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LA PROBLEMÁTICA DEBERIA ENFOCARSE BAJO EL CONCEPTO DE “UNA SALUD”

“La importancia de la enfermedad radica en su alta letalidad”

El Ministerio de Salud de la Nación difundió una Guía para la prevención, vigilancia y control de la rabia en Argentina. Compartimos un resumen de los principales conceptos aportados.
Por Redacción de MOTIVAR 1 de agosto de 2018 - 01:40

 

La importancia de la rabia para la salud pública, tanto en Argentina como en el mundo, radica en la alta letalidad que presenta la enfermedad”.
Este es uno de los aspectos más destacados del contenido generado por el Ministerio de Salud de la Nación por medio de una Guía que se propone generar un marco de referencia para quienes ejercen actividades en los programas de vigilancia, diagnóstico, prevención y control de la rabia, siendo su objetivo brindar una herramienta que permita orientar dichas acciones.
“Un caso de rabia humana representa una debilidad en el sistema de salud debido a que existen herramientas para prevenir la enfermedad. Por ello, se deben intensificar las acciones de vigilancia en los ciclos aéreos y terrestres mediante una correcta identificación de los mismos; también se debe aplicar una adecuada estrategia de inmunización en personas y particularmente en animales en riesgo, ya que éstos son la principal fuente de infección para el hombre”, se asegura en el documento. Y profundiza: “El objetivo principal en la región de las américas es la eliminación de la rabia humana transmitida por el perro”.
Si bien aquellos interesados en acceder al material oficial completo pueden solicitarlo vía [email protected], a continuación, detallamos una serie de aportes más que destacados para los profesionales veterinarios.
En primer lugar, vale reforzar que la rabia es una zoonosis de origen viral que afecta al sistema nervioso central (SNC) de todas las especies de mamíferos, incluido el hombre, que en la gran mayoría de los casos presenta desenlace fatal.
Está distribuida en todo el mundo y es responsable de la muerte de más de 60.000 personas al año. Aunque se considera que hay un importante subregistro, la mayoría de los casos tienen lugar en África y Asia, con diferentes grados de control en el resto del mundo. Si se suma la distribución de la rabia aérea, todos los países, salvo Nueva Zelanda, están afectados.
Se considera una enfermedad emergente.

Tabla: Virus rábico. Variantes antigénicas identificadas en Argentina (1922-2016).
Variante Reservorio Ciclo
1 Perro. Gato Ciclo terrestre urbano
2 Cánidos silvestres Ciclo terrestre rural
3 y 3a Muerciélago hematófago (Desmodus rotundus) Ciclo aéreo rural
4 Murciélago insectívoro (Tadarida brasilensis) Ciclo aéreo urbano
6 Murciélago insectívoro (Lasiuris cinereus) Ciclo aéreo rural/urbano
Otras variantes Murciélagos insectívoros (Myotis spp/Eptesicus spp/ Histiotus spp.) Ciclo aéreo
Fuente: Dirección Nacional de Epidemología y Análisis de Situación de Salud, Ministerio de Salud de la Nación.

Variantes en Argentina
Los virus causantes de la rabia pertenecen a la familia Rhabdoviridae, género Lyssavirus. Son virus envueltos por una membrana lipídica y, por lo tanto, lábiles al ambiente y sensibles a la mayoría de los antisépticos, en especial a los que reducen la tensión superficial.
Contienen ARN monocatenario no segmentado, de sentido negativo, que codifica para las cinco proteínas constituyentes del virión: nucleoproteína (N), fosfoproteína (P), polimerasa (L), proteína de matriz (M) y glicoproteína (G).
Esta última tiene la doble condición de intervenir en la patogenicidad viral y a su vez constituir el antígeno que induce la producción de una respuesta inmune protectora en el individuo

Prevención en animales de importancia económica

La rabia paresiante es una enfermedad epidémica y recurrente causada por el virus rábico variante 3 transmitido por el vampiro común Desmodus rotundus. Afecta principalmente a los bovinos, equinos, con menor frecuencia a otras especies domésticas, al hombre y a animales silvestres.
En la República Argentina se diferencia un área endémica ubicada al Norte del Paralelo 31° Latitud Sur y al Este del Meridiano 66° Longitud Oeste, que abarca Misiones, Corrientes, Chaco, Santiago del Estero y Formosa, y parte de las provincias de Salta, Jujuy, Tucumán, Catamarca, Córdoba y Santa Fe; y un área libre, ubicada al Sur del mencionado paralelo y al Oeste del mencionado meridiano, que abarca el resto del país.
Los herbívoros se infectan porque son la principal fuente de alimentación del vampiro y epidemiológicamente se comportan como “huéspedes finales” o “fondos de saco” pues no transmiten la rabia en forma activa (no muerden).
La mortalidad del ganado puede ser alta (>50%), dependiendo del tamaño de la población del vampiro en el lugar y de la mayor o menor rapidez en la aplicación de las medidas de control. En la Argentina, hay evidencias de que la predación del vampiro en los bovinos produce más pérdidas de peso vivo que la misma rabia paresiante.
También afecta a animales autóctonos.
Es una peligrosa zoonosis y su denuncia es obligatoria.

