalmente se trabaja más con muestras no invasivas o con cadáveres que con animales vivos porque la captura de un animal siempre representa un riesgo para su propia salud. Si bien hay un montón de técnicas para reducir esto, es necesario evaluar si vale la pena, considerar si la información que te da es más de lo que se puede llegar a perder si el animal se ve afectado. Por lo menos éticamente es como a nosotros nos gusta trabajar ya que privilegiamos el bienestar del animal”, indicó.
Es así que, el desafío está en que a partir de pocas muestras se deben sacar conclusiones sobre qué está pasando en una población. Esto sumado a que sabe "relativamente poco" sobre los patógenos que pueden llegar a tener esas especies, ya que generalmente los profesionales aprenden mayoritariamente sobre animales domésticos.
“Y ese es el pequeño recorte de información que nos llevamos, pero después hay un montón de otras cosas que aún desconocemos. Esto, sumado a que cada vez hay menos áreas naturales para que habiten estas especies y a que están más en contacto con especies domésticas, implica un cambio en la dinámica de enfermedades que puede hacer que la situación se complique tanto para los animales domésticos, la fauna silvestre, como para nosotros”, concluyó Ezequiel Condorí.