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SUSCRIBITE Organizado por la Asociación Panamericana de Ciencias Veterinarias (PANVET), en noviembre se realizó el Taller Regional de Concienciación sobre la Resistencia a los Antimicrobianos, en la FCV de la UBA. La iniciativa contó con participación de la Organización de las Naciones Unidades para la Alimentación y la Agricultura (FAO), la Federación Panamericana de Facultades y Escuelas de Cs. Veterinarias, y el Consejo Panamericano de Educación en las Cs. Veterinarias.
Pocas veces se ha mostrado el estrecho vínculo de la otrora llamada Salud Pública humana con la medicina veterinaria, como en las ponencias presentadas.
El marco convocante fue el enfoque “Una Salud”, pero se pudo escuchar a los disertantes manifestar en forma explícita el fuerte vínculo existente entre ésta y el bienestar animal, un reconocimiento implícito al cambio de paradigma que se está desarrollando, donde -incluyendo el bienestar del hombre, el de los animales y el del ambiente, donde ambos conviven- nos manifestamos comprometidos en “Un Bienestar” o, mejor definido, en “Un Solo Bienestar”.
Fue el presidente de la Asociación Mundial de Veterinaria (WVA), Dr. Johnson Chiang, proveniente de Taiwán y por primera vez en la Argentina, que, exponiendo la visión y estrategia de la entidad, mostró claramente la misión de los profesionales: “promover la salud pública, de los animales y su bienestar, desarrollándonos a través de la educación y de los servicios profesionales públicos y privados”. La imagen era ilustrativa: el bienestar animal es una de las tres columnas que sostienen a la profesión veterinaria.
Se manifestó que las actividades vinculadas a los animales domésticos, deben incluir, pero no estar sólo limitadas, en primer lugar, a la promoción del bienestar animal y al uso responsable de antibióticos, clave para reducir la resistencia antimicrobiana. Lo mismo fue expresado por el Dr. Martín Minassian de la OIE, al explicar que los pilares de la Organización Mundial sostienen el objetivo de “mejorar la salud y el bienestar animal en todo el mundo”; descripto en detalle, como estrategia para apoyar la buena gobernanza y el refuerzo de las competencias a través de veterinarios calificados para “mejorar la salud y el bienestar animal”, administrando antimicrobianos según las normas internacionales de la OIE.
Pero fue el debate en el taller sobre “Adopción de buenas prácticas para la contención de la RAM mediante la articulación público privado” el que arrojó sin dudas las conclusiones más interesantes. Allí se intentaron resolver las siguientes preguntas ¿qué priorizar? ¿normas obligatorias o voluntarias? ¿cómo fortalecer lo existente? ¿progresivo o no? ¿cómo amplío las capacidades técnicas?
Quedó claramente expuesto el grave riesgo de la sostenibilidad de la producción alimentaria y la necesidad de tener en cuenta los objetivos para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, en un marco político, normativo e institucional; con decisiones basadas en un verdadero análisis de riesgo, sin interpolar datos ajenos a las realidades locales.
El desafío será entonces convencer a una industria que se resiste a reconocer la existencia de la resistencia antimicrobiana, en un contexto en el cual el 90% del consumo de antibióticos por parte de los animales es a través de los alimentos.
Será sin dudas necesario que exista un compromiso que abarque todos los actores de la cadena, incluyendo lógicamente a explotaciones familiares que, por ejemplo en Argentina, representan el 65% del total. Igualmente necesaria es una estrategia de Buenas Prácticas de Manufactura (BPM) con control en los frigoríficos, obligatorias y a través de organismos estatales que no sean flexibles: capacitar, no recomendar sino obligar, auditar y penalizar.
Sin BPM el ambiente y el producto es sub-óptimo y la interacción humano animal, negativa.
La herramienta que mejor corrige lo antes descripto es, sin dudas, el Bienestar Animal.