vacunado.
En Argentina, así como en toda América, se encuentra presente hasta el momento, sólo el virus rábico clásico (genotipo 1). Dentro del mismo, existen diferencias estructurales en su proteína N (nucleoproteína) que al ser detectadas por anticuerpos monoclonales permiten establecer distintas variantes antigénicas, cada una adaptada a determinados reservorios.
Se debe tener en cuenta que cualquiera de las variantes virales tiene capacidad potencial para infectar a cualquier especie de mamífero. “La importancia de conocer la variante viral reside en que permite determinar el reservorio original de un caso”, destacan desde el Ministerio. En síntesis, los ciclos de la rabia en Argentina presentan las siguientes características:
Ciclo urbano:
– Terrestre (variante 1): el perro es el principal reservorio, razón por la cual las acciones preventivas y de control que se focalizan en este animal adquieren especial relevancia.
Le sigue en importancia el gato. Las poblaciones de animales callejeros no vacunados en provincias del Noroeste argentino, Jujuy y Salta, y del Noreste argentino (NEA), Misiones, Corrientes, Chaco y Formosa, constituyen grupos de riesgo frente a la entrada de animales infectados desde los países limítrofes Bolivia, Paraguay y Brasil.
– Aéreo (variantes 4, 6 y otras): el reservorio está constituido por murciélagos insectívoros, dentro de los cuales el más importante es el Tadarida brasiliensis.
Una vez controlado el ciclo terrestre urbano (variante 1), es importante considerar el ciclo aéreo como potencial riesgo para la población animal y humana. Así lo demuestran los casos presentados en perros y gatos por contacto con murciélagos infectados.
Ciclo rural:
– Terrestre (variante 2): sus reservorios son perros salvajes y otros mamíferos silvestres (zorros, coatí, aguará guazú).
– Aéreo (variantes 3, 4, 6 y otras): el murciélago hematófago Desmodus rotundus es el reservorio de la variante 3 y los murciélagos insectívoros son los reservorios del resto de las variantes aéreas. Es el transmisor de la variante 3 principalmente a los animales de importancia económica, en los que provoca la rabia paresiante (Ver recuadro).

Rabia en caninos
En la década de 1960, Argentina presentaba una compleja situación dada por 12 provincias con transmisión de rabia a través de perros (Salta, Jujuy, Tucumán, Formosa, Chaco, Santa Fe, Corrientes, Misiones, Córdoba, San Juan, Mendoza y Buenos Aires), sumándose en la década siguiente una provincia más (Santiago del Estero).
La enfermedad adquirió mayor magnitud y gravedad en 1976, en el que se registraron 5.573 casos de rabia animal. A raíz de tal situación se fortalecieron las medidas de intervención basadas en la vacunación masiva de animales, eliminación de reservorios sin dueño y sin control, la vigilancia epidemiológica, la educación para la salud, la sanción de legislación específica de control y la promoción comunitaria. Estas acciones tuvieron como consecuencia una disminución en el número de casos, debido principalmente al control efectuado en Buenos Aires, provincia que constituía más del 95% de la casuística nacional.
Así, en el período 1988-1997 se logró reducir a tres las provincias afectadas (Salta, Tucumán y Santiago del Estero).
Luego, entre 1998 y 2006 sólo se registraron brotes en Salta y Jujuy. Fue precisamente el brote ocurrido en la capital de esta última provincia el responsable del significativo aumento de casos ocurrido en 2003 que fue la excepción a la tendencia de reducción progresiva de la casuística observada desde el año 1993. En los últimos 5 años, se ha reducido el número de casos registrados de rabia canina variantes 1 y 2, circulando el virus en las provincias de Salta, Jujuy, Chaco y Formosa.
“La vigilancia, prevención y el control de la rabia se basan fundamentalmente en el eslabón animal”, refuerzan desde el organismo oficial, dejando en claro que la rabia es precisamente un excelente modelo para aplicar el concepto “Una Salud”.
Existen diferentes factores que influyen en la eficacia de los programas de prevención y control de la rabia, entre otros: 1) Baja percepción popular del riesgo de contraer la enfermedad; Subregistro de mordeduras en la mayoría de los municipios y provincias; Aumento de la población de perros sin tenencia responsable en zonas urbanas densamente pobladas; presencia de rabia aérea.
Existe una constante aparición de casos de rabia en murciélagos; existencia de casos en países limítrofes. Bolivia, Paraguay y Brasil tienen una importante casuística de rabia. A su vez, hay un bajo concepto de tenencia responsable de animales; baja vigilancia epidemiológica y bajas coberturas de vacunación animal en perros y gatos domésticos.

Prevenir para erradicar
Como se destaca en la Guía que se puede solicitar completa en [email protected], la prevención de la rabia animal incluye: vacunación antirrábica; control poblacional; educación para la salud y legislación para la importación de animales.
En animales de compañía la vacunación es de carácter obligatorio en perros y gatos e incluye una primovacunación a los 3 meses de edad y revacunaciones anuales. Corresponde al tenedor responsable del animal el cumplimiento de esta exigencia legal.
La vacunación tiene como fin inducir en el animal la producción de una respuesta inmune protectora que evite que se enferme de rabia en caso de contacto con el virus. En el caso de la primovacunación, el animal se considera protegido a los 30 días de aplicada la vacuna; en las vacunaciones de refuerzo, se considera protegido a las 24-48 horas.
El aporte del Ministerio de Salud de la Nación también enumera los mecanismos de transmisión, patogénesis y período de incubación de la enfermedad, así como un detalle de los procedimientos para la toma, conservación y envío de muestras. También comparte un listado con información sobre la Red Nacional de Laboratorios de Diagnóstico de Rabia.

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