Una prueba de la escasa relación de resistencia cruzada se expresa en la todavía alta sensibilidad de Staphylococcus intermedius a la cefalexina.
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SUSCRIBITEUna prueba de la escasa relación de resistencia cruzada se expresa en la todavía alta sensibilidad de Staphylococcus intermedius a la cefalexina.
Durante el Congreso y Exposición para la ciencia y tecnología Farmacéutica, Biotecnológica y Veterinaria realizado en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Clamevet organizó una jornada científica de interés en materia de Salud Pública.
Para el caso fueron convocados el Dr. Jorge Errecalde (titular de Farmacología en la Facultad de Ciencias Veterinarias de La Plata) y el equipo de infectólogos a cargo del Dr. Daniel Stamboulian, en cuya representación asistió la Dra. Adriana Sucari, coordinadora de Microbiología de dicho staff médico.
El objetivo que se planteó la Cámara de Laboratorios Argentinos Medicinales Veterinarios para esta conferencia fue el de cotejar la realidad de la resistencia bacteriana tanto en medicina humana, como también en veterinaria, e intentar establecer si existe relación entre ambas.
De hecho, el interrogante que sobrevoló las disertaciones fue concreto: ¿está el uso de antibióticos en la producción animal generando resistencia a los antibióticos que se aplican en las personas?
Durante su exposición, la Dra. Sucari presentó estadísticas ligadas a la resistencia bacteriana tanto en lo que se denomina «comunidad ambulatoria», como también en la «hospitalaria».
Según la experta, el 30% de los pacientes hospitalizados recibe hoy antibióticos, mientras que el 50% de ese total no debería hacerlo.
Además, explicó que entre el 30 y el 50% de los gastos de farmacia en el hospital tienen que ver con el uso de antibióticos y destacó que existe una relación causal y directa entre la utilización irracional de los mismos y la resistencia bacteriana.
Además, Sucari describió que el consumo de estos productos genera un costo directo por la adquisición de las drogas pero también otros indirectos derivados de la potencial toxicidad y promoción de la mencionada resistencia.
Más allá de esto y de exponer una serie de estadísticas recogidas por el grupo de trabajo del Dr. Stamboulian, la disertante sostuvo que en la comunidad ambulatoria existe un 87% de Staphylococcus aureus meticilino resistentes, los cuales no pueden combatirse con Beta-lactámicos, por ende resistentes a la Cefalexina.
Una prueba de la escasa relación de resistencia cruzada entre animales y seres humanos queda expresada en que la sensibilidad de Staphylococcus intermedius a Cefalexina es todavía alta.
Existe la necesidad de estudiar la influencia del uso de promotores de crecimiento en especies animales destinadas a consumo humano.
Es clave tener en cuenta que esta situación genera un mayor uso de Ciprofloxacina contra Staphylococcus aureus, la cual es hoy sumamente efectiva.
Lamentablemente no ocurre lo mismo para el caso de infecciones urinarias, por el excesivo uso: se han encontrado encontrado muchas cepas de E. coli resistentes al citado antibiótico.
El mensaje final de la Dra. Sucari enque la resistencia bacteriana en los seres humanos se debe fundamentalmente al mal uso de los antibióticos por parte de los médicos y a la automedicación.
Asimismo y en coincidencia con la visión del Dr. Daniel Stamboulian, la especialista expresó la necesidad de estudiar la influencia del uso de promotores de crecimiento en especies animales destinadas a consumo humano.
Llegado su turno, el Dr. Jorge Errecalde explico los procesos de formación de resistencia bacteriana a antibióticos en la producción animal, resaltando la falta de estadísticas formales que existe al respecto, preocupación que también se traslada al caso de los pequeños animales (perros y gatos).
Más allá de esto y tras dejar en claro que el uso de antibióticos resulta imprescindible en las producciones intensivas (aves, cerdos, tambo y feedlots), el especialista subrayó que en la actualidad los veterinarios utilizan estas drogas de forma empírica, recurriendo a rotaciones de forma instintiva.
Es clave entender que no podemos perder valiosísimas herramientas terapeutas por no monitorear debidamente la eficacia antibiótica sobre los animales.
En base a ello, enfatizó en la necesidad de obtener estadísticas concretas y reales respecto de las bacterias resistentes en medicina veterinaria.
Fue importante también la opinión de Errecalde en cuando a la necesidad de estudiar la responsabilidad del uso de antimicrobianos en animales como responsables de la resistencia bacteriana en seres humanos, teoría sobre la cual el profesional evidenció ciertas dudas.
De hecho, mencionó una serie de intentos en el marco de la Organización Mundial de la Salud para prohibir el uso de antibióticos en animales, los que se fueron descartando con el paso del tiempo.
Tal es así que se citó el caso de la prohibición de la Avoparcina como promotor de crecimiento en la avicultura de Inglaterra por la aparición de resistencia en humanos a la Vancomicina (ambos antibióticos pertenecen a la familia de los glucopéptidos). En ese punto, el disertante explicó que -coincidentemente con esa medida- la resistencia efectivamente disminuyó.
Más allá de esto y con el tiempo, se confirmó que los mismos índices de aumento y disminución de resistencia a Vancomicina en las personas se produjeron en los Estados Unidos, donde la Avoparcina nunca se había utilizado del mismo modo que en Inglaterra sobre los animales específicamente.
Culminando el encuentro que tuvo lugar en la última ETIF de octubre, se llevó adelante una mesa redonda en la cual los disertantes respondieron a una serie de preguntas por parte del auditorio.
Vale destacar la iniciativa desarrollada desde Clamevet, proponiendo una asociación por medio de la cual se fomenta la necesidad de crear un grupo de trabajo que involucre a los sectores públicos y privados, cuyo objetivo inicial sea el de consolidar estadísticas del impacto de la resistencia en medicina veterinaria, para ir generando sistemas de alerta en aquellos puntos comunes con la medicina humana. De hecho, ya desde el mes de noviembre pasado se comenzaron a llevar adelante este tipo de encuentros.
Es clave entender que no podemos perder valiosísimas herramientas terapeuticas por no monitorear debidamente la eficacia antibiótica en los animales.
Adelantarnos al problema para evitarlo será siempre más económico que tener que solucionar el problema de la resistencia bacteriana, una vez instalado.