La lechería local transitó en 2014 un año complejo, donde cayó nuevamente la producción y se contrajeron las exportaciones. Por su parte, este 2015 se presenta cargado de interrogantes: a la volatilidad de los mercados y la baja del precio al productor con la que se inició el año, se sumó el tremendo impacto de una emergencia climática de extensión inédita, que abarca las principales cuencas lecheras de Córdoba y Santa Fe, y que condiciona severamente el resultado del ejercicio en curso.
Habrá que esperar hasta el segundo semestre para que una probable mejora en el mercado internacional y una situación climática más normal traigan alivio a un sector que necesita recuperar su capacidad productiva en un marco de rentabilidad y reglas de juego que otorguen previsibilidad y atraigan las inversiones necesarias para crecer.
¿Qué dicen los números?
Tras haber alcanzado en 2012 el record de 11.338 millones de litros, la producción nacional de leche cayó durante los dos últimos años, estimándose para 2014 un volumen aproximado de 10.800 millones de litros. La compleja situación climática que se vivió a lo largo del año en la mayoría de las cuencas lecheras se tradujo, por momentos, en variaciones interanuales negativas de la producción, superiores al 6%, tal como sucedió en el segundo trimestre. La información disponible sobre el resultado final del ejercicio 2014 muestra una caída en la producción del 2.2%, en relación a 2013.
Las exportaciones registraron una disminución interanual superior al 13%, con caídas significativas en el rubro leche en polvo y otros lácteos, que no alcanzaron a ser compensadas con la mayor exportación de quesos, tonificada por la mayor demanda rusa a desde agosto, inicio de la sanción aplicada por este país a sus principales proveedores.
Tabla Nº 1. Exportaciones (toneladas) lácteas 2014 vs. 2013.
Rubro
Ene a Dic. 14
Ene a Dic. 13
14 vs 15
Leche en polvo*
185.558
229.828
-19,3%
Leche fluida
376
426
-11,7%
Quesos
56.45
53.414
5,7%
Resto
129.493
146.881
-11,8%
Total general
371.877
430.548
-13,6%
Fuente: CIL sobre la base de INDEC.
En definitiva, esta menor producción, sumada a la fuerte retracción de los precios internacionales registrada a partir del primer trimestre de 2014, el progresivo atraso cambiario y la recurrente aplicación de restricciones por parte de la Secretaría de Comercio, se conjugaron dando como resultado un saldo negativo (Ver Tabla Nº 1).
Cifras y sensaciones
Gráfico Nª 2
A pesar que el precio al productor tuvo un incremento importante el año pasado (Ver Gráfico Nº 1), y más allá de la muy buena relación grano – leche, buena parte de los productores terminó 2014 con una sensación negativa. La rentabilidad de las empresas se vio afectada por un sinnúmero de variables, cuya complejidad escapa a la sola explicación de los números: caída de producción derivada del exceso de agua y su consecuencia directa que es la reducción de ingresos; crítica situación de la infraestructura vial en la mayor parte de las cuencas, con las complicaciones y costos adicionales que ello implica para una actividad de tránsito intensivo como es el tambo; brutal aumento de los gastos indirectos por mantenimiento de caminos y consumo de gas oil para sacar la leche y aumento de los costos financieros, etc.
Además y por segundo año consecutivo -esta vez con mayor impacto- cientos de tambos están expuestos a una coyuntura climática extremadamente compleja, que implica una fuerte disminución de la producción y, en muchos casos, el cese de la actividad por la imposibilidad de producir y/o transitar con leche e insumos vitales para la explotación
A esto debe sumarse la situación de un sector industrial con elevada capacidad ociosa, altos costos laborales y exorbitante presión tributaria, frente a un mercado internacional con precios deprimidos y un consumo interno que está dando señales de debilitamiento aun en productos básicos (alimentos). La conclusión es que el sector carece, hoy por hoy, de resto para sobrellevar la coyuntura adversa.
Es cierto, también, que el año se presenta complicado para la mayoría de los países lecheros del mundo, con caídas en el precio de la leche al productor que se ubican, en términos interanuales, entre el 20 y el 40%, y cuya esperada recuperación no habrá de producirse antes de fin de año, en la medida en que la fuerte expansión de la oferta vaya cediendo, algunos de los principales importadores (China, Rusia) fortalezcan su demanda importadora, y el mercado encuentre un nuevo equilibrio.
Pero una cosa es enfrentar una situación difícil cuando se han percibido sin restricciones los beneficios de los momentos de bonanza -como es el caso de los productores de Oceanía, Europa, Estados Unidos o Uruguay- y otra bien distinta es transitar una crisis en un contexto como el de nuestro país, con precios divorciados de la realidad internacional en su mejor momento y en un marco de alta inflación, recesión e incertidumbre frente una política económica que no permite planificar.
Es de esperar que la compleja situación que está atravesando la lechería se supere con el menor perjuicio posible, que los actores de la cadena y los gobiernos sepan estar a la altura de las circunstancias, y que a partir del segundo semestre del año un mercado internacional en proceso de recuperación y la expectativa de cambios sustanciales en la política agropecuaria permitan encarar el futuro con la convicción de que la lechería tendrá el lugar que se merece en el concierto de las principales cadenas agroalimentarias de la Argentina.