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EL EVENTO SE DESARROLLÓ EN EL MARCO DEL PLAN “MÁS LECHE”

“Hay que imitar al 10% superior para mejorar los índices”

Eso propuso Gustavo Schuenemann, profesor del Departamento de Prevención Veterinaria de Leche en la Ohio State University, en su disertación sobre manejo del confort, mejora de salud, productividad y bienestar animal, en la UCA.
Motivar | Facundo Sonatti
Por Facundo Sonatti 1 de enero de 2019 - 14:11

 

Invitado especial. Gustavo Schuenemann, un argentino radicado hace más de una década en los Estados Unidos, trajo su visión sobre lo que hacen los mejores del sector y se llevó un mate.

El argentino Gustavo Schuenemann, radicado en los Estados Unidos hace más de una década, volvió al país y no vaciló a la hora de describir la situación actual de la lechería local: “Los tambos apenas extraen el 60% del potencial que tienen sus vacas”. Para el experto en el sector y profesor del Departamento de Prevención Veterinaria de Leche en la Ohio State University, “si bien hubo una evolución enorme en materia genética, falta ajustar algunas variables para poder producir 40 litros por día con esas mismas vacas”.
La presentación de Schuenemann se dio en lo que fue la cuarta edición del Simposio organizado por Mastellone Hnos, dentro del Plan Más Leche y bajo el lema “Nutrición, Bienestar Animal e Innovación Tecnológica”, realizado en la Universidad Católica Argentina los pasados 22 y 23 de noviembre.

Recursos humanos. Contratar personal está entre los principales desafíos de los tambos.

Los recursos humanos en el eje

“A nivel mundial, el costo más grande de la producción de leche es la nutrición. El segundo tiene que ver con la recría de vaquillonas porque no hay que olvidar que la vaca lactando es la única que paga los costos”, advierte el disertante ante la atenta mirada de 500 productores.
“Si ustedes quieren bajar un 10% los costos de nutrición, bajen los meses del parto”, agrega.
“Los empleados conforman el tercer costo, pero permiten que el sistema sea eficiente o, por el contrario, son los culpables que no lo sea. En ellos recae el nivel de conversión de forraje en litros de leche”, gráfica el rol de los recursos humanos.
Y sigue: “Hoy es extremadamente difícil encontrar empleados y aún más un encargado. Sin embargo, si la Argentina quiere mejorar sus niveles de productividad debe hacer un esfuerzo muy grande en capacitar a los recursos humanos”.
En esa línea, el profesional sostiene que, en cualquier sistema donde hay dos o más personas la performance se mide en el conocimiento más la habilidad por la actitud.

“Un 73% de la variación de los índices productivos es debido al manejo y el ambiente”.

“Hoy, las habilidades se pueden enseñar con poco dinero lo que no se puede imprimir es la actitud”, confiesa y agrega que, “hay que implementar una interacción positiva entre empleados y vacas, evitando que el animal le tenga miedo a las personas y eso se construye desde un principio”.
Para Schuenemann, en los Estados Unidos, a muchos productores de leche se los considera profesionales no porque necesariamente hayan reunido títulos universitarios sino porque han logrado reunir una serie de conocimientos que tienen muy pocas personas. “Acá debe suceder lo mismo a partir de la integración de tecnología para mejorar la eficiencia. Para que un país mejore sus índices debe mirar al 10% superior, ver qué hace para ser mejor y lo diferencia del resto, porque la base genética de las vacas no es muy diferente entre unos y otros. Incluso, hoy, en todo el mundo es muy similar”, analiza el profesor de la Ohio State University.
En ese sentido, un estudio realizado en los Estados Unidos midió y analizó la variación que hay en ciertas aspectos como la tasa de preñez, más longevidad o calidad de leche y resolvió que un 73% de la variación de los mismos es debido al manejo y ambiente. “Manejo es personas y cuando hablamos de ambiente, tiene que ver con las características que hay en su entorno e incidir en la producción”, resume el disertante y completa: “No pudimos encontrar una sola cosa que signifique que un protocolo de producción sea mejor que otro, eso no significa que no haya que tener un protocolo”.

¿Qué hacen los mejores de Estados Unidos?

• Tienen encargados comprometidos y organizados.
• Sumaron programas de transición para cubrir las necesidades de la vaca.
• Cuentan con sistemas de registros para monitorear procesos.
• Implementan programas de capacitación en línea con los protocolos que se usan.

¿Qué pasa con la nutrición?

Un desafío no menor en los sistemas productivos de leche tiene que ver con el costo del alimento en la recría y será la edad del parto la que determine su eficiencia. “Los primeros 60 días del animal determinarán la capacidad productiva para el resto de su vida. Son dos meses fundamentales para prestar especial atención a los niveles nutricionales. Es también importante que, en ese período, doble el peso vivo y es muy posible que capturen el potencial del adn para producir leche, de lo contrario, no lo alcanzarán”, señala en otro pasaje de su presentación.

“En Argentina, los tambos apenas extraen el 60% del potencial que tienen sus vacas”. Schuenemann.

“Hay que tener en cuenta cuánto tiempo pasa acostada la vaca pre y posparto de forma prioritaria para contemplar el confort de la vaca. La vaca preparto no puede perder peso, es decir, hay que chequear la hipocalcemia. Las vacas que pierden peso son porque redujeron el consumo de materia seca y no comerá más, aunque le pongan más comida”, explica Schuenemann.
“El consumo de materia seca en el preparto determinará el consumo posterior. Una vez que pare la vaca, lentamente recuperará consumo en un plazo de 7 días y la vaquillona lo hará en el doble de tiempo. El consumo determina la caída del peso y esa caída de peso determina cuánta grasa pasa por el hígado y eso determina si se enferma o no la vaca. A su vez, eso influye en su calidad de leche”, continúa el profesional y cierra: “En este sentido, no hay que olvidar la calidad de agua, porque aporta los minerales que luego tendrá la leche”.

Dato. “El consumo de materia seca en el preparto determinará el consumo posterior”.

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