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Feedlots: un año de rentabilidad negativa

El inicio de 2018 volvió más compleja la situación en función de los incrementos en los insumos de alimentación.
3 de mayo de 2018 - 10:55
El inicio de 2018 volvió más compleja la situación en función de los incrementos en los insumos de alimentación.

La seca generó algunos cambios en la ecuación del negocio del engorde a corral. Sin lugar a dudas los valores de invernada mostraron una baja significativa, pero no se sumó a la ecuación una recuperación del gordo como muchos esperaban. La hacienda gorda que se está comercializando es invernada comprada en el último trimestre de 2017 toda a valores de entre 40 y 44 $/Kg. Lo valores de venta actuales aún están unos pesos por debajo del máximo logrado en 2017 en términos corrientes y las perspectivas de los valores de alimentación tanto para la energía como para la proteína muestran un año en el cual la comida seguirá en valores altos. El valor actual del gordo creemos que debemos interpretarlo como el piso para este 2018 y que en los valores actuales hay una incidencia, no menor, de un mayor costo de la cadena generado por paso a la formalidad de muchos matarifes y abastecedores. Esto usuarios vieron incrementados sus costos vía impuestos que anteriormente no pagaban y qué, al estar el consumo deprimido, no puede ser volcado hacia adelante en la cadena y termina impactando en el precio del gordo. Con paritarias que de apoco se van cerrando más la continuidad del crecimiento de las exportaciones creemos que la tendencia será revertida en las próximas semanas. La lluvia de estos últimos días colaborará también en este sentido.

El encierre a inicios de abril presentó un récord para este mes con el 73% de ocupación, creemos que mayo dará un porcentaje aún mayor. Sin duda estamos frente a un corrimiento y concentración de la zafra de terneros ocasionado también por la seca que complicó gran parte de las áreas de cría del país. Esta situación presentó algunos negocios puntuales de recategorización de hacienda que no llegó a terminarse a pasto y que tuvo que pasar por los corrales para una correcta terminación.

Analizando este nivel de encierre surge el interrogante sobre lo que pasará cuando esa hacienda comience a ser terminada y a dejar los corrales. La medida de la baja del peso mínimo de faena para las hembras hasta el 30 de junio hará que la descarga de los próximos meses se focalice más en esta categoría y ya gran parte ha sido remitida a faena, por otro lado, si bien el indicador de los engordes más profesionales muestra esta alta ocupación aquellos productores zafreros o más caseros nos están en juego. El chacarero que tiene maíz lo destina a venta con los valores actuales y el criador o bien tuvo que descargarse de su ternero por la seca o lo hará en las próximas semanas, pero los costos de la comida hacen que sea un año en el que no estarán presentes aportando gordos al mercado.Analizando esto creemos que no estaremos en unos meses frente a una situación un mercado sobreabastecido.

La exportación con un dólar de $21 y un alto nivel de reintegros tendría que ser un actor fundamental en el sostenimiento y mejora de los valores de novillo gordo.

La modificación y baja transitoria del peso mínimo de faena para las hembras ha sido, al menos, controvertida. Si bien el motivo por el cual se anunció la medida tiene su impacto en la producción (la seca) entendemos que no era la forma de encarar el problema. La discusión sobre si debe o no el país tener una intervención del estado en este sentido es algo que puede ser discutido y debatido por la cadena. El problema es el cambio de las reglas de juego de un día para el otro y con una medida sobre la cual no hubo consenso en toda la cadena. Lo que generó un castigo a todos aquellos productores, criadores y engordadores que apostaron por un animal de mayor peso y suponían que les reglas y el estricto control con la puesta en marcha de los nuevos sistemas de fiscalización, eran parte de un país que va hacia una mayor previsibilidad en los negocios. El criador realizó un esfuerzo para vender sus hembras un poco más pesadas para no ser castigadas y el engordador con un esfuerzo de conversión mayor ajustó dietas, recrió y logró un animal por encima de los 300 kilos pero se encontró de golpe con una categoría de menor peso (260 Kg) y más buscada por el abastecedor. La medida se tomó genera y generará un mayor nivel de oferta a faena hasta su fecha de caducidad del 30 de junio, ahora sí, con el consenso en la Mesa de las Carnes para no ser prorrogada.

Estamos metidos en un momento de ajuste a la realidad de una situación de sobre expectativa puesta en la ganadería. El crecimiento del stock se ha frenado y los valores de los vientres ajustan hacia abajo. Un golpe de realidad para toda la cadena, realidad que podrá ser modificada en tanto continúe la apertura y acceso a nuevos mercados externos, de volumen, pero también de alta calidad, mientras se trabaje seriamente en analizar y ajustar la batería impositiva que pesa sobre la actividad, con impuestos tan distorsivos como los ingresos brutos y los sellos. pero también poniendo freno a municipios que en nombre de la autonomía generan y ajustan, sin un mínimo análisis, un sin número de tasas que impactan en la productividad y viabilidad del sector.

Queremos producir carne como otros productores de punta en el mundo, exportar cada vez más y ser el “supermercado del mundo” pero lamentablemente competimos con productores que no solo tienen otro nivel de carga impositiva, tienen además estímulos para ser cada vez más eficientes y el acceso a herramientas de producción que hoy tenemos vedadas por una determinación exclusivamente nuestra.

Es momento de comenzar a dar estos debates, que permitirán cambios que harían despegar a la ganadería argentina y mostrar un crecimiento real y sostenido. O seguiremos viviendo en ciclos de “expectativas y realidades”.

Fuente: Cámara Argentina de Feedlot (CAF)

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