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¿Por qué puede fallar la vacunación contra Parvovirus?

En el evento que la WSAVA realizó a lo largo de mayo en Tailandia, el norteamericano Richard Ford expuso conceptos centrales sobre el parvovirus canino.
Por MV_ Leonardo Mauro 31 de julio de 2015 - 23:27

En el evento mundial que la WSAVA realizó a lo largo de mayo en Tailandia, el norteamericano Richard Ford (Universidad de Carolina del Norte) expuso conceptos centrales sobre el parvovirus canino.

En los últimos años, los médicos veterinarios han estado informando sobre la presencia de signos clínicos de infección por parvovirus (incluyendo resultados positivos de la prueba rápida de antígeno fecal) entre perros jóvenes vacunados.

A menudo, los profesionales culpan a la vacuna de estas fallas, lo que se traduce en quejas a los fabricantes, devoluciones de productos y, automáticamente, el reemplazo por otra vacuna de distinto proveedor.

Ante esto, aquí compartimos algunas razones conocidas para el fracaso de la vacunación contra parvovirus:

Vacunas e interferencia por anticuerpos maternos

Esta sigue siendo la causa más frecuente del fracaso de la vacunación de animales de compañía (perros).

ES IMPRESCINDIBLE UNA CORRECTA APLICACION

Por el Dr. Leonardo Mauro

El parvovirus representa un riesgo potencial para cualquier cachorro menor de 4 meses. Debido a su gran resistencia fuera del animal, es un problema clave en colectividades de animales, donde cobran mayor relevancia los conocimientos que el veterinario posea sobre el virus, la enfermedad, la bioseguridad y su prevención.
La vacunación correctamente aplicada es uno de los pilares en donde se apoya la prevención. Los especialistas en Medicina Veterinaria de Albergues de Animales (Shelter Medicine) han estudiado el tema, lo conocen con mayor profundidad y desde hace unos años han colaborado con su experiencia para aplicar los cambios en los que se basan las recomendaciones actuales sobre vacunación de las grandes organizaciones veterinarias mundiales (AAHA, WSAVA).
De hecho y en sus últimas guías se incluyen recomendaciones para los animales que conviven en colectividades y poseen un alto riesgo de desarrollar esta enfermedad.
Más información en: facebook.com/Vacunacion.Veterinaria.

Un protocolo racional de vacunación contra parvovirus plantea algunas consideraciones especiales.

Las directrices sobre vacunación canina de la Asociación Americana de Hospitales Veterinarios subrayan la importancia de la administración de la serie inicial (típicamente 3 dosis) de las vacunas principales (Distemper/Adenovirus-2/Parvovirus), organizadas de forma tal que la última dosis se aplique entre las 14 y 16 semanas de edad.

Vale remarcar que los niveles de anticuerpos maternos contra el parvovirus que interfieren con las vacunas, es probable que persistan en los cachorros jóvenes por más tiempo que los anticuerpos maternos contra el moquillo y el adenovirus-2.

Esta interferencia con la vacuna, entre algunos perros que recibieron la última dosis de una vacuna central (como recomiendan la mayoría de los fabricantes) a las 12 semanas de edad, puede dejarlos susceptibles frente a la infección y a la enfermedad si son expuestos al virus de campo. En la práctica, cuando se experimentan brotes de parvovirosis en perros vacunados, ésta parece ser la razón más común para interpretar el «fracaso de la vacuna».

Predisposición genética

El fracaso para responder a los antígenos de parvovirus de la vacuna en algunos perros de forma individual fue bien reconocido en los `80, tras la introducción de las primeras vacunas contra parvovirus. Muchos Dobermans y Rottweiler bien vacunados desarrollaban enfermedad fulminante y muerte por parvovirus.

Aunque esa misma predisposición racial no parece ser tan frecuente hoy en día, los estudios serológicos de los perros vacunados que desarrollaron parvovirosis clínica, proporciona una fuerte evidencia de que todavía existen animales «no respondedores» a la vacunación contra parvovirus en la población de perros.

Algunos especialistas han sugerido que determinadas líneas de Pit Bull Terriers en la actualidad pueden presentar un riesgo particular.

No existe una solución simple frente a los «no respondedores», además de evitar el riesgo de exposición.

Se percibe evidencia en cuanto a que todavía existen animales “no respondedores” a las vacunaciones que reciben contra parvovirus.

De cualquier forma, es importante identificar a estos perros mediante pruebas rápidas (Inmunestatus/Vacci o Titer Check) en consultorio, finalizado el esquema inicial de vacunaciones, a fin de alertar al propietario si su animal quedó protegido o, por el contrario, presentará un mayor riesgo de contraer la enfermedad y serán necesarios cuidados especiales.

Propuesta: administración de un producto combinado

Ante la posibilidad de aplicar una vacuna inactivada junto con una vacuna de virus vivo modificado (VVM) al mismo tiempo y en el mismo lugar, algunos inmunólogos y puntualmente un estudio de investigación publicado por Taguchi (2010), sugieren que la administración subcutánea de una vacuna inactivada (como la de Leptospirosis) en combinación con una vacuna de virus vivo atenuado (como Moquillo, Adenovirus-2 y Parvovirus) puede resultar en una menor respuesta de anticuerpos protectores frente al parvovirus, y en algunos perros también al virus del moquillo. La popularidad de los productos combinados, es decir el uso de la bacterina líquida de leptospirosis como diluyente para reconstituir la vacuna de VVM (fracción liofilizada) puede, en algunos perros dejarlos susceptibles frente al parvovirus y/o al virus del moquillo, y enfermar si son expuestos al virus de campo.

Vale decir que, cuando sea posible, es razonable administrar las vacunas inactivadas (leptospira) idealmente en otra sesión diferente (2-3 semanas aparte), o en su defecto y si se administra en el mismo acto, tener también la precaución de aplicarlas en un lugar distinto que las vacunas con virus vivo atenuado.

Manejo profesional

Las vacunas principales para perros son productos atenuados (virus vivos modificados) que se presentan almacenados en un liofilizado llamado «torta o pastilla». Una vez reconstituida con el diluyente, comienza el deterioro de los antígenos inmunizantes.

Aunque el antígeno de la vacuna contra el parvovirus canino conserva su viabilidad durante varias horas después de la rehidratación, el del moquillo pierde viabilidad e inmunogenicidad rápidamente. Por lo tanto, se recomienda enfáticamente que tras la reconstitución de cualquier vacuna liofilizada, el producto debe administrarse dentro de la primera hora, manteniéndolo siempre bajo refrigeración.

Superado ese tiempo, la dosis debe ser desechada.

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